La pianista

No me ha parecido tan dura e impactante como comentan en otras críticas, pero creo que es simplemente porque un año antes ya me había leído el libro de Elfriede Jelinek. Leerlo es como darte mazazos en la cabeza, por eso, tanto el libro como la película, sólo gustará a los que entiendan que a veces el dolor es necesario para sentirse vivo.

Película bastante interesante y entretenida, que a ratos te deja perplejo y llega a asustarte realmente. Y es que muestra dos caras bien contrastadas de un ser humano. Por un lado la sublimidad, inteligencia y disciplina que supone ser un músico reconocido y exigente consigo mismo y con sus alumnos, y por otro la vertiente pasional y visceral de un ser cuyos impulsos sexuales se han desviado hacia tendencias controvertidas, cayendo en una degeneración enfermiza que dota a la película de situaciones moralmente comprometidas.

Cine directo y sin tapujos, que nos invita a contemplar lo que muchas veces no queremos ver de nosotros mismos: nuestro lado mas oscuro. Pero ahí está la música como contrapunto y via de escape a esa oscuridad. Precioso contraste, y muy humano.

"La pianista" es una de esas películas que te dejan tocado, pero para bien. No es que sea muy muy dura, pero Haneke nos muestra una crudeza y una perversión en las imágenes y en la historia que nos cuenta, dignas del buen cine. Si a esto le sumamos una realización y un montaje atípicos, que no malos, nos deja una de las mejores películas de esta década dentro del cine europeo.

La historia es impactante a la vez que muy real. Es una historia de una mujer con una doble cara. Una doble vida podríamos decir. Por un lado su vida diurna como profesora de piano con gran reputación y muy exigente con sus alumnos y por el otro su vida nocturna por los caminos de la lujuria y lejos de las garras de su protectora madre. El problema para nuestra protagonista llegará cuando se enamore de uno de sus alumnos. Es en ese momento en el que empezamos a ver la vulnerabilidad del personaje, ese mismo personaje que se nos había presentado como un personaje fuerte, estricto, rutinario. Es en ese momento en el que descubrimos la verdadera enfermedad en la mente de la protagonista. Me parece brillante el plano-secuencia en el que sale del ensayo visiblemente enfadada y sin mediar palabra durante unos 3 o 4 minutos pasea de un lado a otro pensando. Sin decir nada, al final de la secuencia te das cuenta de que sólo con imágenes te ha mostrado mucho más, y de un modo más intenso, lo que se le pasaba por la cabeza.

Técnicamente destacaría el buen uso que hace Haneke de los planos largos (en duración). En muchos casos utiliza el plano-secuencia, y lo hace de forma brillante. Pese a correr el riesgo de aburrir al espectador por falta de ritmo (más de un director lo ha conseguido conmigo), Haneke no comete ese fallo, y además, esa economía de planos, creo que le da un plus a la película. También destacaría el montaje, muy al estilo Godard, en el sentido de la gran fragmentación que hace tanto de las imágenes como de la música. Un buen ejemplo serían los títulos de crédito del inicio. Tras una larga secuencia inicial, nos los introduce, en un silencio sepulcral, entre medias de planos cenitales de las manos de los alumnos en la clase tocando a Bach, a Chopin o a Schubert.

En definitiva, me parece una película muy buena y recomendable para todo amante del cine europeo, principalmente. Si te gustan las pelis de acción escoge otra cosa.

A lo largo del filme, Haneke constantemente se tambalea en un crescendo de perversiones impredecible e inquietante, bordeando los límites de lo creíble, en ocasiones rozando el ridículo y siempre haciendo cine. Como es habitual, juega con el espectador, lo invita a entrar en su mundo y, una vez dentro, lo atrapa, fija su cabeza a la pantalla y abre sus párpados, acelera su pulso, levanta sus vellos, revuelve su estómago...

Haneke llena la pantalla de un aire viciado y enfermo, asfixiándonos, metiéndonos en la piel de esa profesora de piano amargada y solitaria, falta de afecto y completamente perdida.

La pianista es una película triste y cruel, cuyo único fin es llegar al espectador, haciéndole creer que lo que ha visto es real, haciéndole sentir culpable por formar parte de ese enfermizo universo.

Michael Haneke es un director alemán afincado en Austria, poco conocido por el gran público. Realiza un cine muy personal que se basa fundamentalmente en dos ideas: la violencia y el sentido de culpa. En 'La pianista' se desarrollan las dos con la misma facilidad como se crea una enfermiza atmósfera, en la que el espectador se siente incómodo. La película adapta la novela de Elfriede Jelinek y donde el director disecciona la trastornada mente de una refinada profesora de piano que compensa una profunda frustración sexual con su sensibilidad artística.

La protagonista es una mujer que no se siente parte de un mundo que la desprecia, por sus diferencias y sus problemas. Su incapacidad de sentir y provocar sentimientos la lleva a entregarse a un singular modo de vivir el sexo que incluye todo tipo de autoflagelaciones y parafilias sexuales. Ella tiene un gran poder de influeciación sobre los demás, pero la llegada de Walter Klemmer, un alumno aventajado que intenta seducirla provocará un cisma en el perfil de Erika, provocada por la forma convencional de sentir de Klemmer y su forma de entender las relaciones, de tintes claramente sadomasoquistas.

'La pianista' es un film desagradable de ver y complejo de entender, atractivo, duro, exigente e inquietante, con un soberbio trabajo interpretativo de su pareja protagonista. Una controvertida adaptación que nos muestra una morbosa faceta de la naturaleza humana y la otra cara de la moneda.