La verdadera historia del Gato con Botas

La película no es mala del todo, el problema que tiene esta animación, es que no ha sabido adaptar las ideas innovadoras que disponía sobre la mesa de uno de los cuentos más populares del S. XVII en Europa, conocido en sus principios como “Cagliuso”, y después renombrado, como “El gato con botas”, y desde entonces es el nombre que todo el mundo lo conoce.

Uno de los fallos de esta animación, es que ha querido adaptar algunos personajes a nuestro tiempo y al gusto del director, pero ello ha creado personajes grotescos y burlescos, sin gracia y sin simpatía, además de obviar esa aura que se les pide a los personajes de animación, que es el de seducir, sea para bien o para mal.

Pero no es el único fallo y es que al tomarse ciertas licencias en el desarrollo, ha creado una historia fluctuante, siendo mayoritarios los momentos destinados al aburrimiento y la desidia, que los ínfimos de emoción y destinados a la fantasía.

Otro cantar son los más peques de la casa, y es que para ellos, muchas de las situaciones horriblemente planteadas, y de los chistes clásicos y nada originales, para ellos, es un reír, un carcajear siempre sonriente y agradecidos.

Esto es la animación, y la vida misma, no todo se ve con el mismo prisma.

Esta película de animación es muy distinta a las demás que he visto últimamente, los dibujos, las caras de los personajes y sobre todo la música.
Más recomendada para los mayores que para los pequeños. No se entiende la poca transcendencia que tuvo, quizá debido a falta de marketing.
Buenísima la forma de cantar y moverse de la princesa.
La dirige Pascal Herold, responsable de los efectos especiales de Amelie.