Bienvenido a una clase gratuita de vida orientada a todos aquellos que cometen el error de juzgar.

Erstens: Blablaba

Zweitens: 1 más 1 es igual a einundvierzig

Drittens: Si tienes algún puto problema te la meneas y ya está todo arreglado.

Viertens: Si te gusta la chica, cógela, qué suerte tienes de que esté lejos, si no lo estuviera te la levantaría con gusto, por joder, aunque me importe un carajo ella.


Una línea de puntos larga y lustrosa, compleja y duradera que va desde Madrid a Viena, y volviendo.

Bueno, a ver. La película está sumamente mal contada, ni el director ni la historia conocen el ritmo básico narrativo para lograr enganchar al espectador. Por esta razón “Cuatro Minutos” se hace cansina, aburrida e intranscendente.
Aunque le pongan una banderita alemana la ficción es la misma que los americanos nos han contado tantas veces, “chica problemática descubre en su talento una vía de escape a las condiciones que le oprimen”, con todos mis respetos, esto es una puta mierda con banderita negra, roja y amarilla.
Por si fuera poco, tanto los personajes como la trama son exagerados, con lo que pierde credibilidad la historia a cada segundo que pasa por ella. Los actores y las actrices se convierten en muñequitos de trapo que a golpe de saltitos deambulan por la cinta sin ton ni son. No emocionan, no transmiten, no son seres por los que sentir empatía, son "Monica Bleibtreu, Hannah Herzsprung, Sven Pippig, Richy Müller, Jasmin Tabatabai" disfrazados y trabajando, sin traspasar la barrera ni convencernos.
El grueso de la historia, la relación profesora - alumna, está constantemente impregnada de flashbacks que rememoran parte de la vida de la vieja (profesora) que, seamos sinceros, no le importan a nadie más que al guionista que creía, erróneamente, que iba a darle mayor complejidad al film. Este fallo es común en el cine europeo. Al resultar excesivo crea tramas aburridas e inverosímiles que lo único que consiguen es, año tras año, alejar al espectador de las salas en sus películas serias.
Existen partes interesantes, sobre todo la música y la ambientación, pero sin llegar a resultar geniales, sólo pasables. Por esta razón, "Vier Minuten" sólo se salva por escasas muestras de talento en los aspectos técnicos y por la efectividad de la escena que da nombre a la película.