Bo Burnham: Make Happy (TV)

Cuando ves a Bo Burnham por primera vez te llevas una gran sorpresa, no te encuentras frente al típico especial de Netflix de comedia, te encuentras ante algo más. Una fusión de comedia, música, emotividad y originalidad a raudales. Puede que con Bo no te rias tanto como con otros cómicos, como los grandes Chris Rock o Chapelle, pero desde luego, después de ver su espectaculo te quedas con el agradable sentimiento de haber visto algo original y diferente a todo lo demás, algo que sentará las bases de a dónde puede llegar el Stand Up.

Es claro al final de todo el espectáculo que Bo nos odia. Nos aborrece por ponerlo en sitial en el que está, por no decirle que nada de lo que haga nos hará realmente felices, ni a él ni a nosotros. Pero no puede evitar volver a estar en medio de las luces, donde lo dará todo como artista, y donde quiizás se esté lentamente perdiendo como persona.
Make Happy puede lograr que te rías de vez en cuando, sin embargo a lo que apunta es a que comprendas que esa risa es para ocultar la amargura que todos, Bo incluído, estamos sintiendo. Es lo más honesto que jamás verás en un espectáculo televisivo.

Soplo de aire muy fresco al decadente y repetitivo género del stand up, Bo Burnham se ríe de si mismo con una confianza y facilidad que cuesta pensar que tenga un historia (todavía) tan corta en el mundo del entretenimiento.

Son 60 minutos en los que su guión, cuidadosamente armado, huye de la comedia para encontrarse con más comedia. No quiere que nos riamos si no queremos reírnos. Una perspectiva valiente y que debe ser desenvuelta con delicadeza, es comprensible que no quede lugar para la improvisación.

Si Ricky Gervais o Louie C.K son los maestros del humor cínico de la sociedad, Bo Burnham es un habilidoso dentro del propio mundo del espectáculo, algo que se agradece y sienta fenomenal dentro de un género enfermo y destinado a renovarse, o morir.