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Todos los caminos de Dios

Drama Cuenta la historia de los últimos tres días en la vida de un Judas contemporáneo, un hombre que huye de su propia culpa después de traicionar a su mejor amigo. Ahogado por su culpabilidad, entra en el bosque donde se reunirá con un joven misterioso que lo acompañará en su arrepentimiento, lo cual le ayudará a lidiar con sus sentimientos, con la comprensión de su culpa y cómo finalmente confrontarlo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
4 de marzo de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mito de Judas Iscariote es uno de los que más impacto ha tenido en la cultura cristiana. No es extraño ver cómo en pueblos del interior se procede a quemar una efigie representativa del sujeto durante el Domingo de Resurrección, un hecho que en ciertos casos incluso trasciende a los propios personajes bíblicos para transformarse simbólicamente en el desprecio a ciertas personas cuyas acciones han herido a toda la comunidad. ¿Quién no se ha referido alguna vez a alguien como “un Judas”? La traición de amigos o personas queridas siempre es dolorosa para el ser humano, de ahí que el nombre de este apóstol haya estado presente hasta nuestros días como un adjetivo de uso más o menos corriente.

Todos los caminos de Dios (Tots els camins de Déu) es una película dirigida y escrita por Gemma Ferraté que propone una revisión moderna de este mito. Rodada en catalán y financiada por crowdfunding en un presupuesto que no llegó a los 33.000 euros, la cinta narra los tres últimos días en la vida de un individuo que acaba de traicionar a su mejor amigo y que se adentra en un bosque para encontrarse a sí mismo y tratar de expiar su culpa. Allí, el protagonista se encuentra con un joven que le persigue sin saber muy bien la razón, aunque al entrar en contacto con él pronto adivinará que puede ser una señal a través de la que lograr el perdón.

Ferraté propone para contar todo esto una película en formato 4/3, cuya intención parece clara: que la imagen se oprima tanto como oprimido está el alma de Judas tras cometer una traición horrible. Al retratar el bosque con esta panorámica, se logra transmitir bastante bien el agobio ético que atraviesa el protagonista. En ocasiones, el uso de cámara en mano para rodar algunas escenas refuerza esta confusión en torno al mundo interior de Judas. La cinta está íntegramente rodada en este entorno natural donde lo único realmente artificioso es la banda sonora que trata de ambientar ciertos pasajes, circunstancia que estorba más que ayuda.

Marc García Coté es el actor que encarna a este Judas. Prácticamente toda su actuación se centra en la configuración de su rostro mediante los gestos y movimientos que realiza, ya que las líneas de diálogo son muy escasas en el film. Y lo cierto es que compone una imagen bastante veraz de lo que podría ser un hombre atormentado al darse cuenta del pecado que ha cometido. García Coté está acompañado en la interpretación por un correcto Oriol Pla y el más conocido Jan Cornet como el amigo traicionado; es decir, Dios.

El desarrollo de Todos los caminos de Dios cumple con los tramos que cabría esperar en lo referente a una historia de este tipo, lo cual deja un poso quizá más amargo del que uno podía esperar al encarar la película. Pese a que el carácter de Judas queda descompuesto de manera razonable, los medios utilizados para progresar en la trama están esquematizados en exceso. Uno de los éxitos, eso sí, se da al establecer una cierta ambigüedad en el relato. No es ninguna locura ver segundas lecturas además de la evidente en torno a la culpa; por ejemplo, existe un cierto tono homosexual descrito en torno a las miradas que cruzan los protagonistas amén del baño que ambos toman en su desnudez.

Hay quien podrá decir que Gemma Ferraté le pide bastante al espectador para sumergirse en su atmósfera, pero en realidad bastan un par de minutos para habituarse a ella, puesto que la cineasta sabe encajar bastante bien las piezas de la que dispone. Es probable que su mayor problema, entonces, gire en torno a la irregularidad de una propuesta que en su duración tampoco tiene una aliada: menos de 70 minutos para contar la quiebra interior de un hombre y su búsqueda del perdón. Posiblemente el humilde presupuesto haya tenido que ver en esa circunstancia, por lo que resulta difícil negar a Todos los caminos de Dios su más que meritorio resultado final.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Kasanovic
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11 de mayo de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actualización/revisitación de la historia de Judas y su traición a Jesús por unas monedas. Por tanto, habla de la traición a la amistad y de la culpa, y lo hace con el único escenario de un bosque y la naturaleza y dos actores. Quiere ser un viaje físico y emocional y su premisa era válida, pero el resultado es, pese a su corta duración, aburrido, inane y falto de jugo subterráneo. No es válido ni suficiente lo que transmite.
kafka
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25 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atraído por su título y su argumento ayer vi esta película española un tanto peculiar. En primer lugar lo es por su duración (63 minutos) lo que la sitúa únicamente tres minutos por encima del mediometraje y la convierte en un largometraje "corto", si se me permite la expresión. En segundo momento pude comprobar para mi sorpresa que está rodada y editada únicamente en catalán, con subtítulos en español e inglés. Aunque pueda parecer engorroso, posteriormente comprobé que esta cuestión es casi irrelevante, ya que los diálogos son escasos y parcos, por lo que aún sin traducción creo que se entendería al completo. Por último, ha sido realizada a través de crowfunding, por lo que su presupuesto s discreto pero suficiente para lo que se pretende.
La película está dirigida por la poco conocida Gemma Ferraté y protagonizada por dos actores de reparto, Marc García Coté y Oriol Plá, contando como gancho comercial con una intervención de 10 segundos de Jan Cornet. Está rodada casi íntegramente en el interior de un bosque, con los ruidos de este como gran protagonista (murmullo del agua, animales, pisadas, piedras...) que crean un ambiente inhóspito y casi angustioso que acompañan a la perfección al atormentado protagonista principal. Como he mencionado anteriormente, los diálogos se cuentan con los dedos de la mano, dejando gran parte del posible origen de la trama y sus consecuencias a la imaginación del espectador, mientras que la música se limita a algunas piezas breves que acompañan momentos especiales de la historia.

Vamos al argumento que es lo que tiene miga. En la primera escena aparecen las palabras del Evangelio de San Mateo 27, 3-5: "Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.» El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó. A continuación vemos a un personaje atormentado (vestido de manera actual) que camina desesperado por la costa con una inseparable talega con 30 monedas. El paralelismo con Judas es más que evidente. Para remarcarlo vemos la escena de un beso entre el protagonista y alguien que en las letras finales reparto es llamado Jesús. A continuación Judas se interna en el bosque donde transcurrirán tres días (dos noches) de caminata, en compañía de un misterioso compañero de viaje tan extraño como desconcertante.

Varios temas son los que se abordan (o se apuntan, mejor dicho) en el desarrollo de la trama. Otros pueden ser fruto de la interpretación del espectador, que incidirá e unos aspectos u otros según su visión de la problemática. yo como espectador interesado en cuestiones religiosas he creído ver los siguientes:

El primer tema y más evidente es el compuesto por temas relacionados con el perdón, como son la traición, la pena, la tristeza, la angustia, la culpa, el arrepentimiento, la penitencia, la expiación o la liberación. Todos ellos tienen cabida y van aflorando en los sentimientos del protagonista en su viaje espiritual. El dilema moral que atraviesa el protagonista y las sucesivas fases de resolución -o no- del conflicto están bastante bien reflejadas.

Junto a este tema podemos intuir que el Judas moderno tiene algún conflicto homosexual, tanto por el erotismo (bien tratado) del beso de la escena inicial como por la tensión sexual encubierta que se establece entre los dos protagonistas. Si el origen de la problemática es un desengaño amoroso o no, es algo que no se aclara a lo largo del film.

Además de estos dos temas yo he creído ver todo un universo simbólico relacionado con el bosque como lugar donde "perderse" espiritualmente. Elementos como "subir a un árbol" o el jabalí ahorcado (alusión al final de Judas), la oscuridad de algunas escenas y el camino de "bajar la montaña" (alejarse de Dios), el combate con palos (reflejo de la lucha interna del protagonista), la ausencia de un guía (unas veces parece conocer la dirección Judas, en otras el misterioso personaje), bañarse en el agua (que al principio está limpia pero poco a poco se pone verdosa y sucia como símbolo del pecado) o el fuego (elemento purificador y de reencuentro con la trascendencia) me parecen buenas intuiciones bien hilvanadas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaime salado
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15 de febrero de 2024
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Apenas vista en un par de salas, este film fue financiado en gran parte por micro-mecenazgo durante tres años y, visto el resultado, tanto la espera como la colaboración invertidas, merecían la pena. Con un tratamiento más físico en las actuaciones y acciones de los personajes, que intelectual en sus escasos diálogos. Demuestra una buena cantera de actores jóvenes con los dos que aparecen todo el metraje, ya que la inclusión de Jan Cornet es onírica y fugaz. Oriol Pla y Marc Garcia Coté se acercan y enfrentan constantemente con una búsqueda de la comprensión, que desde la psicología del espectador se puede ver de forma hetero u homosexual, según cada caso. Pero poco importan las etiquetas cuando lo que se recuerda al final es la culpa, la empatía y un entorno natural que cataliza las motivaciones de ambos personajes.

https://cinemaadhoc.com/2016/03/criticas-todos-los-caminos-de-dios/
Pablo Vázquez
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