Desire in Motion

"Mouvements du désir" (1994), también conocido como "Désire in motion", cuenta con guión original de su directora, Léa Pool, y está basado en el ensayo del escritor y semiólogo francés Roland Barthes, "Fragments d’un discours amoureux" (1977). Supone uno de los títulos menos conocidos y más conseguidos de Léa Pool y está protagonizado por Valérie Kaprisky (a quien va a dirigir por única vez) y Jean-François Pichette (a quien dirige por segunda y última vez).

El argumento se inicia con los casi cuatro mil quinientos kilómetros de trayecto en tren que emprenden una madre, Catherine, y su pequeña hija Charlotte. Catherine va a conocer a Vincent y, en este insinuante viaje de cuatro días en tren,se redescubrirán a sí mismos y encontrarán la pasión con mayúsculas. La pareja ve cómo los cimientos de su universo personal se tambalean tras un viaje de casi cien horas, y hay que reconocer que Léa Pool es más explícita en este filme en lo que al acto amoroso se refiere, y éste es presentado con un menor misticismo que en sus anteriores películas.

Cada fotograma del filme da buena cuenta de la excelente composición cromática y construcción narrativa de "Mouvements du désir "(1994). La iluminación y, nuevamente en una película de Pool, un fuerte contraste de iluminación, juegan un papel primordial, además de la original forma de contarnos la relación entre los dos protagonistas. La directora hace del tren, el Canadian, que conecta Toronto y Vancouver, e invita a los viajeros a mirar y descubrir la belleza de los paisajes y ciudades canadienses a un ritmo armonioso con la naturaleza que atraviesa, que la situación se produzca a la inversa: que todos los elementos fijen sus miradas en los protagonistas de la película. “La passion est une destination inconnue” (La pasión es un destino con rumbo desconocido, en castellano), así reza el eslogan promocional de "Mouvements du désir" (1994), en este viaje que transcurre entre Toronto y Vancouver.

La banda sonora original de "Mouvements du désir" (1994), está compuesta por el genial compositor polaco Zbigniew Preisner, compositor preferido de Kistoff Kievlowsky.

Posiblemente, el título menos conocido de su excelsa directora, Léa Pool.