Up in the Air

Un auténtico fiasco. Previsible, floja y sin gracia. Se apoya en testimonio de gente que se ha quedado sin empleo resaltando una contemporaneidad forzada y pegajosa. George Clooney parece estar pidiendo toda la película un Expresso Nescafé mientras luce trajes de Armani en un anuncio del Corte Inglés. Los secundarios, de pena, a excepción de Jason Bateman, que vuelve a hacer de Jason Bateman... será que me cae bien.

“Up in the air” no es una película agradable de ver. Durante la proyección predomina una contradicción de sensaciones entre la parte consciente del cerebro, que percibe una aburrida y lenta sucesión de situaciones que no parecen conducir a ninguna parte, con la parte subconsciente que sin pretenderlo está procesando toda clase de señales que llegan de la pantalla sin ser advertidas. Cuando llegan los créditos finales, queda en la cabeza una curiosa mezcla de aburrimiento, tristeza, melancolía y desconcierto por lo que se ha visto… a la vez que fatiga por lo mucho que ha trabajado silenciosamente el cerebro entre bastidores y señales de alarma de que una cosa es lo que mostraban las imágenes y otra lo que el cerebro ha interpretado.

Cuando finalmente conseguí poner en orden todos los pensamientos, me di cuenta de que “Up in the air” no es una película triste, ni centrada en la soledad como una enfermedad de los adictos al trabajo, ni un alegato anticapitalista… sino que es todo eso, para el que quiera verlo así y está en su derecho. Pero hay que ir más allá y respetar al que no quiere tener familia, amor, casa ni amigos. Se puede ser igual de feliz no pasando más de 24 horas en cada sitio, durmiendo cada día en un hotel distinto o teniendo un trabajo mal visto, y es mejor no engañarse. Cada uno vale para lo que vale, elige lo que quiere y apechuga con las consecuencias, así que más le vale tenerlo claro. No se puede ver la luz después de 20 años y cambiar de forma de ser en 2 días. Cada uno es lo que es y el personaje de Clooney en la película ha nacido para llevar esa vida. Cualquier otro final, uno feliz según los parámetros de la sociedad actual, habría sido un final triste para él. Para él y para ellos.

Sin estridencias, tiros, polémicas o explosiones, tan sólo con la fama de Clooney, "Up in the air" tiene todas las papeletas para pasar desapercibida en nuestro país, pero es una muy buena película, con una gran selección de protagonistas. Seria y sobria, pero cargada de sentimientos. De toda clase de sentimientos y reflexiones, muchos de ellos imprevisibles. No gusta al principio pero se valora con el tiempo. El que la escribió sabía de lo que hablaba.

Hasta la mitad es una película inquietante que exhibe con buen arte cinematográfico el devenir de un cínico tan siniestro como simpático junto a una seductora de postín, pero cuando personajes y situaciones tienen que crecer, desarrollarse, ir a alguna parte se opta por una comedia romántica vulgar, sumamente aburrida. Donde la mala uva y el siniestro imperio de la globalización capitalista hace su agosto, se yergue un personaje imposible de defender en un contexto francamente ridículo.

De los actores se salva Vera Farmiga, sensacional estilo de seducción. Clooney está muy bien hasta que la película empieza a venirse abajo, terminan por hartar sus recursos de comediantes con aire de Cary Grant, pero sin un buen guión que lo sostenga.

El personaje y la interpretación de Anna Kendrick conforman un prototipo de chica gris capaz de convertirse en un monstruo de eficacia empresarial, algo difícil de mantener durante tanto metraje y tan desagradable propuesta.

Tras trabajar con el competentísimo Aaron Eckhart en la más corrosiva "Gracias por fumar", y con ese descubrimiento llamado Ellen Page en la muy simpática "Juno", Jason Reitman se alía ahora con el siempre actor de moda George Clooney para surcar los cielos en la notable "Up in the Air", una historia sobre un hombre en constante rumbo que ve cómo de la noche a la mañana toda su filosofía de vida es puesta en peligro por culpa de los nuevos tiempos.

Es esta una película ciertamente interesante, atractiva, bien dirigida y actuada y cuyo visionado se disfruta con mucha facilidad. No es difícil empatizar con este Ryan Bingham y llegar a comprender su mundo, a pesar de que su profesión no sea precisamente agradable: es quien se encarga de despedir a trabajadores de otras empresas, de anunciarles con una terriblemente estudiada charla que ya no se les necesita más, que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios. Da miedo ver cómo el personaje que interpreta Clooney desempeña una labor con la que se siente como pez en el agua, si bien son, en este caso, los cielos los que mantienen con vida a este sujeto.

Como él mismo nos cuenta al comienzo de la película, lo que para la mayoría de los mortales resulta un engorro al viajar (véase facturar maletas, pasar controles de seguridad, esperar horas a que se anuncie el embarque en el vuelo...) es lo que le da sentido a su vida. Es por ello que cuando todo su mundo se ve puesto en peligro por la llegada de una joven que pretende revolucionar la política de despidos, se embarcará junto a ella en una travesía con la intención de que entienda lo qué él hace antes de querer cambiarlo.

Un amigo al que no le ha gustado me comenta que a la película le falta crítica y "mala leche", no ser tan complaciente consigo misma. Tiene razón, y si bien hay cosas que me sobran, me quedo con la genial conversación entre la bella Vera Farmiga y Clooney intercambiando tarjetas, con la relación que el personaje establece con las dos mujeres que repentinamente entran en su vida, con cómo se resiste a que le cambien todo sobre lo que se ha construido un estilo de vida, y sobre todo...

Fotografía perfecta, planos muy cuidados, créditos e infografía de la película muy interesantes, personajes bien diseñados, pero es, otro más y sin aportar nada especialmente nuevo, un producto americano (en origen y connotación) salido de su industria cultural más conservadora, preparado para demostrar al resto del mundo cuál es el único modo de vida real y realista que existe entre otros que presenta la película. No es que sea un estilo de vida innovador el que se muestra, de hecho todo lo contrario, algo que cabe esperar cuando uno se da cuenta de quién produce el film: Paramount Pictures, una productora que pertenece a uno de los conglomerados comunicativos más potentes de nuestros tiempos, Viacom, encargado de controlar, junto a unos pocos más (Disney, News Corp., Warner, NBC y Bertelsmann en Europa entre otros) toda la comunicación mundial en todos sus ámbitos (prensa, televisión, radio, cine y quien sabe si Internet).

No obstante, es una película que puede resultar entretenida, incluso divertida los 30 primeros minutos, de hecho lo fue tímidamente, pero ojo! no vayáis a salir del cine con ansia de contraer matrimonio y tener hijos!