La mirada del otro

Adaptación de la novela homónima de Fernando Delgado, ganadora del premio Planeta. Es un drama erótico acerca de una mujer camino de la madurez, amante insaciable del sexo y apegada al alcohol, que busca ubicarse de una vez por todas para lo que cree que lo mejor sería tener un niño y vivir en soledad.
Un argumento bastante cercano al impúdico Aranda pero de mala escritura y escasa capacidad de convicción: se presume que "La mirada del otro" analiza los boquetes psicológicos de esta mujer, así como varias de las que podríamos llamar "enfermedades urbanas" de la sociedad moderna, pero todo es un mediocre artefacto (tampoco un rotundo bodrio, aunque no tenga argumentos de peso para defender esto) lleno de cargas de profundidad de absoluta falsedad y de una pedantería literaria incoherente con lo que vemos.
Sin embargo, Laura Morante hace un notable trabajo de un personaje lleno de lagunas, siendo, de largo, lo mejor de la película. Por cierto, Ana Obregón sale desnuda en su breve papel, bien ridículo también hay que apuntarlo.
Un patinazo desde la base en la carrera de Aranda, aunque sin haber leído la novela, creo yo que tampoco estamos hablando de una obra relevante o premiable como lo fue (tiene puntos de contacto indiscutibles con la también vilipendiada y, para mí, muy salvable "La pasión turca").

Algunos espectadores ya estamos hartos de ver como al señor Aranda le dan dinero para poder llevar a cabo basura como esta. La película pretende impactar y/o provocar pero lo único que consigue es dar verguenza.
Si Aranda quiere escenas de sexo y sin sentido, que dirija cine porno porque al menos es mucho más honesto que esto. De la aparición de Ana Obregon, mejor ni hablamos porque.....vaya tela.
Me rio yo del director???? este y de los que aceptaron trabajar en esta cosa.

Sólo encontré en este nuevo engendro del señor Aranda (y van demasiados ya) un detalle que me gustó, y es casi extracinematográfico, pues es un comentario sarcástico contra el Opus Dei, que ni siquiera tiene que ver con el argumento.

En un momento dado la protagonista enciende la radio y se oye lo siguiente: "Un estudio publicado por el Opus Dei revela que los hijos concebidos fuera del matrimonio tienen más posibilidades de nacer con deficiencias físicas y mentales".

Pues eso.

¿Por qué resulta tan desagradable esta cinta?
¿Que es grotesca? Es posible, pero aún así no llega ni de lejos a la categoría de bizarra, como podría serlo por ejemplo Requiem for a dream, y todo el mundo adoooooooooooora esa peli... Ésa sí que es grotesca, ésa sí que es bizarra, ya que hace un usufructo deliberado del masoquismo del espectador. Pero claro, ahí la chica aparece fornicando drogada, usada, esclavizada y etc; y aquí está fresca como una lechuga y fornica porque le place.
Eso es lo que molesta.

pd. Igual creo que Aranda se quedó corto en su vejetería verde a la que aluden por ahí: podría haberle sacado más el jugo a esta cinta dando más caña a las escenas de sexo XD y hubiéramos tenido alguna crítica en plan "esto es pornografía". Descojonante.
Hablando en serio: creo que su planteamiento se entiende, pero no llega a profundizar lo suficiente como para implicar al espectador. Igual no está mal. Esta señora deja por los suelos el pretendido radicalismo barato de, por ejemplo, la Juani, otro producto nacional.

La película trata de una mujer (Begoña) cuya hambrina sexual es inagotable, y que por satisfacerla llega a rebajarse física y éticamente, ya que pierde cualquier sentimiento afectivo; sólo quiere más y más sexo, llegando a prácticas absolutamente irracionales.
Aparentemente, Aranda pretendió criticar las rigideces y estrecheces oscurantistas del Opus Dei y las limitaciones de la moral burguesa (que se opone directa y a veces indirectamente a la liberación sexual). Consiguió (en mi opinión) todo lo contrario, porque llegó a tal extremo que mostró lo más denigrante, ridículo y asqueroso del sexo en sí; muchas de esas ridiculeces fueron "inventos" patéticos del director. De esta manera logró mostrar al acto sexual como algo repugnante. Y ni hablar del oculto mensaje machista que hay en mostrar a la mujer como una imbécil capaz de entregarse a cualquier cosa.
De ésto saco la conclusión de que el impúdico Aranda fue indirectamente adverso a la liberación sexual.