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Capitán Abu Raed

Drama Abu Raed es un solitario miembro del equipo de limpieza del aeropuerto internacional de Ammán. Siempre ha querido viajar por el mundo, pero al no poder hacer realidad su sueño, lo vive a través de libros y de breves charlas con algún viajero. Un día, encuentra una gorra de capitán en una papelera y un chico del barrio le ve con ella puesta camino de casa. Al día siguiente, un grupo de niños le espera delante de la puerta, convencidos de ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
26 de octubre de 2008
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Capitán Abu Raed' es la primera producción jordana con claras intenciones de salir al mundo y tener una cierta vida comercial. Esta historia de un viejo encargado de la limpieza en un aeropuerto que es identificado erróneamente como capitán de aviación por un grupo de niños es entrañable y muy llevadera.

Se trata, por tanto, de un trabajo que se ve muy bien y que resulta entretenido, pese a que no se pueda obviar su tendencia a ofrecer soluciones facilonas y su algo incómodo interés en querer contentar al mayor número posible de espectadores, a costa de renunciar a cierta credibilidad y a un mayor rigor en la historia que cuenta.

En cualquier caso, es una película positiva y muy agradable de ver -con algunos instantes especialmente dramáticos dentro de un tono general amable-, que deja buen sabor de boca.
Amor Perro
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9 de mayo de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada vez que veo a Abu Raed con su 'gorra de la suerte', me es imposible no acordarme del viejo Emil Jannings en El Último de Murnau, si bien sus evoluciones son prácticamente del todo inversas: es precisamente su prenda fetiche, equivalente al uniforme del recepcionista cuyas vivencias inauguraron el movimiento de cámara, lo que lo lleva a crecer interiormente, aunque ello no acompañe ningún tipo de escalada en la muy veces injusta pirámide laboral.

Abu Raed se encontraba en el último escalafón, ese al que el inolvidable portero de hotel de lujo es degradado. Sin embargo, tal situación no lleva a nuestro entrañable operario de limpieza del aeropuerto a perder su idealismo ante la vida y la esperanza de mejorar el mundo, aunque sólo lo pueda hacer localmente.

Es precisamente esa gorra lo que funciona como catalizador, lo que hace despertar dentro de su ser esa reconocible figura de viejo lobo, voz de la sabiduría, que entretiene a los niños de su humilde barrio con realtos sobre mundos que tantas veces ha imaginado pero nunca pudo conocer.

Poco a poco, su personaje va evolucionando del amable contacuentos de barrio a salvador de la infancia que lo circunda, ayudando en silencio y sin hacer ruído a los niños crecidos entre la amenaza de la guerra, la modestia económica y la violencia doméstica. Nos recuerda a personajes habituales en Louis Malle o Robert Bresson, o incluso de Los Olvidados de Buñuel, héroes anónimos que no han nacido en un escenario lo suficientemente apropiado como para que sus buenas y desinteresadas acciones llenen portadas de prensa nacional o rompan récords de audiencia televisiva.

Muchos dirán que es la enésima instancia del viejo sabio, la versión entrada en años de personajes solidarios y entrañables, que el imaginario occidental identifica enseguida con soñadoras ninfas parisinas o corredores de larga distancia que descansan en la parada del autobús. Abu Raed no será ni de lejos tan recordado, pero sin duda se adentra mucho más que aquellos en la sempiterna pero inevitable lucha entre el bien y el mal. El hombre al que una simple gorra de capitán convierte en icono local, ofrece una versión mucho más realista y terrenal de este arquetipo, inagurado hace muchos años, en tono tragicómico, por un vagabundo granujilla que con su hábil torpeza rescataba del abismo a las almas perdidas que lo rodeaban.

Amin Matalqa nos ha enseñado con esta película, seleccionada por Jordania para la pasada edición de los Oscar, que en el mundo árabe no todo son conflictos bélicos, terrorismo o integrismo religioso, sino que también existen pequeñas historias, locales, anónimas y mucho más comunes, que para sí ya quisieran tantas sociedades occidentales. Y lo ha hecho escogiendo el tono adecuado, que no peca ni de ingenuo ni de lastimoso.
Skorpio
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14 de enero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas cuyo mérito no reside en la originalidad del guión, en la calidad de los efectos especiales o en la complejidad de la trama, sino que radica simplemente en la sencillez de una historia bien contada, que nos cautiva desde los primeros planos. Este es el caso de esta bella película, ópera prima del director jordano Amin Matalqa, que es un canto a la amistad, al cariño, a la esperanza de un futuro mejor y a la solidaridad entre los seres humanos como única manera de avanzar.
En la línea de otras películas con vocación internacional de países vecinos, como "Los limoneros" o " La banda nos visita", es una aproximación a la realidad cotidiana de los estados árabes, diferente a la idea preconcebida que se tiene en Occidente de violencia terrorista continuada, aunque la formación occidental del director se nota en la manera de abordar los temas sociales.
Abu Raed es un hombre de edad avanzada que trabaja como personal de limpieza del aeropuerto de Amman, se trata de una persona humilde, que posee una gran sabiduría pese a su escasa formación. Tiene una gran afición por la lectura que le lleva a conocer lugares que no sabe situar en el mapa, a balbucear palabras en otros idiomas y a desarrollar una gran imaginación. La casualidad le lleva a relacionarse con un grupo de niños del barrio, algunos de ellos explotados y maltratados, para quienes sus relatos sobre viajes imaginarios constituyen una manera de evasión, de fantasía en un entorno duro y difícil. Resulta igualmente tierna la relación de amistad que desarrolla con una joven piloto.
Aunque narrada con un tono más amable que de denuncia social, la película no renuncia a plantear temas muy presentes en la sociedad árabe como: las diferencias abismales entre clases sociales, el papel de la mujer en una sociedad, pretendidamente moderna, que no la imagina alejada del rol familiar, el maltrato físico tolerado hacia la mujer en el seno de la familia, la falta de horizontes, la explotación infantil.
Respaldada por una música sugerente y versátil, en unos momentos evocadora y sutil , para transformarse en inquietante y dramática en otros, ajustada a cada una de las escenas.
Puede que la película se cierre con un final que podríamos calificar de irreal e improbable, por el medio social en que se desarrolla, pero desde mi punto de vista obedece a cierto carácter de fábula esperanzadora y moralizante.
El elenco de actores está encabezado por el veterano actor jordano Nadim Sawalha, que interpreta con maestría, veracidad y contención el papel protagonista, los niños de la película no son actores profesionales sino niños de la calle y su frescura y espontaneidad quedan ampliamente reflejados en la película. Quizá el papel más débil sea el de Noor, interpretada por Rana Sultan, presentadora de la televisión jordana.
Recibió el Premio del Público a la Mejor Película Extranjera en Sundance en 2008.
Para concluir, una película que derrocha ternura, emotividad y sencillez.
Maribel
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28 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que el cine jordano es un gran desconocido, el director Amin Matalqa firma un drama con bastante acierto y no pocas referencias tanto de Oriente como de Occidente.

La nueva y fantasiosa vida casual de Abu Raed que pasa de ser limpiador del aeropuerto a piloto de líneas aéreas será el escenario a través del cual se reflexione sobre la soledad y sirva también para mostrar de reojo una historia paralela con ejes comunes.

Por momentos, una elaborada fotografía, ayudada por paisajes deslumbrantes, y unas delicadas interpretaciones nos sumergen en un drama que puede resultar familiar en su núcleo más profundo, pero que se ve envuelto por el exotismo y la magia de una localización poco habitual y unos personajes poco corrientes.

El guión seguirá una línea más o menos regular hasta un punto sin retorno donde la historia se verá atrapada en un callejón sin salida.

La grandeza de la sencillez, al servicio de una historia con fundamento.


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Sergio Roma
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26 de marzo de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película me sorprendió por ser muy diferente a lo que había esperado. Creía que se trataba de un amable cuento de hadas sobre la relación de un viejito que cuenta historias a los niños de su barrio, pero resultó ser un drama social que presenta con dureza los problemas que afrontan cotidianamente esos niños. Los mejores momentos es cuando se evade el maniqueísmo y el benéfico abuelito no parece sino empeorar las cosas (como al comprar las galletas que debe vender el pequeño Tareq), aunque me sobra la intervención de una suerte de "Deux ex machina" en la figura de la piloto, cuyos pretendientes sí caen en el tópico (y no será lo único tópico en la película). En general, una película interesante, sin llegar a ser brillante.
willyimagine
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