Aguas verdes

Es un producto inacabado, tiene fallas formales, como cierto abuso del fundido para cerrar escenas que no tienen un desarrollo completo, o actores flojos (salvo Alejandro Fiore, que está muy bien en el papel de Juan, el protagonista).
Pero tiene algo que contar, y eso para mí termina imponiéndose.
Las aguas verdes están estancadas, como en la pileta llena de vajilla sin lavar de los créditos, que espera que alguien se haga cargo. Así están las cosas en la casa de Juan y en esta familia, y Juan no puede o no quiere asumir su rol de punto de apoyo, de referencia, de energía masculina. Prefiere en cambio hacer que no ve lo que no está bien y refugiarse en lo trivial.
Pero desde las aguas verdes vendrán a exigirle que atienda sus cuentas pendientes.
El guión es algo tosco, pero Alejandro Fiore sale a flote en estas aguas, dando expresividad a ese tipo que, golpeado, acumula bronca y no consigue ser asertivo frente a los demás. Pero el desafío lo llevará hasta el límite que le permitirá encontrar una base interior desde donde hacer pie, el quebracho de ese muelle que pone límite al avance de las aguas verdes.
Interesante planteo, y creo que le da crédito a Mariano De Rosa para esperar de él mucho más en el futuro.

Aguas Verdes es un film que pasó desapercibido por los cines argentinos.
Su escasa difusión hizo que tuviera más pena que gloria en las boleterías.

Sin embargo, dentro de esta aparente comedia familiar se oculta un monstruo.

Un film cuya fachada es la comedia pero debajo de la careta oculta un film del terror más natural del mundo.
Bien actuada, sin espamentos, con el personaje del hijo menor excelentemente ideado, con una idea de la ironía y del humor oscuro bastante interesante, Aguas Verdes nos hace sufrir mientras reímos incómodos.

La historia de la familia que luego de un año de esfuerzo puede tener sus vacaciones en una pequeña playa de la costa argentina. La incomunicación, los choques generacionales y personajes secundarios jugosos harán de estas vacaciones una historia de terror.

El padre, jefe de familia a ultranza verá como sus vacaciones familiares se van desintegrando.
Su hijo consigue amigos y abandona la lona familiar. Su hija adolescente se enamora de un dandy y el padre, como buen guardabosques intentará evitar la relación, mientras su esposa se hace de un grupo de amigas que le copan los planes grupales al clan.

El gran mérito de director es lograr el progresivo deterioro de las relaciones y como juegan éstas en la cabeza del protagonista.
Bajo el cartel de comedia/drama familiar, Aguas Verdes oculta unos dientes filosos, mostrandonos el terror en su forma más doméstica, hasta el punto de alcanzar la categorización de thriller psicológico y eso convierte a la película en un muy interesante producto que merece ser visto.

Nota=6,5

El nombre sugiere que falta maduración y eso es lo que prefiero pensar antes de que lo que falta sea talento.
Chata, inconsistente, mal hilada. Una vez que uno logra superar el escollo de la pésima calidad técnica, sonido, iluminación, etc., y logra tratar de entender el argumento, la cosa empeora.
Los diálogos pretenden tener contenido pero acaban siendo un montón de palabras sin sentido, farfulladas por actores sin ganas.
Aburrida hasta el hastío y sin rumbo fijo las cosas ocurren de manera tan poco natural que resulta imposible meterse en la trama y dejarse llevar. Solo esperamos el final para descubrir que podía haber terminado en cualquier momento y el impacto hubiera sido el mismo.
La actuación de Fiore destaca por sobre la de sus compañeros de reparto, no por ser buena sino por no ser tan mala.
Una dosis de depresión directa a la retina. Intragable.