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La inglesa y el duque

Drama Reconstrucción de las memorias de Miss Grace Eliott, una inglesa monárquica que vivió durante la Revolución Francesa y que tuvo una relación amorosa con el Duque de Orleans. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2010
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eric Rohmer, nacido Jean-Marie Schérer (1920-2010), para el cine Eric por Von Stroheim, y Rohmer por el creador de Fu Manchú, a los ochenta años fue capaz de resolver un problema con la audacia de un joven.

Al contar una historia situada en la Revolución Francesa, en vez de fabricar decorados en estudio (demasiado caro) o buscar exteriores (difícil, por los cambios de París), en las escenas metió digitalmente edificios y avenidas, a partir de excelentes pinturas.
Con el procedimiento, hasta entonces usado para diseñar ciudades futuras en ciencia-ficción, recreó escenarios históricos, en trabajo ostensiblemente artístico, más estilizado que exacto.

La historia es la de la aristócrata inglesa Grace Elliot, a partir de su “Mi vida bajo la Revolución”. Ex amante del Príncipe de Gales, establecida en Francia en los años revolucionarios, durante los cuales tal vez desempeñó misiones secretas, tuvo una rica amistad con el duque de Orleans, de quien también había sido amante.
En tres partes (1790, 1792 y 1793), con subdivisiones marcadas por intertítulos que citan párrafos, asistimos a momentos decisivos, desde la óptica de una extranjera sin embargo relacionada con protagonistas centrales de los acontecimientos. Debate entre monarquía y poder popular. Fragua de una Revolución de los ciudadanos que se reconoce “útil para los hijos, pero terrible para los testigos”. Intrigas, matanzas, calles manchadas de sangre, aristócratas ajusticiados. Barbarie sin control, cabezas pinchadas en picas. Visitas de la Patrulla, tensas inspecciones.
La inglesa facilita la huida de uno de los nobles más buscados por los comités, discute fuerte con el duque, es detenida y vejatoriamente trasladada a un cuartel de borrachos, en los meses de terror e incertidumbre que precedieron al regreso a Inglaterra, donde escribiría sus memorias.

Entre los ciclos mayores, Rohmer hizo algunas películas históricas, a su peculiar manera. Para documentarse, encontraba más valiosos dietarios y memorias que novelas, al estar contados de primera mano, y porque integran en un mismo nivel grandes sucesos y pequeños hechos.
Además, vio que las memorias de Grace Elliot parecían escritas para “rodar directamente del libro”, sin guión ni montador, de trama fluida, estructurada con lógica. Al mismo tiempo que presenta con claridad los hechos narrados, Grace Elliott, nada simpatizante con la Revolución, mantiene su verdadero papel en el misterio: no deja saber si es o no agente secreta. Y lo mismo el duque que la inglesa: la motivación de sus actuaciones en la Asamblea, así como el signo de su participación en las conspiraciones, quedan en penumbra.

Cinta muy conversada, como todas las de Rohmer, delicada, llena de reflexión y sutileza, con actores bien dirigidos y puesta en escena muy precisa, su redondo logro es uno de los incontables que hay en sus numerosas películas, un conjunto cuya riqueza única el tiempo ira poniendo de manifiesto.

¡Buen viaje, ciudadano Rohmer!
Archilupo
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4 de marzo de 2009
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por su forma poco común, “la inglesa y el duque” puede decepcionar a más de un aficionado a las películas históricas. Sólo basta leer que la cinta trata sobre la revolución francesa, para que uno se imagine el desorden, la guillotina, y todas las conspiraciones y tretas, que ya son tópicos en las películas del este género.

En cambio uno se encuentra con una película con un ritmo lento. El director favorece el diálogo sobre la acción y practica una economía del espacio que parece en contradicción con los cánones del género. Además para mostrar el París de la revolución Rohmer utiliza una serie de pinturas donde incrusta a los personajes, procedimiento original que lo aparta de la mayoría de las películas del género.

Pero el objetivo de Rohmer no es de hacer otra película convencional sobre la revolución francesa -cintas poco conocidas en el extranjero, aparte quizás de “Danton” de Depardieu. En vez de captar la acción de la revolución, Rohmer quiso captar la espera, y que mejor que describir la expectativa de esta noble inglesa, que viviendo bajo la revolución, sufre indirectamente de todo lo que sucede en la capital francesa.

La atmósfera llena de angustia e impotencia está muy bien llevada por los dos personajes principales, y su relación está milimétricamente trabajada por Rohmer, lo que hace que la cinta sea más un drama casi teatral que en una película histórica.

Pero si igual que en muchas películas de Rohmer la profundidad y evolución de los personajes es lo que más sobresale, no se puede menospreciar el carácter histórico, ya que además de estar fundada en las memorias de Grace Elliott, la cinta sacrifica a veces parte de su ritmo por su coherencia histórica.

Película aconsejada a cualquier cinéfilo curioso, pero también a todo apasionado de la historia que quiera conocer una forma más íntima y precisa de hacer películas históricas. Y es que por algo más de hora y media pude sentir la violencia, el miedo y también la fuerza y fascinación de la revolución francesa sin estar sumergido en un baño de sangre.
Antonius Block
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27 de junio de 2010
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende el ingenio del recientemente fallecido Eric Rohmer, en ésta película; como se ahorro millones de dólares en reconstrucción de época, conjugando exteriores literalmente pictóricos, que remiten a las películas de Meliés (en los primeros años del cine), impecables interiores y vestuarios, con el video digital de alta definición y el resultado es visualmente hipnótico. Bueno, a Rohmer le interesa mas que la espectacularidad, los personajes y aquí tenemos a la expléndida Lucy Russel, una actriz británica desconocida, pero que actúa de lujo, parece una auténtica aristócrata inglesa, y a un Jean-Claude Deyfus con su habitual talento. Sin duda, es notable como el director desarrolla el argumento, en forma pausada, a través de los diálogos entre los personajes. Sin perjuicio de ésto, Rohmer logra transmitir al espectador, la sensación inquietante de un círculo de violencia, que lentamente se va cerrando en torno a los personajes, y que los puede llevar a la muerte.
No deja de llamar la atención, que el personaje de la protagonista sea una aristócrata, que es abiertamente partidaria de la monarquía francesa y contraría al proceso revolucionario. Sin embargo, lo que Rohmer a mi juicio quiere transmitir, es un mensaje humanista de rechazo a la violencia de la Revolución Francesa, independiente de que las víctimas hayan sido los nobles que mantenían a la mayoría de la población francesa en la miseria.
Se podría objetar, cierto maniqueísmo en la construcción de los personajes de época, los revolucionarios son retratados en general como vulgares y crueles; en cambio los aristócratas son retratados con un espíritu noble y bondadoso; de todas formas, Rohmer le imprime matices al asunto. También objetaría lo literario que resultan varios diálogos.
En fin, maravillosa película, que me parece subvalorada y que debió tener más repercusión en su época de estreno.
maximiliano
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26 de octubre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos horas que se sobrellevan sin cansancio alguno. Elegancia, sencillez, naturalidad. Ello a pesar de que son personajes hablando largamente. No es nada especial pero se hace especial. Una visión desde el otro lado de la revolución lo que tal vez provoque un cierto rechazo para los que pretendan una visión más social o idílica de los revolucionarios de la que aquí se da.
luis
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8 de diciembre de 2008
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en si es buena de ahí la nota que le he dado, pero la verdad es que se puede hacer un poco tediosa y larga para quienes no les apasione la historia, pero que la verdad refleja muy bien la época de la Revolución Frances y los años del Terror, donde caían nobles y reyes como quien no quería la cosa. También ahonda en la vida del Duque de Orleans una familia que tiene mucha historia detrás y mucho lío también para que engañarnos. Lo mejor de la película son sus cuadros de la época de fondo en toda escena donde se muestre París, los vestidos y las caracterizaciones de los personajes, la música. Y a ello también se le une la historia que tiene detrás, un buen reflejo de los años combulsos que vivió el país vecino con su revolución y los años del Terror. Lo peor de la película es que se puede hacer un poco tostonazo y tediosa en algunos momentos pero es en líneas generales buena en el sentido histórico de la misma. Por todo ello puedo decir que la recomiendo a todo aquel que le guste la historia, le apasione la época de la Revolución Francesa, y no se la recomiendo a aquel que le guste cine pues más de acción, fantástico o de ciencia-ficción, esto es real, así pasó y así se lo cuentan quizá con más acierto o menos, pero en líneas generales es una buena película. Muy buen cine francés y buen drama histórico.
Markospf
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