Grandes esperanzas (Miniserie de TV)

Grandes bostezos

Sumario

Esta nueva versión seriada de la célebre novela de Dickens, con codirección y guion de Steven Knight (Taboo, Peaky Blinders), con su retaceo de información sobre sus protagonistas hasta los últimos capítulos, su cansinos y soporíferos diálogos, sus anacronismos étnicos que por momentos rozan el ridículo y la resultante falta de empatía por sus personajes, es un constante desafío a la adherencia del espectador.

Reseña

Adaptación muy particular de la gran novela de Charles Dickens, la miniserie sigue al joven huérfano Pip y el extraño recorrido que emprende para lograr su ascenso social y convertirse en caballero.

Luego de un incidente con un par de convictos que dará lugar a una trama paralela, el huérfano Pip, adoptado por su hermana mayor y su marido herrero, siendo adolescente acepta la invitación para ser “preparado para ser un caballero” por parte de la excéntrica Miss Havisham y su hija adoptiva Estella, primero y luego por el abogado Jaggers (Ashley Bashy Thomas).

Esta versión seriada presenta varios problemas. No leí la novela y no sé cómo ésta dosifica la información, pero en esta versión ignoramos durante varios capítulos las motivaciones de los personajes principales ¿Por qué y para qué Miss Havisham y Jaggers toman a su cargo la educación de Pip? ¿Qué tiene que ver la trama paralela con los convictos? La poca claridad inicial del mundo de los seguros navieros y sus trampas a los que ingresa Pip de la mano de Jaggers tampoco contribuye demasiado a levantar el interés.

Hay que hacer un esfuerzo considerable para empatizar con los personajes y seguir una serie que se desarrolla a partir de diálogos soporíferos y que termina soltando toda la información de golpe en uno de los últimos capítulos.

Por otro lado, la verosimilitud de la serie se haya seriamente dañada por el anacronismo de su diversidad étnica, ya que la mayoría de los personajes de clase alta que rodean a Pip en la Inglaterra de 1860 son negros, mestizos, o de origen indio o pakistaní (lo que por momentos se ve involuntariamente cómico), mientras que los de clase baja y los maleantes son blancos.

Olivia Colman bordea la sobreactuación en función de darle vida al estrafalario personaje de Miss Havisham; y hay que admitir que el relato cobra más vuelo e interés cuando ella se halla presente. Fionn Whitehead interpreta a Pip en forma cansina y despierta escasa empatía. La trama romántica Pip – Estella sencillamente no funciona. La cosa remonta un poco más por el lado de su familia adoptiva (Hayley Squires y Owen McDonnell), las intervenciones y textos de Estella (Shalom Brune-Franklin) y, acaso lo mejor, donde digamos que “pasa algo”, los encuentros de Pip con su enamorada no correspondida Biddy (una excelente Laurie Ogden).

La atmosfera sombría y las escenas de burdel supuestamente sórdidas (y sexualmente bastante frías) y vagamente reminiscentes de series mucho más logradas como Penny Dreadful y El alienista no logran arrancar a la serie de su tono monocorde y letárgico.