The Women

Dedicada al lucimiento personal de una Meg Ryan a la que se le ha atragantado visiblemente el botox y que recuerda siniestramente a Anita Obregón, este remake sobre la complicada vida de una pija engañada por su marido sólo cuenta con la baza de las actrices secundarias, entre las que destaca Annette Bening. Las demás -especialmente Debra Messing, Jada Pinkett Smith y Debi Mazar-, hacen lo que pueden para, desde sus desdibujados papeles, darle fuste a esta aburrida y previsible historia. Encima la Ryan se permite el penoso lujo de reírse de las operaciones de cirugía estética y de quienes se las hacen. Patético.

Como dijo el gran Billy Wilder cuando vio el remake de Sabrina: ¿¿¿era necesario??? Pues ya digo yo que no. Si Joan Crawford levantara la cabeza...y no digo ya George Cukor! Se nos morían de un infarto en el acto. ¡¿Por qué ese empeño de intentar versionar obras maestras INTOCABLES?! La pieza original (1939) es un derroche de talento absoluto hilvanado sobre rápidos, mordaces y endiablados diálogos que fluyen sin cesar de las bocas de actrizones como la ya mencionada Crawford, Norma Shearer (Meg Ryan!!! Por favor! menudo ojo la del casting...), Joan Fontaine, Rosalind Russell (con su inolvidable vestuario), Paulette Goddard, , etc, etc. Sólo hay que ver la escena de la bañera de la primera versión y compararla con la de ésta: No hay color!!! El talento de Cukor era indiscutible, gracias que acaban de editar la original en dvd hace poquitos días, siempre podremos acudir a ella para disfrutar de una buena guerra femenina. Hasta en los títulos de crédito se nota la diferencia!

Sabía a lo que me exponía cuando acepté ir al preestreno de esta ‘película’, gratis todo hay que decirlo, porque debería ser delito pagar la entrada por este bodrio.

Tengo que reconocer que me he reído pero no por las propias gracias de la peli, sino por la situación tan surrealista que estaba viendo ante mis ojos.

Creo que si en el futuro tengo que torturar a alguien para que me desvele algún secreto le pondré la peli de principio a fin.

Añado un gran spoiler: la película solo salen mujeres, ningún hombre en la pantalla, nunca he deseado tanto que saliera un hombre a dar bazokazos a esas pijas de mierda, más o menos como dice el crítico de Miami. Increíble

¿El guión está escrito por una niña de 16 años?

¿Cómo es posible que cada vez que se hace una comedia en la que aparece un grupo de mujeres treintañeras sean caricaturas de mujeres? ¿Por qué gritan y corren y están siempre alteradas y al borde del colapso como colegialas tras un autógrafo de Bisbal? ¿Es que quienes dirigen estas películas creen que las mujeres no dejan nunca la adolescencia y que ser moderna significa correr mucho y hablar deprisa con los ojos muy abiertos?

Es difícil encontrar un retrato de mujeres de distinta edad con más tópicos y un guión con un planteamiento más plano y menos inteligente. Que este engendro lo dirija una mujer todavía lo hace más cargante. Ni idea de por qué la creadora de Murphy Brown ha podido firmar este cliché sin gracia y con diálogos tan bobalicones.

Lo más chocante es que si se compara con el original, rodado en 1939, comprobamos atónitos que en este remake se presenta a las mujeres doblemente tontas y dependientes que las de hace 70 años, a pesar de que aparentemente parezca lo contrario.

Con la idea de demostrar que no hay problema que no se pueda resolver con una visita al mostrador de perfumes del El Corte Inglés, esta peli de chicas aceptable más o menos actualiza una vieja película de Joan Crawford.
Dirigida por una mujer, escrita por mujeres y con un reparto solamente de mujeres, también es una película que solo debería verla las mujeres. Y aún así, recomiendo un par de copas antes.
Meg Ryan hace de Mary, una esposa rica y madre que descubre que su marido tiene un lío con una empleada en unos grandes almacenes (Eva Mendes). Su madre (Candice Bergen) y sus mejores amigas (Jada Pinkett Smith, Annette Bening y Debra Messing) están ahí para ayudarla con este sufrimiento.
La película alardea sobre la novedad de no tener un hombre en todo el reparto, aparte de un niño recién nacido, mientras que toda la conversación gira sobre el sexo, las compras y la cirugía estética que son aparentemente los secretos para sentirse realizadas.
¿Superficial? No hay duda. ¿Está bien? No mucho. No puedes mirar la peli sin pensar que es una versión más tonta de Sexo en Nueva York. Y eso que pertenezco al 50% de la población a quien se dirige esta película. Si anhelas a que salga Sexo en Nueva York en DVD, esta peli debería deberá mantener a raya tus ansias.