El ciclo Dreyer

Desde la Seminci 2006:

La nota negativa de ayer miércoles en la sección oficial fue la presencia de la segunda de las películas nacionales que concursan en esta edición de la Seminci. Con el cinéfilo título de 'El ciclo Dreyer', Álvaro del Amo presentaba junto a los actores del film un trabajo que provocó en la sesión de prensa, de manera involuntaria, la carcajada en no pocas secuencias, incluída la interrupción con aplausos que no eran precisamente de admiración hasta en dos ocasiones. Y es que en el cine una cosa son las intenciones y otra los resultados.

Se puede ser benévolo con 'El ciclo Dreyer' por homenajear la cinefilia de algunos jóvenes españoles de la época, y la actividad de los cine-clubes en los que se analizaba el cine del entonces llamado “Arte y ensayo”, pero lo que es más difícil de tragar es un guión con aires de folletín y repleto de diálogos impostados que hubieran necesitado imperiosamente una revisión exhaustiva para no provocar la vergüenza ajena y el ridículo, como así sucede en la propuesta de del Amo.

Película de terror. Mierda hirviendo que quema todas las neuronas a su paso por nuestros indefensos cerebelos. Una involución de la humanidad. Film subdesarrollado.

Nunca alguien que buscó expresar lo trascendental hizo un ridículo mayor. Filosofía empalagosa declamada. Nocilla emergiendo lentamente de las bocas de los actores hasta derramarse.

Sus pedantes coloquios, donde se echa de menos a algún extra ahorcándose o sufriendo un síncope tras un ataque de risa, podría convertirse en una de sus peores pesadillas.

El alarido de una hiena ronca, esputando y con carraspera es mejor guión.

Que vuelva la Inquisición por un día.

Este suplicio nos hace envidiar a Hellen Keller por unos instantes.

La noche de su estreno dicen que vieron al zombie de Dreyer intentando suicidarse.

Soy de los pocos afortunados que disfrutó de este fenómeno cinematográfico en su premiere para la prensa en la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Pocas veces he disfrutado tanto durante una proyección.

Se trata de un intento de drama cultureta tan penoso que termina siendo una de las comedias más desternillantes de la historia. Las primeras risas entrecortadas dieron paso a aplausos sarcásticos al final de la película. Los espectadores hacíamos chistes en voz alta para compartirlos con el público. Del Amo y Rivero, que estaban en la sala, salieron llorando y dieron una rueda de prensa donde llegaron a tildar a prensa y jurado de "pueblerinos que no habían entendido el mensaje".

Así que lo dicho; posiblemente sea la peor película de la historia superando, con mucho, al "Plan 9 from Outer Space". Por eso mismo, es fundamental. Una experiencia única. Véanla y no quedarán defraudados.

Presentar esta película en un festival como la Seminci solo puede calificarse, como mínimo, de provocativo. El guión llega a resultar cómico (sin perseguirlo), las interpretaciones pésimas y el script fallido.
La película se llevó, eso sí, una de las mayores pataleadas que se han visto en el festival de Valladolid.

Esta película es tan rematadamente mala que se sale de la escala por el lado de lo inmundo y aparece por el otro lado junto a las leyendas del cine.

No hay palabras suficientes para describir lo rancia, pedante, culturetamente fallida y penosa que es esta cinta. Pretende contarnos la vida de unos jóvenes cinéfilos en plan muy serio (sí, de verdad), pero con la soberana chufa de guión que tiene y las temibles interpretaciones al final parece que todo es cachondeo. La dirección también es repugnante, y sobre todo pretenciosa. Intenta emular a Dreyer haciendo que los personajes (todos ellos muy sesudos, profundos y con chaquetas de pana con coderas) repitan encuadres del susodicho, para al final conseguir un efecto de refrito tornasolado (que queda muy bien la palabra) que da más risa que otra cosa. También la película es aburrida como ella sola. No es que avance despacio, es que puede dormir hasta a los cantos rodaos si no fuera por los épicos diálogos...

Mención especial merece la inigualable (por lo perniciosa) actuación de Pablo Rivero, ya que sin su colaboración la película habría sido menos mala. Y del director poco se puede decir, salvo que si la película en sí ya es mala, todo empeora cuando es el propio director el que habla de ella e intenta explicar lo que pretende. Cuando Pablo Rivero y Álvaro del Amo fueron a Versión Española (en La 2), la entrevista fue memorable. Tal cantidad de despropósitos intentando justificar semejante bazofia de película no se le habrían ocurrido ni a un ejército de guionistas locos a los que amenazan con leer las obras completas de Ana Rosa Quintana. Ya han mencionado la mítica rueda de prensa después de la presentación de la película, en la que la crítica especializada no sabía si la película iba en serio o era de coña, pero es que lo de Versión Española fue peor.