Voces en el tiempo

El claro de la luna baña un pueblo en el que habitan
sonrisas cómplices de enamorados,
y lágrimas de quienes perdieron a su amor,
o peor aún, que tal vez nunca lo encontraron.

Piavoli nos ofrece un canto a la vida, valiéndose de los pequeños detalles que la componen. La pelicula es algo así como un collage de la vida de los habitantes de un pequeño pueblo de la Liguria italiana. en el que se exponen sutilmente los elementos que conforman cada una de las etapas de la vida, niñez adolescencia, adultez temprana y adultez tardía, ciclos que a su vez, se vinculan implícitamente con las cuatro estaciones del año.

Los recuerdos que en mi experiencia son más evocadores, no siempre son los más nítidos, sino que aparecen de sutilezas que no logra captar nadie mas que quien las vivió. En este sentido la película se siente como un resumen de la vida de todo ser humano, cuyas reminiscencias se destapan por pequeñas sensaciones, gestos simbólicos que trascienden mas allá de su simpleza aparente.

Es sorprendente que una película no narrativa (en el sentido convencional del término) logre relatar tanto con tan poco, Piavoli se vale de recursos técnicos envidiablemente bien trabajados para lograr que el filme avance forma hipnótica, sin decir una sola palabra las imágenes, el montaje y el sonido te comunican todo lo necesario para comprender que quiere transmitir el director.

Esto se desprende de la poesía y quizás mas específicamente del Haiku japonés, cuyo minimalismo sorprende por su exactitud a la hora de retratar la existencia humana.

Y eso es esta película, la vida humana. Desde el entrecruzar de manos nerviosas de dos amantes, a los recuerdos de juventud cuándo alcanzas el otoño de la vida.

La película me impacto profundamente, y estoy convencido de que cuando la vuelva a ver, quizás en 20 o 40 años, este film me conmoverá aún más, pues la melancolía que traen los años venideros me harán más fácil añorar la juventud que disfruto todavía en su plenitud.