La vida de nadie

Hace unos años vi esta película. Y la volví a ver hace unos días. Me gustó mucho entonces y me sigue gustando ahora. Creo que es una historia interesante, muy bien contada y extraordinariamente interpretada por José Coronado y Adriana Ozores. Supuse que tendría algún Goya así que investigué si había recibido alguno. Curiosamente no tenía ninguno. Las películas con las que competía (entre otras) eran "Los lunes al sol" y "Hable con ella". He ahí la razón, me dije.
Hubiera sido un auténtico sacrilegio arrebatarle los premios a esas "obras magistrales". "La vida de nadie" me resulta muchísimo más interesante que las otras dos. Mucho más ahora, casi 20 años después en que las películas de Almodóvar me resultan ridículas y las de León de Aranoa un engaño.

Emilio lleva la vida perfecta, tiene un empleo de ensueño en el Banco de España, su mujer le adora, su hijo le idolatra, su padre está orgulloso de él, es la envidia de sus amigos y se gana fácilmente el respeto de todo el que le conoce. Pero todo cambiará el día que Roxana, una joven estudiante, entra en su vida y saca a relucir muchos secretos que este esconde.

Buena película basada en un hecho real sucedido años antes en Francia y dirigida por Eduard Cortés que consigue su mejor trabajo. No es que se trate de un film imprescindible, pero si que te mantiene en vilo desde sus primeros compases y que cuenta con una historia original, fresca y dinámica.

Su mayor logro es la sombría y fúnebre imagen que refleja de un organismo como el Banco de España.
Es digno de mención la complicidad que se crea entre el espectador y Emilio, un hombre que no destaca por su honorabilidad, pero al que juzgas de un modo benévolo y con el que empalizas y acompañas en sus agobios, su nerviosismo y sus mentiras.

Pero lo que da el salto de calidad a esta cinta son sus poderosas interpretaciones; comenzando por José Coronado que es el dueño de la película y que compone un papel creíble y lleno de naturalidad y desenvoltura. A su lado está un dueto femenino de auténtico lujo, por un lado la magnífica Adriana Ozores que lo borda y por otro la guapísima y tierna Marta Etura. Ambas realizan grandes actuaciones. Como secundarios están el eterno Roberto Álvarez y Adrián Portugal.

Nada más empezar ya sabemos que, como poco, es estafador; hay gestos que lo plantean. Lo que no nos esperamos es todo lo demás. Cuesta mantener una mentira, sobre todo si se estira en el tiempo veinte años. El estrés que va acumulando Emilio conforme va perdiendo sus coartadas lo refleja José Coronado de una manera que lo sentimos como propio; y eso que durante la primera parte de la película no se pueden evitar más de una sonrisa de complicidad al ver sus tejemanejes. Pero en los últimos 10 minutos la tensión aumenta con la probabilidad, cada vez más cierta, de un desenlace aterrador.

Me ocurre lo mismo que con la novela en que está basada, leída durante los primeros días del lejano 2013: disfruto tanto con la trama, tanto vivo esa mentira, que, por lo mismo que no me habría importado entonces abordar un libro de mil páginas, hoy me habría apetecido una peli de tres horas.
Imagino que en la vida de todos hay dos o tres candidatos a ser el protagonista de LA VIDA DE NADIE. Alguien que se ha construido un curriculum que defiende durante años, alimentándolo poco a poco, puliéndolo y dándole forma para que, al cabo, se convierta en un espejo perfecto de lo que se hubiera debido hacer: el amante que es agente secreto, el compañero colaborador de la NASA, la prima que cantó en un musical de Broodway. Gracias a los santos del cielo, que nos envían puntuales claridad de juicio, ni con el compañero ni con el amante ni con la prima suele acabar la sangre llegando al río.
Es José Coronado, a mi juicio, lo mejor de LA VIDA DE NADIE. Es tan grande su interpretación que obliga a olvidar, incluso, la mediocridad de suegros, cuñados y amigos. Y también a Adriana Ozores, otrora magnífica. Miembro de una saga colosal y cuyo proceder, de un tiempo a esta parte, se pasa un punto de frenada. No sé si en ocasiones ve muertos, pero la naturalidad que irradiaba en el siglo pasado ha devenido en un modo de conducirse que deja en el suelo una especie de chirrido metálico.

Junto a un "El adversario" (2002) y la extraordinaria "El empleo del tiempo"(2001), basada en hechos reales ocurridos en Francia, esta película trata el tema de las mentiras incluso a un entorno más cercano, el problema es que tiene un estilo ramplón, no aporta nada nuevo.

El casting no ha sido muy logrado la interpretación de José Coronado es muy buena, pero el papel de Adriana Ozores que parece un trozo de pan no congenia con el de una esposa a la que sea necesario mentir sobre tu status profesional, y aunque el planteamiento está muy bien y se mantiene a buen ritmo con el paso del tiempo, el final bien planteado queda bastante exagerado y menos verosímil de lo que parece.

Solo un excelente guion con buenos momentos muy sinceros, y un par de buenas actuaciones (buenas, no excepcionales), consigue una aceptable película, pero no una historia extraordinaria. Curiosamente, muchos de los defectos de esta película no están en "El empleo del tiempo" porque le falta la ambientación sombría y algo de intriga que necesita la película para remarcar la angustia del protagonista que lleva una doble vida.

De todos modos, es una película que consigue hacer recapacitar sobre el trabajo, las apariencias y las mentiras.