The Oregonian

Estamos ante una serie Z muy amateur y también muy pero que muy mala...pésima, horriblemente estúpida e insufrible. Pero lo peor no es lo cutre o mala que resulta sino lo poco imaginativo de la propuesta, muy poca creatividad. No hay ideas, de hecho no creo siquiera que tuvieran un guión completo o sólido antes de rodar. Se nota que muchas cosas son fruto de la improvisación tanto de rodaje como de montaje.

La cosa trata sobre una chica desorientada que despierta en plena carretera tras un misterioso accidente de tráfico y a partir de ahí empieza su camino a pié en busca de ayuda. Un principio de argumento que da para un párrafo de guión. El resto es puro delirio sin sentido, imágenes y secuencias enteras que no tienen ninguna armonía y lo peor de todo es que no resultan interesantes o entretenidas. Un bodrio que aburre a las obejas...el escaso metraje está dilatadísimo, hay escenas híper alargadas y demasiado lentas con el fin de poder llegar a una duración estándar para tener la calificación de largometraje. Pero para mí ésto no es un largo, lo veo como un corto alargado y mal editado. Realmente si volvieran a hacer el montaje y redujeran la duración a 25 minutos a lo mejor hubiera salido un cortometraje simpático, pero tal como ha quedado la cosa la verdad es que es una tomadura de pelo porque se nota mucho que no tenían ideas ni argumento para hacer un largo.

Otra cosa que hace que ésta porquería resulte irritante es que encima es pretenciosa. El director trata de imitar el estilo de David Lynch con un montón de imágenes y escenas raritas que quieren ser sugerentes y surrealistas pero sólo resultan ridículas y de una vacuidad absoluta. El contenido de éste bodrio es el vacío total, la nada. Sus imágenes no significan nada, sin sentido ni creatividad.

Tiene delito hacer una mierda como ésta y encima pretender ser un autor original sólo por unir unas cuantas escenas inconexas, feas y sin sentido alguno. The Oregonian se cree mierda y no llega ni a pedo. Una peli insignificante, carne de festival para engañar a frikis. Solo la vería para hacer un Top de peores films de la historia. En fin, estais avisados!

Película absurda, inconexa, ridícula, pedante, cutre, retorcida, pretenciosa y aburrida con una ostra en sus 80 minutitos.
O el LSD ha vuelto a las calles o soy un paleto que no comprendo según que cosas.
Fea de ver, hortera, y con grandes genios de la interpretación si estuviéramos en los años veinte y el expresionismo volviese a estar de moda. Todo empieza con una rubia lerda en un picadero. Le roba la botella y la cartera a un borrachuzo y se da tremendo golpe con el coche mientras suena el himno américano... Vacas pastando, neblina, fundidos a negro, insertos chungos, ahora cojeo de una pierna, luego de otra, vieja vestida de rojo sonriente con mirada de Landrú, enfoco y desenfoco sin venir a cuento porque soy independiente, pescadillas, raspas, lubinas, chopitos, meadas rojas... ¡Qué moderno todo!
¿Surrealismo? Mis cojones...
Lo peor de lo peor.
Y el caso es que, cómo no, tiene una legión de fans.
Los que apedrearán mi crítica con dardos envenenados.
A mi plin, soy Ordóñez Dominguín...

Dedicado a realizar desconcertantes cortos, el director Calvin Lee Reeder hizo su debut en el terreno del largometraje en el Festival de Sundance 2011. Uno o más de sus cortos han influenciado a la película, habrá que estar atentos. Escribir sobre la sinopsis es algo difícil, pero en términos generales The Oregonian sigue a una mujer de Oregón(vaya, por eso el titulo) que despierta de un accidente automovilístico, se encuentra perdida en una carretera, en medio de la nada, en el trayecto hacia algún lugar, encontraremos camioneros, mujeres risueñas y extraños seres que puedan habitar en un lugar como este, las cosas se complican si nos alejamos hacia lo profundo de la jungla.

Acompañamos a nuestra Alicia (Lindsay Pulsipher, True Blood), por un bosque lleno de susurros extraños, las plantas nos observan, y las miradas invisibles están siempre presentes (Parecido al bosque el Edén, de Anticristo-Lars von Trier). La frondosidad de los arboles infunden terror e inquietud. Esto solo es el comienzo de un desfile de situaciones extrañas acompañadas con personajes como sacados de un catálogo de David Lynch.

El montaje se encarga de volver todo extraño, con una filmación amateur que rinde tributo a las películas de Serie B de finales de los setenta y principios de los ochenta (a lo Death Proof de Tarantino). La paleta de colores utilizada es digna de cualquier viaje ácido con LSD. No hay muchos diálogos y tampoco hacen falta, las imágenes se encargan de narrar todo lo necesario. Como suele suceder en este tipo de cintas, las referencias sexuales y su rango demencial son muy altos.Pero ¿Realmente existe una explicación racional a los hechos? Creo que el director quiere dejarnos concluir lo que se nos venga en gana. La historia se vuelve cada vez más fuerte y las respuestas escasean.

The Oregonian es un experimento visual muy interesante y dejando a un lado el formalismo, es pura necrofilia y eyaculación lynchiana. Una exquisitez.