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Donbass

Drama Película que narra en 12 episodios la situación en el este de Ucrania, donde se enfrentan los partidarios de Rusia y los que apoyan el gobierno del país. Siete de estos episodios están directamente inspiradas en vídeos reales publicados en YouTube. Cuando se llama “paz” a la guerra, cuando la propaganda es presentada como la verdad, cuando se llama “amor” al odio, es ahí dónde la misma vida comienza a parecerse a la muerte. (FILMAFFINITY) [+]
La condición humana
El ucraniano Sergei Loznitsa lleva años entregado al cine documental con algunas incursiones en el cine de ficción. Su obra salta de uno a otro género según las preocupaciones de un director cuyas películas son lamentablemente poco estrenadas en España. Loznitsa es el autor de “Austerlitz”, el documental que conmocionó el festival de Venecia de 2016 con su aterrador retrato de la banalización del dolor, conseguido con el sencillo método de mostrar despreocupación con que los turistas de todo el mundo visitan los campos de concentración nazis. También es el responsable de películas majestuosas y siempre comprometidas como “En la niebla”, que presentaba en 2012 un apabullante retrato de la lucha de los partisanos bielorrusos contra la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial y “A Gentle Creature”, que se convertía en 2017 en una memorable adaptación de “La sumisa”, de Dostoyevski.

Loznitsa, siempre atento al pasado y el presente del conflicto bélico y social entre Rusia y Ucrania, se sumerge ahora en el corazón de la República Popular de Donetsk, estado autoproclamado en 2014 en el este de Ucrania. Se trata de un complejo suceso histórico que nace tras la destitución del presidente proruso y el derrocamiento de su gobierno, respondida por Rusia con la anexión de la región de Crimea. Donetsk es un polvorín en abierta situación de guerra por cuyo territorio transcurre el río Donets, de cuyo acrónimo nace el Donbass que da título a una extraordinaria película en la que Loznitsa no solo se propone denunciar una realidad estrangulada por la violencia, sino un statu quo en el que reina la corrupción, la deshonestidad, el arribismo y, en espacial, la impunidad.



Todo ello da forma a una situación en la que se crean monstruos humanos y se desprecia a los desfavorecidos. Y la principal arma de Loznitsa para abordarla será la farsa más cruel, la deformación intencionada de una realidad ya de por sí grotesca que forme un retrato terrible del que sea inútil intentar escapar. La dramática caricatura que ofrece “Donbass” deja al espectador tan boquiabierto como trastornado, porque Loznitsa juega con la combinación genérica con una habilidad insólita que crea un alucinado mundo de ficción que se convierte en más real que la realidad. Un mundo del que “Donbass” aborda muchas caras, muchas aristas. Y, entre ellas, una de las más recientes y decisivas, la de la desinformación, siempre viva en un nuevo mundo de “Fake News” y de manipulaciones mediáticas. En la era de la posverdad, afirma la película, la propaganda vuelve a ser la más poderosa de las armas.

Las desoladoras estampas que lanza “Donbass” desde la pantalla saltan de personaje en personaje y se acercan a burócratas, familias desestructuradas, burgueses, soldados, paramilitares… en un fresco aberrante de inmoralidad y desesperación, episodios que se suceden sin descanso en busca de la degeneración humana.



Las imágenes de Loznitsa, dolorosas, lacerantes, estallan en forma de demoledores planos secuencia que empujan al espectador al centro de la acción, que le impiden desviar la mirada de un circo de los horrores de insoportable aceptación, matizado por algunas dosis de parodia, sí, pero de abrumador dramatismo. Y es que Loznitsa, además, deja que sean sus imágenes y sus personajes quienes muestren, quienes hablen. Su cámara recoge acontecimientos con la urgencia de lo inmediato y esos planos secuencia otorgan todo el sentido a su película, al escapar de los cortes de montaje. La ejemplaridad del cine de Loznitsa se concreta en secuencias de tan extrema crueldad como la que muestra a un soldado atado a una farola que queda a merced de una turba de civiles que lo humillan y golpean. Loznitsa no interviene en los hechos, solo los contempla (y con él, el espectador que se atreva a hacerlo). También en transiciones visuales como la que traslada la acción desde un mísero refugio contra las bombas a un atildado despacho oficial, momentos de cine que revelan a un director arrollador, pero también minucioso, atento y reflexivo

Como en tantas obras maestras, la vida es la pantalla. Y “Donbass” abre una ventana a la recreación de la realidad para convertir una ficción en auténtica vida. Execrable, despiadada, inhumana, pero vida al fin, mientras en la mirada de este cineasta fuera de norma se unen sin aparente esfuerzo el virtuosismo creativo y la desesperanza existencial.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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