Psico

PSICO no es un monólogo, decían. Y efectivamente no lo es. PSICO es más bien una conversación aparente entre una mujer y su terapeuta que sugiere una conversación de fondo aun más significativa; la de la obra con el espectador. Cuando la mujer habla, la respuesta del terapeuta no es más que la de un subtítulo compuesto por puntos suspensivos, y un símbolo de mute que adorna la pantalla. De esta manera, el mediometraje nos posiciona como el interlocutor directo de su protagonista, ya que nos empuja a rellenar esos espacios de diálogo en blanco con nuestro propio mundo interno. Así, hay tantas conversaciones posibles entre la protagonista y su terapeuta como espectadores. Y es más; me atrevo a decir que hay tantos terapeutas posibles como espectadores, porque es donde la obra nos posiciona -tanto desde el mencionado juego con el diálogo como desde el propio lenguaje, más hacia el final del mediometraje-.

Una vez planteada la dinámica, PSICO la exprime al máximo con una propuesta que parte de lo -en apariencia- convencional a lo experimental, sosteniéndose fundamentalmente en el diálogo. O, mejor dicho, en el relato. La narración nos vuelve nuevamente espectadores activos, porque, así como el mediometraje nos obliga a dar forma a las intervenciones del terapeuta, también nos propone dar forma a las imágenes más significativas del mediometraje, cuyo disparador (denominado casualmente por su protagonista como "detonante" -término común en psicología, pero también en narrativa-), está por fuera del mismo, construido en el off, como la mayor parte de la peripecia. Es así como la propuesta de este trabajo es la de construir en conjunto, porque, como una sesión de terapia, la psicodanza, o el sexo, para PSICO la experiencia cinematográfica es un juego de dos.

El guión de "Psico" juega en un plano que va desde unos buenos diálogos que se sienten naturales, más aún gracias a la interpretación de nuestra protagonista la cuál a veces sé perdera en está naturalidad y pasará a unos diálogos más elocuentes, íntimos... y sensuales, ahí entra el conflicto qué tratara la pelicula, pero está no solo son diálogos, la musica es excelente, más que acompañarte, te sumerge y es casi espiritual... o mental, y la puesta en cámara no irá por otro camino, la cámara estará a funcion de su personaje y nos hará interiorizar en su cabeza... o su culo.

Conclusión:
Esta pelicula me hizo pasar un buen rato y amé como toco este tema sexual con mucho respeto, que explicito no significa ser irrespetuoso.

Negro. Puntos suspensivos, mute. Una mujer en un diván. Nos cuenta unos detalles, luego otros. Puntos suspensivos, mute. Rápidamente estamos en sintonía, hay una mujer visitando a su terapeuta, le está contando la raíz de un problema, o como ella dice, el detonante. Luego, cuenta el problema, se explaya… por cincuenta minutos. ¿Y nosotros? ¿Somos el terapeuta?

Definitivamente lo que más me gustó de este entretenido, pero interesante trabajo, es la capacidad de moldear un personaje que lleva el peso del metraje por completo y que prácticamente permanece tendido durante un ochenta por ciento del tiempo total; sin duda, la mayor fortaleza que se debe destacar de este guion. Así, nos enteramos, pues, de algunos detalles de la vida de esta mujer, lo que le van confiriendo esta fuerza narrativa; nos enteramos de cómo se compone su familia, qué piensa de algunos familiares, y de su filosofía enmarcada en ciertas contradicciones: sobre la gente, lo sexual, las manera, etc.
La puesta en escena refuerza la intención con las diferentes angulaciones, planos y movimientos; la forma que tiene la luz, que parece descolocarnos por momentos, le confiere ese aire inquisitivo y nos deja a nosotros mismos en la palestra intentando resolver un enigma, ¿qué es lo que realmente hace esta mujer aquí?
A medida que corren los segundos se torna todo un poco surreal, insuflado esto a propósito de la “mirada pérdida” de la protagonista que parece no saber en dónde, a ciencia cierta, está la segunda persona. Todo lo anterior abrochado, cómo verán, con un clímax espectacular, que se da en varios sentidos. Es así como, entonces, lo sexual y lo mental se toman la pantalla para jugar con nosotros de una manera conjunta, valiéndose de los elementos mencionados y logrados de una manera precisa para hacernos viajar por lo entresijos de nuestras propias contradicciones.