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The Battered Bastards of Baseball

Documental El documental cuenta la historia de Bing Russell -padre del actor Kurt Russell-, todo un veterano de Hollywood -participó en la serie "Bonanza"- que causó un gran impacto cuando en 1973 construyó un equipo de béisbol independiente y muy poco convencional, los Portland Mavericks, a partir de cero, provocando su ascenso meteórico en la década de 1970. (FILMAFFINITY)
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8 de marzo de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental The Battered Bastards of Baseball nos cuenta la historia de Bing Russell y, no únicamente de cómo llegó a ser el propietario de los Mavericks de Portland, un equipo de la tercera categoría del béisbol estadounidense, sino también de cómo revolucionó un sistema arcaico de gestión de los equipos. Su llegada a Portland supuso un soplo de aire fresco, no solo para el equipo béisbol que refundó con un nuevo nombre, sino para la ciudad entera.

Con testimonios de los jugadores que Bing contrató para su equipo -la gran mayoría veteranos rebotados de otros equipos-, el documental muestra el amor que el anteriormente actor profesaba por su deporte favorito y de cómo este idilio caló en sus jugadores, que dieron lo mejor de sí mismos y disfrutaron como nunca, alejados de los grandes focos que acaparaban las Grandes Ligas y las Series Mundiales.

Relatos veraces, que llegan a emocionar por la forma en que son narrados y por lo que cuentan. La descripción de Bing Russell que dan sus antiguos pupilos, la de un rebelde que tenía un sueño y que no iba a cejar hasta conseguirlo, pero que ponía énfasis en el proceso, es maravillosa. Es decir, obviamente el resultado le importaba, pero el disfrutar durante ese camino al éxito, era el objetivo número uno. Toda una lección de vida.

Entre los miembros del equipo se encontraban, entre otros, su hijo, el actor Kurt Russell, que fue un prometedor segundo base o el director de cine Todd Field (En la habitación), que siendo un crío se encargaba de los bates que sus compañeros iban a utilizar.

Las revelaciones de aquellos que formaron la plantilla de los Mavericks se ven complementadas con un buen surtido de imágenes de archivo de los partidos que disputaron desde 1973. En ellas se aprecia como tanto jugadores y espectadores formaron un todo, una comunión con la que disfrutaron en un período que no habían vivido anteriormente y que probablemente nunca se volvería a repetir. Eso, como espectador, te llega, te interese o no el béisbol. Ahí radica el poder de este gran documental, porque conectas con lo que te está contando desde el primer minuto. Tíos naturales en un deporte humanizado, al que se iba a disfrutar, lejos de la mercantilización a donde los poderosos arrastraban al béisbol.

Su visión de éste, un deporte que amaba, su primer gran amor en palabras del protagonista, le llevó a transformarlo desde dentro, plantando cara a esos directivos y propietarios cuyo único objetivo era hacer negocio. Ese, junto con la ilusión que sembró en la ciudad de Portland y en los jugadores que contrató -unos desarrapados como se dice en el título original, "battered"- para esta gran aventura, fueron el legado de Bing Russell. Todo ello aparece reflejado en el documental The Battered Bastards of Baseball, una verdadera joya que se encuentra escondida en el catálogo de Netflix. Altamente recomendable.

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