Más sabe el diablo por viejo

Realizador de un par de dramas sin mayor trascendencia, José Bojorquez decide cambiar de registro y género y acercarse a la comedia en ‘Mas sabe el diablo por viejo’, un cambio que si bien le resulta favorable no logra hacer destacar a su nuevo filme más allá de la medianía.

Narra la historia de Teo (Osvaldo Benavides), un ingeniero químico que decide abandonar su carrera en pos de perseguir su sueño de convertirse en actor, por lo que se la juega acudiendo a un sinfín de castings sin mayor éxito que alguna publicidad y roles muy secundarios.

Pero cuando se entera del casting para la puesta de Rey Lear, Teo asume que es el rol perfecto al compararse con el personaje ya que él pasa por una profunda crisis económica que lo ha dejado sin lugar para vivir, por lo que acude con un amigo que le provee una impecable caracterización de anciano que le permite pasar a la última prueba que se realizará algunas semanas después, por lo que, aprovechando un error del sindicato de actores que le ha cambiado la fecha de nacimiento en su registro de 1983 a 1938, decide hacerse pasar por un viejo e instalarse en la casa del actor para instalarse ahí y preparar su audición en medio de un grupo de veteranos actores en el retiro como compañeros de vida.

La premisa de la película promete una comedia desaforada pero no siempre lo llega a ser, primero porque el realizador tarda en encontrar el tono del relato, y segundo porque en realidad se trata de una comedia romántica como tal, por lo que la auspiciosa comedia se desvanece en el momento en que entra a escena el personaje de Sandra Echeverría como el objeto amoroso de Teo, a pesar de la marcada diferencia de edades.

Aun así, la buena caracterización y actuación de Benavides y sobre todo del poderoso reparto de veteranos actores, que incluye nombres como Ignacio López Tarso, Isela Vega, Tina Romero, Patricio Castillo o Lorena Velázquez, consiguen algunos buenos pases de comedia y que terminan representando lo mejor de la película, la cual otorga una mirada noble a la vejez, pero sin atreverse a profundizar demasiado en el tema.

La película termina decantándose por la comedia romántica, y lo hace siguiendo todos los lugares comunes del género y desaprovechando las mil y una oportunidades que les permitía la descolocada premisa que enfrenta a una joven con un anciano de 80 años, lo mismo sucede con la eventual serie web que realizan, que regala los momentos más auténticamente divertidos pero a la que no se le saca el mejor provecho por seguir las convenciones de las comedias románticas, llegando a un desenlace sin riesgos y previsible.

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