Gran Torino

Gran Torino cuenta mucho mas de lo que parece, habla de la vida y la muerte la fe la esperanza. Como casi siempre sobresaliente actuación del grande tito Clint, cabe comentar algunos fallos de doblajes bastante malos casi chistosos diría yo, pero en definitiva creo que fuera sido una gran despedida del grande Eastwood que pronto lo volveremos a ver actuando.

Cómo ha cambiado este hombre desde sus tiempos de Harry el Sucio. Con lo mal que me caía en esos papeles de matón del tres al cuarto hasta que todo cambió con Sin perdón. Aquí tenemos otra gran película que sumar a las que lleva como director en esta última década. Al nivel de El intercambio o Invictus y por debajo de Mystic River y Million Dollar Baby.

Magistral filme del prolífico Clint Eastwood, toda una fábula urbana y una lección de cine como pocas de la mano de un director como pocos.

Eastwood nos cuenta la historia de un jubilado veterano de la guerra de Corea, Walt Kowalski (Clint Eastwood). Es un antipático abuelo gruñón, bebedor, de ideas tradicionales, receloso de cualquier inmigrante y poco amante de las relaciones humanas, incluidas las que tiene con sus hijos. Después de enterrar a su mujer, vive solo en su casa y se distrae viendo a la gente pasar y despotricando sentado en su porche mientras se hincha a beber cerveza. Cuando unos vecinos asiáticos se instalan en la casa de al lado, no imaginará lo mucho que influirán en su vida a raíz de un incidente con su Gran Torino del 72.

La interpretación del propio Eastwood es la gran baza de un filme en el que no falta ese humor tan característico de él, para suavizar un relato crudo sobre la vida, donde los pandilleros no son el único problema. La soledad de Kowalski es el fruto de lo que ha sembrado con ese carácter tan especial que lo hace tan intratable y antisocial, aunque él no tiene toda la culpa. Es un buen hombre, incluso mejor que muchos que parecen serlo, pero está atrapado por un pasado que lo ha moldeado y lo ha indispuesto para los cambios en los modos de vida y en las mentalidades. Los prejuicios de Kowalski son su principal enemigo ante la realidad, muy distinta a lo vivido en la guerra de Corea, y sólo sacando brillo a su Gran Torino parece estar verdaderamente feliz.

La narración es precisa, desarrollando la historia a base de trazos y viéndose una clara evolución del personaje, el cual parece vivir una transformación paulatina de su forma de ver las cosas y de su tolerancia, pero sin dejar en ningún momento el lenguaje rudo que lo caracteriza y los malos modales. El espectador cambia también su opinión inicial sobre el personaje, demostrando así que los prejuicios son casi siempre malos compañeros de la verdad.

El filme tiene un formato excelente, con una buena banda sonora que recuerda otras canciones de Eastwood en las que se evocan los sentimientos y la sensación de pérdida. Las actuaciones también son de gran calidad, destacando la de Eastwood y demostrando su experiencia como actor consagrado.

Imprescindible.

Al principio, el personaje de Eastwood puede reflejar un tipo duro, sin escrúpulos ni sentimientos hacia nada ni nada. Y eso piensas, hasta que poco a poco la cinta se va desarrollando. Un filme muy humano, más humanidad y menos violencia, eso es lo que falta.

¿Qué haría Harry Callahan tras la jubilación?, ¿cómo sería la vida de Frankie Dunn tras tomarse aquella porción de tarta de limón (la mejor tarta de limón del mundo) en aquel bar de carretera?... e incluso iría más allá, ¿cómo serían el retiro de aquel hombre sin nombre o de Bill Nunny en la actualidad?. La respuesta está en Gran Torino; aquellas personas sin duda serían (son) Walter Kowalski.

Y es que la última película de Clint Eastwood es, sobre todo, un compendio de todos y cada uno de aquellos personajes que ha interpretado a lo largo de su extensa carrera. De hecho, "Gran Torino" es su despedida del cine como actor para centrase a partir de ahora sólo en labores de director. Y se despide a lo grande. No hace falta ser muy nulo para ver en Walter Kowalski a Harry el Sucio, o a aquel entrenador de boxeo, o a aquellos bandidos de Segio Leone. Pero en gestos, en guiños, en acciones que sólo Clint Eastwood hace como nadie.

Así, Clint Eastwood nos cuenta la historia de un viejo hombre veterano de la guerra de Corea que ve como su barrio ha dejado de ser lo que era para convertirse en un barrio de inmigrantes asiáticos. Así, entabla amistad con un joven de 17 años que le ha querido robar su Gran Torino del 72 (curiosamente el año que empezó a dirigir) y al que le enseña a ir por el camino correcto.

Película intimista de Eastwood, con los temas ya recurente (Primavera en Otono, Million Dolar Baby, Sin perdón) de la amistad entre dos personas separadas por la edad, y de la familia como una carga.

Lo mejor: Clint Eastwood. Cada vez que emite un gruñido, te dice más del personajes que diez minutos de diálogos. La escena final. Gran guiño a su querido western. Y la canción final, (más que cantada) susurrada por el propio Eastwood

Lo peor: Quizá el casting. No veo muy logrados a cada uno de los personajes secundarios.

En resumen, una muy buena película más que por la historia en sí, por lo que representa y nos está contando entre lineas. Se va un gran actor pero se queda un genial director...