Concussion

Un golpe en la cabeza, hace que una mujer en pareja con otra, madre, esposa y ama de casa, trate de cambiar esa vida rutinaria y monótona que lleva, para vivir nuevas emociones.
Su falta de vida sexual hace que llegue sin querer al mundo de la prostitución femenina y se sumerja en un ámbito nuevo para ella y fascinante a la vez.
La película quiere ser original mostrando el lado femenino de parejas homosexuales, agregándole el tema de la prostitución, pero se queda en un relato a veces frío que ni calienta las escenas eróticas que surgen durante la trama. También híbrido porque no sabes bien lo que te quieren contar y aburrido porque algunas escenas no aportan nada.
No busca hurgar más en la sensibilidad de una mujer lesbiana, ni tampoco hacer un relato atractivo de por qué las lesbianas tienen un deseo sexual igual que una mujer hetero.
Muy destacable la buena actuación de la protagonista, Robin Weigert, en un papel nada fácil, donde en muchos pasajes, puede transmitir las angustias, los sinsabores y los deseos íntimos de una mujer lesbiana.
Una peli para ver un sábado o domingo a la tarde, que podría llamar más la atención por tratar el lesbianismo y la prostitución juntos, pero que no llega a convencer del todo.

Stacie Persson debuta con esta película indie norteamericana, con una mirada muy femenina y con mucho aire a cierto cine europeo, sobretodo el francés.

Abby es una mujer de más de 40 años, vive con su esposa Kate y sus dos hijos, la rutina parece haberse apoderado de sus días y ésta situación la agobia por completo, sabiendo que debe hacer nuevas actividades que le inyecten algo de emoción a su aparcada vida.

Mientras repara un loft de su propiedad, Abby conocerá la posibilidad de darle a su vida algo de variedad, así, pasara a ser Eleanor, una mujer que a cambio de dinero sabrá satisfacer las necesidades y fantasías sexuales de otras mujeres, y las suyas propias.

Abby deberá aprender a vivir su nueva doble vida, mantenerla en equilibrio con su vida en pareja y familiar, mientras explora las nuevas posibilidades que se le presentan que le permite paliar así su acrecentada insatisfacción.

Sin abandonar el buen gusto ni caer en grotescos ni moralismos, Stacie Persson sabe acercarse al tema y se anima a mostrar escenas realmente sugerente e incitantes, apoyándose en el buen trabajo de Robin Wiegert, muy sólida en su trabajo actoral.

Sin embargo, todos los convencionalismos dejados de lado durante la mayor parte del relato son retomados en su último tramo, en un desganado y poco satisfactorio último acto; habrá que esperar el siguiente filme de la directora.