Amapolas (Coquelicots)

Los finales felices son propios de los cuentos navideños pero Amapolas es todo lo contrario, un cuento con un final amargo en un ambiente en el que no puede darse otra cosa, la prostitución de lujo, una de tantas realidades ocultas de las grandes ciudades.

La noche, la prostitución y las drogas son el hilo conductor de esta cinta que intenta alejarse de los clichés con una fotografía brillante, espectacular y lujosa pero igual de sórdida.

Lo más valioso de Amapolas es sin duda la poderosa fotografía que atrapa al espectador con una textura urbana decadente desde el primer minuto. Una música envolvente y opresiva crean la angustia necesaria en los momentos más dramáticos y un montaje medianamente innovador salvan la película. El guión, nos cuenta una historia violenta en la piel de tres personajes del mismo “negocio” con una narración fluida y en la que se agradece la falta de violencia física de este tipo de películas. Quizá el guión sea lo más flojo de esta filme porque a pesar de las ventajas citadas, los cortes entre escenas resultan demasiado bruscos – podría ser una nota de identidad porque Blasband imparte cursos de guión cinematográfico – que sacan por desgracia, contínuamente de la película. En definitiva una película interesante pero que podría haber llegado a más.