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Mad Men (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2007-2015). 7 temporadas. 92 episodios. Aclamada serie dramática que narra los comienzos de una de las más prestigiosas agencias de publicidad de los años sesenta, y centrada en uno de los más misteriosos ejecutivos de la firma, Donald Draper, un hombre con un gran talento. "Mad Men" es la mirada a los hombres que dieron forma a las esperanzas y sueños diarios de los americanos de la época. En 1960 la publicidad era ... [+]
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Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran serie. En mi opinión de lo mejor que he visto, por lo menos hasta la tercera temporada que es lo que he visto.
Tenía muy pocas expectativas porque el tema no me llamaba demasiado la atención, pero me decidí a verla, y desde luego, un acierto.
He leído que abusa de machismo y del uso del tabaco. Es verdad hay bastante machismo en la serie, pero...¿no lo había en la época? ¿no se abusaba del tabaco? creo que no se puede criticar un intento de contextualización.
Los personajes parecen bastante definidos, y todos tienen "taras" bastante grandes, nadie se salva, desde el carísmatico Donald Draper, el al principio repelente Campbell o el esfuerzo de Peggy Olson.
No sé si en algún momento la serie se perderá, dejando en el tintero las historias creíbles que hacen de esta, una gran serie. Pero por ahora es, de lo mejor que se puede ser. Se habla bastante de sexo, pero sin caer en lo vulgar, no recurre ni como gancho ni como crítica a escenas de mal gusto, es una serie con clase, y de las buenas.
Una serie que para mi, ya es de las series clásicas, y sobre todo, muy rica en detalles de los que si estas atento, disfrutarás el doble.
Totalmente recomendable, casi diría obligada.
Fzoul
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11 de junio de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando comenzó a emitirse Mad Men en el año 2007, yo estudiaba diseño publicitario, y esto junto a que el creador de la serie es Matthew Weiner, escritor de las últimas temporadas de Los Soprano (una de mis series fetiche), me animaron a verla.

Ese oscuro mundo de la publicidad, en la sociedad americana de los años 60, nos presenta a uno de los personajes más atrayentes de la televisión, un no menos oscuro Don Draper, interpretado por John Hamm, quien probablemente será recordado siempre por este papel. Este elegante, arrogante y algo cínico protagonista que al igual que el mundo en el que se mueve hace de la apariencia el vehículo perfecto para vender (y venderse). Todo ello entre whisky, ginebra y cigarrillos, muchos cigarrillos, en la agencia de publicidad donde da rienda suelta a su creatividad.

El ego bajo la mirada de un hombre triunfador que, como todo buen sueño americano, se ve envuelto en un papel dorado que cubre la realidad, esa que está tan viciada y sucia que tantas veces nos negamos a ver. Una serie llena de matices, detalles con los que se construye una historia que gira en torno a la figura del misterioso Don Draper y, sin embargo, todos serán, o querrán ser ese centro.
Como aquella sociedad machista de los ’60, es un mundo hecho para hombres, también en apariencia, donde la mujer florero y el retrato de la familia con perrito están a la orden del día. Pero tras un “gran” hombre siempre hay una gran mujer, o varias. El ego del (super)hombre les deja ciegos ante la aparente debilidad del sexo opuesto. Así la serie se convierte a su vez en una auténtica batalla de sexos en un mundo codicioso donde lo único que importa es ser el primero, donde el cordero más inofensivo se convierte en lobo, muy a su pesar, como Peggy Olson (Elisabeth Moss, vista en Inocencia interrumpida (1999)), uno de los personajes mejor construidos para televisión.

Una serie donde todos los personajes están cuidados al milímetro, con un reparto de actores desconocidos para la gran pantalla y que parecen haber nacido para aparecer en la serie. Desde la clásica mujer florero, Betty (January Jones, Los tres entierros de Melquíades Estrada (2005)). La astuta belleza que sabe y demuestra que puede entrar en un mundo de hombres, Joan Holloway (Christina Hendricks, Drive (2011)). El hombre que sólo ve dinero, mujeres y ginebra, Roger Sterling (John Slattery). La ambiciosa y algo trepa Megan (Jessica Paré). Y un larguísimo etcétera de personajes, donde hasta el más secundario tiene algo especial.

Una serie compleja, que no engaña ni decae en ninguna de sus siete temporadas. Mad Men no está hecha para engancharnos fácilmente y, sin embargo, tras su genial cabecera con la instrumental A Beautiful Mine de RJD2, es casi imposible no quedarse prendado, encender un cigarrillo y pedir un Old Fashioned.
Gabi Oldman
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3 de julio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie Mad Men se despidió hace un par de semanas. Durante ese tiempo he podido ver los últimos capítulos de la última temporada, a duras penas, con la salud medio embargada y todavía renqueante. No obstante, tenía que hablar de este acontecimiento; lo necesitaba. Mad Men es una parte de mi vida catódica, posiblemente, en ese interludio, de nuestras vidas. La entrada en ese segundo acto, cuando el camino de este amanuense va menguando. Bien, llegados a este punto, a lo mejor, todo lo que se haya escrito, en torno a Mad Men puede que sea breve o una erupción de textos panegíricos. Evidentemente, no es papel mojado ni en balde. El producto es algo más que una serie sobre una agencia de publicidad y su protagonista principal, Don Draper, el cual, ya una vez rematado su itinerario entra en la fase del mito. Ya no quedan más capítulos. Sí se ha terminado, de verdad. Es tan cierto como que esta serie de TV; es una obra de arte. Igual de hermosa que la vista de una astronauta, desde su nave espacial. Lo dicho y redundo; Mad Men es pura maestría. Un producto especial, como las citadas obras de arte. Esas que están todos los días, en lugares, repletos de armonía, sosiego y los fines de semana colmados de ciudadanos en busca del éxtasis admirativo. Afortunadamente, la democratización de la webesfera permite en pocos minutos ponerse en contacto con el primer capítulo, de la primera temporada emitido en 2007. Increíble, pero tan cierto como que nos quedan 20 días para que sea verano. A un golpe de teclado podemos observar esta lección de escritura audiovisual, de igual modo que podemos contemplar un Goya del Prado online. Mattew Weiner fue a una muy buena escuela y trabajó con un tipo visionario, en eso, que se nos ha antojado, como: la nueva ficción Made in USA. Nada menos, que estuvo escribiendo guiones del homoantecesor Draper/Whitman: Mad Soprano… Y es así, como muy bien le explicó su maestro Chase: “si vas a escribir el guion de tu vida, al igual que la novela con la que tanto soñaste. Nunca, nunca te arrepientas del final que tengas en mente. Tan sólo, hazlo”.

A partir de ese instante, todo lo que ha ocurrido durante estos casi ocho últimos años en Mad Men es pura imaginería y exaltación del talento por el buen gusto. Weiner declaró no hace mucho en una entrevista lo siguiente: “Es mi serie de televisión favorita. Es adictiva. Creo que es especial por dos cosas: tiene un estilo muy riguroso y está muy bien escrita. Los personajes son más que reales, son personajes con defectos”. En pocas palabras, yo, lo interpreto como la definición de una historia con gente que tiene alma y corazón por contar un viaje homérico, en torno al mundo de la publicidad. La virtud de Mad Men, es que todo lo que te cuenta en una gran mentira que admiras y sabes que es verdad. Donde su protagonista, es un tipo que se ha inventado, a sí mismo y nunca termina de encontrarse en ningún lugar pero está en todos nosotros. El juego de antítesis lo borda con el oficio de su pluma el ingenioso Weiner. Congregando en Madison Avenue (a esos hombres locos e intrépidos). El escenario principal donde pivotan acontecimientos que han configurado la historia del siglo XX en tres décadas: finales de los 50, los locos 60 y apenas medio cuarto de los 70. Ingredientes de primera calidad que convulsionaron a la sociedad y ésta acabo acariciando (estableciendo una relación kármica producto/individuo). La revolución sexual de la píldora femenina, el psicoanálisis de las masas de Manhattan, la Generación Beat, la llegada de los Rolling Stones y The Beatles a EE.UU. El magnicidio de JFK, el asesinato del Dr. Martin Luther King, Vietnam o el hombre en la luna y un largo etcétera.
Un protagonista que se mueve como un funambulista, desde el viaje inicial de las cortinillas, en caída libre, desde el despacho de la agencia, mientras los iconos publicitarios que ha creado observan saludables su vuelo.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jon Alonso
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2 de agosto de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, Mad Women. Porque las mujeres son los personajes más fuertes de la serie. Peggy, Joan, Betty, Sally... se comen con patatas a todos los hombres de la serie. Sus fuertes personalidades, sus caracteres, sus decisiones, la forma de ver la vida de cada una. Sin ellas, Mad Men no sería la joya de serie qué es.
La serie gira en torno a Don Draper, su viaje personal y profesional. Pero, al final, los viajes de los demás son igual o más interesantes que el suyo propio.
Peggy Olson es el verdadero personaje de Mad Men. Es única. Su evolución, tanto física como laboral; esa singular y magnética relación con Don; sus miedos; sus fracasos; sus logros; sus relaciones personales y familiares. Es un alma torturada y rota, pero que consigue levantarse y seguir adelante una y otra vez. Su anhelo de triunfar siempre está ahí y no deja que nadie le rompa ese sueño. Simplemente maravillosa.
Peggy se ha convertido en uno de mis personajes favoritos en la historia de la televisión. No puede estar mejor escrito y, sobre todo, mejor interpretado. Elisabeth Moss está inmensa. Consigue que Peggy sea emocional, divertida, sensible, dura, ingenua, adorable, infeliz, hermética. Todo en un personaje.
El final a esta gran serie me parece el perfecto. Cierra todas las historias y el último plano es genial. Te hace esbozar una sonrisa con él. Por fin. Después de 7 temporadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tania Penas
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13 de abril de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mad Men, de las mejores series que he visto. La evolución de los personajes a través de la historia, el placer de recordar la publicidad de la época, la vida de los personajes al límite, una tristeza evocadora del protagonista.
Echarse un cigarrazo y una buena copa mientras se ve la serie para no pasar mal rato.
Unos personajes bordados y que enamoran.
cris
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