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Voto de RAMON ROCEL:
7
7,2
120.041
Fantástico. Drama. Thriller
Año 1944, posguerra española. Ofelia (Ivana Baquero) y su madre, Carmen (Ariadna Gil), que está embarazada, se trasladan a un pequeño pueblo al que ha sido destinado el nuevo marido de Carmen, Vidal (Sergi López), un cruel capitán del ejército franquista por el que la niña no siente ningún afecto. La misión de Vidal es acabar con los últimos miembros de la resistencia republicana que permanecen escondidos en los montes de la zona. En la ... [+]
8 de junio de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta fábula bien llevada al cine nos hace reflexionar ante los horrores de la guerra, en esta ocasión durante la guerra civil española. Y justifica la fuga de una niña a un mundo poblado por seres fantásticos, místicos mitológicos, bizarros, y vemos la utilización de plantas mágicas como la mandrágora, en ritos ancestrales que solo los viejos chamanes de mi país conocen y que me contaron la historia de los españoles que huyeron de la cruenta guerra en su país durante el reinado de un “Minotauro” llamado Franco. Esos “gachupines” que México arropó, como Don Paco, el viejo tendero de la esquina de mi casa durante mi niñez y que ya instalado en tierras aztecas, pudo ver crecer a su par de hijas: Abigail y Michelle. Y entonces, alguna tarde de sábado, me habló de esas historias fantásticas, como la de “El laberinto del fauno” para que sus hijas la escucharan y olvidaran el verdadero terror que produce la guerra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Antiguos documentos describen a la mandrágora como una planta que: "adormece el primer día y vuelve loco el segundo”. La Mandrágora officinarum o Atropa mandrágora es notable por la influencia que ejerció en Europa durante el Medioevo. Los campesinos de aquellos tiempos le tenían horror porque creían que poseía ciertas características humanas. En los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito.
Etimología
La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado".
KALLIMACO: Podría proceder de vos la esterilidad, a causa de la impotencia; si éste fuese el caso, no habría ningún remedio.
NICIA: ¿Impotente, yo? ¡Me da risa! No creo que haya en Florencia hombre más gallardo y más cachondo que yo.
KALLIMACO: Si de esto no se trata, alegraos... Vos debéis entender bien esto: no existe cosa más segura para preñar a una mujer que darle a beber una poción hecha de mandrágora. Ésta es una cosa que yo experimenté muchas veces; y si no fuese por esto, la reina de Francia aún sería estéril, y lo mismo una infinidad de otras princesas de aquel estado.
Toda vez persuadido de los beneficios de la planta Nicia acepta pagar por el remedio. Los enredos comienzan cuando el charlatán añade al mito uno nuevo:
KALLIMACO: Pero hay que pensar en otra cosa: el hombre que primero se acueste con ella después de que ella tome la poción morirá en ocho días y nadie lo salva.
NICIA: ¡Coño! No quiero esa porquería; ¡tú no me la darás! ¡Bien me queréis joder vosotros!
KALLIMACO: Calmaos que hay un remedio... Que otro duerma con ella enseguida para que, estando con ella una noche, absorba la infección de la mandrágora. Luego vos podéis acostaros sin peligro.
Y así, la mandrágora termina siendo en esta comedia lo que el médico francés pretendía: semilla de hombre germinada.
Etimología
La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado".
KALLIMACO: Podría proceder de vos la esterilidad, a causa de la impotencia; si éste fuese el caso, no habría ningún remedio.
NICIA: ¿Impotente, yo? ¡Me da risa! No creo que haya en Florencia hombre más gallardo y más cachondo que yo.
KALLIMACO: Si de esto no se trata, alegraos... Vos debéis entender bien esto: no existe cosa más segura para preñar a una mujer que darle a beber una poción hecha de mandrágora. Ésta es una cosa que yo experimenté muchas veces; y si no fuese por esto, la reina de Francia aún sería estéril, y lo mismo una infinidad de otras princesas de aquel estado.
Toda vez persuadido de los beneficios de la planta Nicia acepta pagar por el remedio. Los enredos comienzan cuando el charlatán añade al mito uno nuevo:
KALLIMACO: Pero hay que pensar en otra cosa: el hombre que primero se acueste con ella después de que ella tome la poción morirá en ocho días y nadie lo salva.
NICIA: ¡Coño! No quiero esa porquería; ¡tú no me la darás! ¡Bien me queréis joder vosotros!
KALLIMACO: Calmaos que hay un remedio... Que otro duerma con ella enseguida para que, estando con ella una noche, absorba la infección de la mandrágora. Luego vos podéis acostaros sin peligro.
Y así, la mandrágora termina siendo en esta comedia lo que el médico francés pretendía: semilla de hombre germinada.