Rómulo, mi padre

Difícil tarea valorar este film. Finalmente me decido por estas seis estrellas, ya que al final queda un buen sabor, melancólico pero agradable. Aunque debo decir que por momentos me revolvía en la silla diciendo ¡basta muchachos! ¡¡paren de sufrir!! y me sentía tentado a abandonar, calificando todo como un dramón hiperdesbordado. Raimond Gaita es un escritor y filósofo australiano, que ganó reconocimiento con esta novela autobiográfica sobre su triste infancia. Lo que me hizo continuar fue precisamente eso, que sabía que se trataba de una historia real, y tenía curiosidad por llegar al final. Por otra parte, la actuación del chico -Kodi Smit-McPhee, recordar ese nombre- es superlativa, de lo mejor que he visto en actores infantiles. Para destacar también la fotografía, con algunas imágenes muy bellas. Y otra cosita: al fin veo a Eric Bana hacer algo decoroso (ninguna maravilla, pero al menos está correcto). Película recomendada para personas con alta tolerancia al drama. Y deja a uno con ganas de leer el libro. Que no es poco.

Debut en la dirección del actor australiano Richard Roxburgh que transcribe a imágenes el libro y el guión autobiográfico de Raimond Gaita en su especialmente traumática infancia. Este señor en la actualidad es un célebre filósofo en Australia y se llevó unos cuantos premios por esta novela de mismo titulo publicada ya por el año 98.
El film de Roxburgh comienza con un ritmo sospechoso, con una aparente falta de contenido que lentamente se va descubriendo como una cadencia melancólica, serena, sólida, dramática y finalmente emocionante en ciertos pasajes del film. No sigue de pleno los esquemas de películas de este tipo, de memorias de los 60 con niño protagonista. Tiene un pátina de veracidad lograda a base de esquivar algunos (no todos) los tópicos del género, tiene a un Eric Bana mucho más acertado que en "Las hermanas Bolena", tiene aspecto de cine independiente de hace unos cuantos años apreciable y nostálgico. No parece haber despertado pasiones pero bien merece una reseña. "Romulus, my father" es un buen tratamiento para optimistas incurables.

Película pequeña que llega de australia, dirigida por el actor Richard Roxburgh (El 'Duke' del "Moulin Rouge" de Baz Luhrmann) y basada en la obra del filósofo y escritor Raimond Gaita en que el autor recoge su difícil infancia.

Es una película con un ritmo pausado, con un sabor agridulce. La historia de este chico (interpretado por el joven Kodi Smit-McPhee, excelente actor y que, al parecer, pronto veremos como el chico de "La carretera"), que vive con su padre (Eric Bana) en un ambiente rural y que echa en falta a su madre (Franka Potente), a la ve en contadas ocasiones, me pareció mínimamente interesante. El trabajo de los actores es del todo creíble, especialmente el del chico protagonista, un muchacho que sabe transmitir la fragilidad y la bondad de su personaje, y esto ayuda increíblemente en una historia que se cuenta con su propio tempo.

El director se esfuerza en llevar la película lejos de los filmes típicos con infancias traumáticas. Al principio parece una película con niño en un ambiente rural australiano, correteando por el campo, yendo de un lado a otro en bici, navegando en una barquita de madera por el pequeño lago, etc. Algo con encanto. Pero pronto el drama crece, hasta hacerse grande. Los personajes sufren. Lo pasan mal. Lloran. Se lamentan. Superan obstáculos. O no los superan. Pero, por suerte, la película no cae en el sentimentalismo barato ni en la lágrima fácil. Logra vadearla con acierto. Y al final, queda un sabor entre dulce y amargo. Es una película pequeña que bien merece un visionado.

Preciosa y con mayúscula película que narra la infancia del impresionante profesor y filósofo Raimond Gaita.
Y es que cada uno quiere a su manera al final. Eric Bana está excelente, es increíble la pinta de padrazo que los directores de cine le ven a este actor, no hay peli en la que aparezca que no le pongan a una mujer o bien dando a luz hijos suyos o ya teniéndolos (Rachel M. en "La mujer del viajero del tiempo" sale teniendo una hija suya y Natalie Portman y Scarlett Johansson dando a luz sus hijos en "Las hermanas Bolena" o con un niño en Troya con Saffron Burrows). La lucha por la felicidad, un libreto excelente, y una dirección preciosa es lo que convierten esta película en un canto a la infancia del célebre pensador, Roxbourgh fue bendecido el día que se fijó en la vida de este hombre para llevarlo a la pantalla. Franca Potente borda como siempre, su papel, escondida, pero eje central. Tiene química con Bana. Csokas cumple su función y el resto. Lo que un padre quiere a un hijo es indescriptible como la peli, gran dramón y excelente dirección. Nada de ella sobra.

Hermosa historia basada en hechos reales que narra la relación de un hombre con su hijo, menor de edad, en medio de la adversidad de un pueblo Australiano en la década de los cincuentas. Amor, Entrega, Inocencia, Trabajo, Abandono, Depresión, Pasión, Amargura, Soledad, Infidelidad e Incertidumbre se entretejen magistralmente para dar vida a una historia apasionante, llena de luz e inevitablemente humana.