Ocho

Detrás de esta película de terror se encuentra un equipo de románticos, apasionados del cine, que han sabido esquivar las dificultades económicas que el país en general y la industria cinematográfica en concreto atraviesan, para poner en práctica todo el conocimiento adquirido en tantas horas de universidad y para poder decir, alto y claro, que quieren y pueden hacer cine.
Ocho puede parecer una película de terror al uso, y como tal contiene los elementos clásicos: más de una escena que obliga a aguantar la respiración, sangre y jóvenes luchando por sobrevivir. Pero como buen romántico, el director busca la emoción y aprovecha todas las herramientas del género para conseguir el drama de una mujer que no es capaz de acertar el golpe final para cerrar las partidas en las que se ve inmersa.
A destacar la banda sonora, excelente por sí misma y utilísma para la película, las persecuciones nocturnas, rodadas con la inteligencia de quien sabe convertir los defectos en virtudes y los planos de la casa iluminada, de noche, en medio del negro más absoluto.
Ocho no es sólo lo que la película misma transmite y consigue: es el esfuerzo de un equipo joven, con ganas y conocimiento (desde la iluminación a la dirección de arte, pasando por un grupo de actores entregadísimos y sorprendentes) que, como el más romántico de los románticos, se levanta con fuerza frente a un mar de niebla para recordarse que sólo hay que aprovechar lo que uno sabe y saber lo que uno puede para acertar todos y cada uno de los golpes que nos toca dar. Ocho es sólo el primero para todos ellos.

Con todos mis respetos a las personas que han hecho posible la película y entendiendo que en este país es difícil trabajar en este genero y menos con tan poco presupuesto. Pero aun así he de decir que la película no aporta nada al genero de terror: es lenta, con personajes sobreactuados y con los que es difícil empatizar. Las situaciones no son nada creíbles así como los espacios donde van ocurriendo los crímenes ya que se ha intentado hacer el típico slasher americano y que aquí es muy difícil de extrapolar. La musica es otro fallo enorme ya que es repetitiva y omnipresente en toda la película . La historia que nos explica tampoco es ni interesante ni ademas acaba de dejarte claras muchas cosas ni las motivaciones del asesino ni los problemas de la protagonista y no vale en este caso decir que quedan a la imaginacion del publico. El final te deja con la sensacion de haber perdido el tiempo. En fin otra vez sera

Ocho es una película que te hará llevar la mano al corazón. A pesar de contar con un bajo presupuesto y de ser el primer proyecto de un equipo joven - aunque no por ello falto de ilusión y profesionalidad -, Ocho presenta una historia cuidada hasta el más mínimo detalle.

El director y todos quienes han formado parte de este proyecto han conseguido algo que incluso para los más grandes del cine podría suponer una dificultad: hacer de la carencia de recursos un aspecto positivo. Conseguir que la falta de iluminación más que un obstáculo suponga un punto a favor de la película. Sumergir a los personajes en la oscuridad absoluta, creando de esta manera la sensación de que todos nuestros sentimientos están atrapados. Aprovechar el recurso de la cámara en mano para moverse al ritmo que lo hacen los propios personajes. No mostrar de manera explícita lo más desagradable, dejando así el resultado en manos de la imaginación del propio espectador.

La historia que presenta Ocho desarrolla un mensaje muy humano y real, escondido en lo que a simple vista parece ser un mero film de terror superficial. Trata el miedo, pero no el miedo al monstruo del armario, sino el miedo a uno mismo, a las acciones que decidimos tomar y a las que no. Lo mejor de la película, eso sí, está todavía por llegar, incluso una vez ha terminado. Porque lo mejor de la película está en la sensación que se nos queda al acabarla. Ocho no dura 85 minutos, dura muchos de los minutos de cada uno de nuestros días.

La película pone en la incertidumbre el concepto de lo bueno y lo malo, ¿qué es bueno y qué es malo? ¿Y si nada es bueno, pero tampoco es malo? En palabras de Lynch, "no entiendo el concepto de las dos caras, creo que probablemente haya bueno en los dos extremos, y malo en los dos extremos, y después está el centro, pero parece que nunca nos atrevemos a llegar a dicho centro y es frustrante presenciarlo y darse cuenta de que no avanzamos".