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El infierno vasco

6,1
290
Documental El País vasco, una de las regiones más ricas de Europa con sólo dos millones de habitantes, es considerado por los turistas un pequeño paraíso. Pero su agradable clima, sus hermosos paisajes y su alto nivel de vida no consiguen ocultar una terrible realidad: desde hace treinta años, más de doscientos mil vascos han tenido que exiliarse para salvar la vida, librarse de la extorsión, del aislamiento social, del miedo o de las imposiciones nacionalistas. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
16 de noviembre de 2008
40 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias. Por fin vemos un documental que manifiesta una condena abosoluta a la violencia y sus acólitos. Una condena sin "peros", sin victimismo y que muestra la percepción de distintos sectores de la sociedad vasca. La música, inspiradora.
La he visto en Bilbao, y al final se ha aplaudido (no ha sido una gran ovación pero sí se ha aplaudido bastante).
El único "defecto" es que tal vez haya faltado la participación de álgún ciudadano de a pié, es decir, un reflejo de sectores sociales que no tienen trascencencia pública.
En cualqier caso es una apuesta arriesgada por la situación que vive el País Vasco.
Creo que el mismo comienzo hace reflexionar "El País VAsco, una de las regiones (...)"; y la dedicatoria final es un reflejo de que el autor conoce de primera mano la situación: la de los que mueren, la de los que se tienen que marchar y la de los que siguen viviendo aquí.
Todos los vascos deberían ver este documental y darnos cuetna de que mirar para otro lado es apoyar a los asesinos.
Ver este docuemtnal no es que sea "intersante" (que lo es), sino necesario para ver más allá.
Jhwef
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15 de noviembre de 2008
29 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es mi primera crítica aquí y aparece al hilo del documental que he tenido la suerte de visionar. El infierno vasco es un documental incómodo. Siempre molesta hablar sobre un tema delicado como el terrorismo o el nacionalismo excluyente y mucho más si los protagonistas lo han vivido en primera persona.

Me resisto a llamar a El Infierno vasco película porque no veo en él ningún artificio demasiado sofisticado como para considerarlo como tal. En realidad son relatos yuxtapuestos, relatos de gente como tú, estimado lector, como yo, como cualquiera de nosotros. Relatos de personas normales, seres humanos que han vivido circunstancias terribles, recuerdos tremebundos y que por ello han debido de alejarse de su tierra, su Euskadi. ¿Y por qué? Simplemente porque no comulgan con unas ideas políticas. Sin duda son relatos de víctimas pero también son relatos de valientes.

El director del metraje es Iñaki Arteta, pero se echa tan a un lado que muchas veces parece que es cualquiera el que ha cogido la cámara y se ha bajado una tarde a rodar. Arteta asume con su cámara y unos muy visibles humildes medios la tarea complicadísima de entrevistar a sucesivas personas que han sufrido el siempre silenciado por los medios- menos por algunas voces críticas a las que algunos se emperran en llamar "fachas" descalificándose a ellos mismos- acoso del nacionalismo y, en los últimos términos, del mismo entramado etarra.

Aunque no se muestran las imágenes implícitas de los hechos narrados, los testimonios de los entrevistados- en su mayoría anónimos, otras veces directamente implicados con atentados de sobra conocidos por todos, como por ejemplo el de Consuelo, la hermana de Gregorio Ordóñez-hielan la sangre por la fuerza de sus palabras y hacen que sea la propia mente la que diseñe en sí misma el calvario que han debido de padecer estas personas.

Después de contemplar El infierno vasco, te quedas con un amargo sabor de boca, yo por lo menos reforcé mi indignación ante algunas manifestaciones de esa inocente gente a la que, además, en su propio entorno marginaban por miedo quizá a ser también señalados por el dedo del terror. Sientes que debes hacer algo, que se tiene que hacer algo. Que no se puede dejar que una situación así se perpetúe.

Todos deberíamos ver este documental para conocernos un poco más, para conocer nuestro país, para no volver de nuevo las espaldas ante los problemas que a todos nos atañen. Y aunque sea evidente la falta de medios, los fallos de montaje, aunque no aparezca nuestro actor de Hollywood favorito o aunque seamos reacios a algunos rostros por ideas. No aparece ningún político conocido ni ninguna figura demasiado mediática. Quizá fue esa la intención de Arteta para reforzar el carácter de testimonio. El Infierno vasco se debe ver no desde la perspectiva política, sino sociológica, antropológica e incluso costumbrista. Porque hay que conocer la realidad para poder juzgarla y sin saberla no se puede enjuiciar.
La verdad de Jetruvia
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21 de junio de 2010
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un extraño síndrome de Estocolmo en el país vasco. Durante décadas, se ha señalado a las víctimas de ETA como responsables de su desgracia. "Algo habrá hecho", se solía decir. " A cuántos ha matado ETA con menos delito", se decía con sorna en ocasiones. Era aquélla (los años 80 y 90) una época en la que el terrorismo de ETA era apoyado por los afines a HB, condenado por los nacionalistas moderados, aunque condenaran moralmente también a los asesinados, y sencillamente ignorado por los no nacionalistas, para no meterse en problemas.

Hoy, a aquellos que tuvieron que huir del país vasco por ser familiares de víctimas de ETA -esto es, víctimas del desprecio sufrido por ser familiares de víctimas de ETA- se les acusa de no ser vascos "puros" ideológicamente, de haberse puesto del lado de un enemigo común llamado España, de no merecer los parabienes de la pertenencia mitológica a un pueblo elegido divinamente para vivir en la orilla del mar cantábrico.

Por eso documentales como éste de Arteta (expulsado de su puesto en la diputación de Vizcaya por no ser "puramente" vasco, despreciado por no adherirse al discurso oficial, imperante y políticamente correcto) son tan necesarios. Son la voz de los sin voz. Son la voz de Machado huyendo de España durante la guerra. Son la voz de Einstein dejando Alemania. Son la voz de los que pierden, por perder a un familiar, y vuelven a perder, por tener que dejar su patria. O simplemente la voz de aquellos que dejan Euskadi para no ser objeto de amenazas, pintadas, insultos...

Amargo, muy amargo el relato de algunas personas, especialmente de aquellas que guardan rencor a la tierra que les vio nacer. Pero necesario, muy necesario. Ojalá pronto puedan volver. Muchos esperamos que así pueda ser pronto.
DJ_Theo
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28 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental interesante, realizado con los testimonios de víctimas y familiares de las víctimas del terrorismo en el País Vasco.
Nos muestra una realidad que parece diseñada para que nada cambie en esa tierra, desde las entrañas mismas de la pasividad del gobierno.
Refleja la soledad, el miedo y la exclusión que sienten aquellas familias en donde uno de sus miembros ha sido asesinado por ETA.

Un País Vasco sin libertad, en donde no se puede decir lo que se piensa, en donde desde la propia educación se va sembrando la semilla del mal. Un lugar próspero económicamente, pero que ha permitido que este problema crezca sin hacer nada.

Siempre es esclarecedor escuchar a quienes han sufrido en carne propia estos crímenes.
aleks
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