No se lo digas a nadie

Con mucha pena, pero fallida. Arranque maravilloso de tono bucólico/romántico para encontrarnos de sopetón metidos en un thriller intenso, siempre intrigante, y a ratos apasionante. Grandes escenas llenas de tensión y nervio. Buenas interpretaciones y banda sonora más que correcta. Sin embargo llega el desenlace y todo se derrumba. Lioso, inverosímil, absurdo, por momentos sonrojante, y muy poco creíble, echando por tierra lo que hasta ese momento estaba siendo un thriller más que disfrutable. A pesar de todo se aprecia la buena labor de su director que consigue crear un ambiente inquietante logrando mantener el interés, al menos hasta el embarullado y estúpido desenlace.

Una película de una manufactura impecable. La acción es constante y el guión es bastante original y coherente. Mientras veía la película me acorde constantemente de aquella otra joya francesa de las películas de acción: Ríos de color púrpura.

Muy buena película en la línea de los grandes filmes de misterio e intriga que mantienen al espectador asombrado, cautivado conforme se desarrolla la narración.

Va de una pareja feliz que se rompe repentinamente cuando ella es asesinada brutalmente y él golpeado hasta hacerle caer en coma. Ocho años después, la policía reabre el caso y el viudo es ahora tomado como sospechoso de ese crimen del pasado.

Una película muy inquietante, dinámica a más no poder, donde el actor protagonista Francois
Cluzet, nos hace pensar en muchos momentos que es hijo de Dustin Hoffman.

Díle al máximo posible de otros que la vean.

En los tiempos modernos toda película de "suspense" es englobada en el cine abiertamente comercial y, con ello, exento de calidad o valor cinematográfico. Nada más lejos de la realidad. Y esta cinta es un magnífico ejemplo: el misterio de la trama te atrapa desde los primeros momentos del filme y no te suelta en las dos horas de duración, sin que la cinta se alargue innecesariamente. Buceando en la historia se aprecia además una hermosa historia de amor, tanto erótica como paternal y filial, llena de fidelidad y compromiso. Si además los actores, sobre todo el protagonista, son capaces de expresar admirablemente todos sus estados interiores de forma creíble y emocionante, podemos concluir que nos encontramos ante una gran película con independencia de que no se trate de cine de autor ni esté comprometida políticamente.

Que esta película es muy mala, una tomadura de pelo al intelecto de los espectadores y un bodrio infumable malo hasta decir basta. No se salva ni el apuntador si es que lo hay. Veamos. Para empezar le ponemos un argumento que no acaba de desvelarse nunca, ni siquiera hasta el final del film, cuando uno ya está cabeceando. Díselo a todo el mundo para que se entere de que los que vemos películas queremos ver cosas buenas y no estas incalificables mezquindades.