El maestro de música

Asistimios a la actuación de un divo de la ópera que inesperadamente hace una revelación a su público.

La pasión por el bel canto inunda una obra de una serena, exqusita y cautivadora belleza, repleta de música, donde hay fragmentos operísticos maravillosamente interpretados, pero también comparten protagonismo muchos silencios, sentimientos y emociones contenidas. El maestro que tanto deleitó al público a lo largo de su carrera exhalando su arte, dando todo en los escenarios, se muestra en lo personal como un hombre reservado, que se reprime a sí mismo.

Habrá un suceso del pasado que marcó su vida y ahora volverá a revivirse aunque de distinta manera, en una obra sobre el legado, la proyección del arte, la perdurabilidad y la dificultad muchas veces de expresar los sentimientos más hondos.

Esta película maravillosa, a pesar de su poca difusión, posee una fotografía estupenda y un repertorio musical delicioso, aun para quienes no son muy entendidos en el género de la ópera. Gracias a producciones como ésta uno se siente atraído al mundo de la lírica, y desea más en adelante y para siempre.

Esta película es una de mis favoritas, junto con Amadeus son de los films mejor logrados que he visto. Es sublime la fotografía y las secuencias operísticos nos obsequian minutos de sublime belleza. Es inaudito que no existan copias de esta película subtituladas al español. De otro modo una película que debería ser vista y apreciada obligaroriamente en escuelas de música, cátedras de apreciación musical y visual y de crítica cinematográfica se transforma en una película solo para el pleno disfrute por una elite.

Alguien conoce de alguna versión subtitulada al español?

No entiendo de música, pero me gusta escuchar buena música.
No entiendo de lírica, pero me pone la piel de gallina oirla.
No entiendo de cine, pero me da una paz serena películas como el maestro de música.
Que más decir, nada, solo, sentarse en el sillón y disfrutarla con todos los sentidos.
Una cosa más, me quedo con esta genial frase:no cierres los ojos para cantar,
no te prives de ello ni prives a los demás de poderlos contemplar.

Gerárd Corbiau ha creado un film exquisito para los amantes de la música y estetas en general. José Van Dam, en la plenitud de su voz y presencia, está magnífico en el papel del maestro que asume el inesperado retiro decidiendo dejar la mejor herencia asus alumnos; el resto del elenco cumple con decoro. Aquí hay una bella historia enmarcada en una banda de sonido antológica, una ambientación y una fotografía inmejorables pero, sobre todo, un clima melancólico muy afín a la real experiencia operística. El final es apoteósico, especial para románticos y sutiles amantes de la belleza.