JAG: Alerta roja (Serie de TV)

La forma de tratar la marina es de lo más lograda. No se sitúa en las opiniones anarquistas, ni mucho menos, pero con talante consigue generar un conjunto de personajes militares y con tendencias izquierdistas y una nobleza grande.

Lo malo que tiene es el ritmo. Un par de personajes no hacen sino pausar la trama y tampoco es que los casos sean de lo más llamativo e interesante (más bien todo lo contrario, ej: "un marine se emborrachó y se ahogó en su vomito, ¿lo habrán emborrachado a drede?").

Lo mejor que la pareja que forman David James Elliott y Catherine Bell es de las más atractivas que he visto en televisión. Ambos tienen un buen físico, simpatía y una cabeza muy bien amueblada.

"JAG: alerta roja" es una serie de televisión centrada en el ejército y en los juicios que llevan a cabo los oficiales del JAG (La abogacía general de la Marina de los Estados Unidos), actuando como abogados o fiscales según les toque, investigando, procesando y defendiendo en los tribunales todo tipo de casos en los que se ven envueltos los militares. La Armada de Estados Unidos censuró, al principio, esta serie pero después alabó su labor y les dejaron filmar en sus portaaviones, y les prestaron todo tipo de apoyo. Así que es la única serie donde podréis ver despegar o aterrizar a un F-14, C-47, helicópteros Apache, etc, siendo de verdad, sin efectos especiales. Los uniformes militares también son los auténticos, así como las armas, aviones, barcos y todo lo demás.

"JAG: alerta roja" no es sólo un aburrido drama de abogados, con personajes planos, situado en un entorno militar y con pinceladas de acción, porque ninguna serie dura 10 temporadas siendo una simpleza o un muermo. La serie tiene bastantes cosas buenas: su pareja protagonista, Harmon (David James Elliott) y Sarah MacKenzie (Catherine Bell), poseen una magnífica química, la atracción física que existe entre ellos y que no se permiten por su relación profesional, será un tema recurrente en la serie y muy bien llevado, para mí estos dos personajes son lo mejor de la serie. Bud Roberts y Harriet Sims son una fuente habitual de situaciones divertidas y cómicas, dándole a la serie un toque de humor. La serie también sabe mezclar, de manera acertada, acción en los capítulos, y explora las relaciones entre los diferentes miembros del JAG, para que no sea siempre la trama principal un juicio y termine aburriendo. También es de agradecer que no sea pretenciosa, es bastante humilde. Además enfoca la personalidad de los militares como personas muy humanas, aquí no se tratan de máquinas de matar con una ideología política muy de "derechas", esto me sorprendió mucho. Las pegas de la serie son que tiene demasiadas temporadas, con todos los males que ello conlleva: repetición de tramas, guiones rebuscados, giros forzados, falta de ideas, etc. Y que varios capítulos son prácticamente lo mismo: solamente la celebración de un juicio.

Serie de televisión sobre el JAG que investigaba casos la mar de interesantes, más larga que un día sin pan. Con casos entretenidos y a menudo originales veíamos a Mac y a Harm los dos protagonistas, enredarse y pelearse unos contra otros. Tiene tantos argumentos como temporadas y capítulos, tiene un gran creador Donald P. Bellisario y un reparto no muy conocido pero cuyos rostros se fueron haciendo cada día más familiares. El amor entre ambos protagonistas compone una de las guindillas que me hicieron estar pendiente de la serie años, años y paños desde el principio hasta su maravilloso colofón. Los casos interminables a veces daban a la serie acción y suspense a raudales. Simplemente el JAG pasó de época y ya está finiquitado pero siempre permanecerá en el imaginario como una serie catalogada en términos de vestuario de una elegancia clara, con unos uniformes impolutos e impecables en esos juzgados. El amor de Harm por Mac ya forma parte para siempre de uno de los romances más tímidos y tiernos de las parejas televisivas que han habido y que habrán.