Es una película que recuerdo de mi infancia, y la única que me ha hecho llorar. Y lo sigue haciendo cada vez que la veo.

Es, quizás, muy poco probable que un chico lleve a cabo tal alocada idea en la vida real, pero tratándose de un niño y, aún más, de una amistad tan verdadera y pura, todo se torna posible.

El papel de ambas madres es genial, y la dulzura que se respira a lo largo de toda la película, en
orden creciente de principio a final, la convierten en una obra conmovedora y digna de ver.

Creo que a esta película se la puede clasificar de realista, al estar basada en hechos reales, y también de típica. Realista porque la trama se centra en una enfermedad y un doctor deseoso de encontrar su cura. Y típica porque, como no todo iba a ser real, considero que hay elementos que son claramente añadidos a la historia para dar un punto de drama, como cuando Leonard se enamora, o cuando el doctor rechaza la sugerencia de tomar un café con la enfermera, y al final de la película acepta. Era muy predecible.

Sin duda, el papel de Robert de Niro es magistral, como ya esperábamos al leer su nombre entre los actores, como también lo es el que interpreta Robin Williams, que muestra a la perfección su incomodidad y dificultad para relacionarse, tanto con los pacientes como con el resto del personal.
Personalmente, he de decir que el tercer mejor papel es el de la madre de Leonard.

Asimismo, considero que hay un notable momento en el que pensamos "¿Tan fácil?" y es cuando los enfermeros donan parte de su fortuna en forma de cheques para sufragar los gastos que supone tal cantidad de medicamento. No hay que olvidar que, aunque esconda una historia real, lo que vemos es al fin y al cabo una película.

Cuando lees un libro del que han hecho una película, sientes interés en ver cómo queda la historia que se ha formado en tu cabeza en la gran pantalla, a sabiendas que un libro siempre impresiona más. A día de hoy la novela de Dulce Chacón, que da nombre a esta película, es mi libro preferido.

Como era de esperar, la película tiene menos valor que la novela escrita, pero he de decir que me ha encantado. A pesar de la dureza de las escenas, que muestran lo que se cocía dentro de las cárceles en la post-guerra, podemos encontrar un punto de humor y dulzura emanado de los papeles de María León e Inma Cuesta, las hermanas Pepita y Tensi, respectivamente, en la película. El premio que obtuvo María León es merecidísimo.

Hay abundantes críticas que tachan a La voz dormida de "maniqueista" por marcar bien los límites entre los malos y los buenos. Yo simplemente creo que es una historia más de tantas en la que los republicanos sufren las consecuencias de la guerra, pero ello no descarta que hicieran cosas malas ni que los falangistas fueran todos horribles. De hecho, en la película, una de las funcionarias de la cárcel hace todo lo posible por ayudar a las encarceladas.

En definitiva, una obra maestra que nos brinda la oportunidad de no olvidar lo que sucedió no hace tanto en el país donde vivimos y recordar a esas voces que fueron obligadas a dormir.