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Misión Katmandú

Animación. Comedia Nelly es una detective novata y Simon es un investigador de ciencia que deben trabajar juntos en una loca aventura para probar la existencia del Monstruo de las Nieves. Para lograr este objetivo Simon sigue el diario de un explorador desaparecido donde da la ubicación de la guarida secreta de la criatura. Acompañados de Tenzig el guía y Jazzmin un pájaro parlanchín, estos héroes se enfrentan a una serie de peligros en los Himalayas ... [+]
En busca del Yeti
Al igual que le ocurría a sir Lionel Frost, el protagonista de la reciente producción del estudio Laika "Mr. Link. El origen perdido", el joven canadiense Simon Picard está obsesionado con obtener pruebas de la existencia del Yeti para, así, adquirir reconocimiento como científico. Pues tendrá su oportunidad cuando se cruce con Nelly Maloye, una detective astuta y algo marisabidilla que se presenta con un “mi intuición al servicio de la verdad”. Ambos emprenden un viaje al Himalaya, con la guía del diario de un desaparecido explorador que les servirá para encontrar la ubicación del Hombre de las Nieves. "Misión Katmandú" es una buena película familiar, de las que no abundan en las pantallas, que se sostiene en unos personajes reconocibles, cercanos, concretados en una pareja protagonista que sigue los esquemas de toda 'buddy movie' que se precie: dos personajes con caracteres opuestos, pero finalmente complementarios, enredados en una lucha común.

El inicio del filme, en el que se golpea un gong al estilo del que presidía las películas de la añeja Rank Organisation, muestra a un grupo de nepalíes que relata, ayudado por unas divertidas y sencillas marionetas, una fábula con moraleja (“¿buena suerte o mala suerte? Nadie lo sabe”, una máxima que se reflejará en el devenir del relato). A continuación, unos dinámicos títulos de crédito de aire "Jamesbondiano" presentan a los personajes. En apenas cuatro minutos, "Misión Katmandú" ya ha conseguido ganarse la simpatía del espectador. Y la asienta gracias a un relato enérgico y preciso, que condensa en apenas 85 minutos un cúmulo de peripecias tan resueltas como divertidas.



Las andanzas que viven Simon y Nelly, acompañados por el guía nepalí Tensing y por Jasmin, un loro parlanchín, remiten a los buenos filmes del género, por más que estén acompañadas por un aire decididamente juvenil. Desde el amparo de la modestia narrativa (un terreno poco frecuentado por tantos cineastas empeñados en parecer más de lo que son y en ocultar sus carencias bajo la aparatosidad visual), la película crece en sus resultados, lejos tanto de la pomposidad como de la infantilización.

Y no está de más su recuperación de valores importantes como el respeto y la humildad, así como una llamada a la defensa de la conservación de las especies en peligro de extinción. En medio de todo ello, brilla la idea de que la expedición sea financiada por un petulante ricachón que está empeñado en que su nombre figure en una de las salas del museo más prestigioso de Quebec y que se mueve entre el ansia de reconocimiento y la pelea contra la rígida autoridad materna.



En el acabado formal de "Misión Katmandú" vive una obra que dolería que pasase desapercibida. Ofrece un guion de notable firmeza, que asume con naturalidad su deuda con el viejo cine de aventuras. Y lo plasma en unas imágenes en las que se aprecia el esfuerzo no tanto de rellenar el encuadre de información como de buscar el correcto, el que refleje la máxima expresividad. Una animación de líneas depuradas, de gran contraste, que deja unos fondos muy bien dibujados, pero inmóviles, con lo que las imágenes se empapan de un cierto aire 'retro', a lo que ayuda la clásica presencia de mapas en los que unas líneas reflejan el recorrido, o la visualización de las historias que cuentan los personajes, realizadas con imágenes fijas.

Sin demasiadas pretensiones, sin exhibicionismo gratuito, "Misión Katmandú" hace de la modestia su mejor virtud y triunfa donde tantas otras fracasaron: en su impactante fluidez narrativa, en su capacidad para crear situaciones cómicas que no resulten pueriles, en su acierto al diseñar unos personajes entrañables que no caen en lo timorato y en su competencia para mostrar que la aventura es un género inmortal donde refugiarse, en el que los jóvenes encuentren pasión y un punto de rebeldía y los adultos, una llamada al espectador que un día fueron.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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