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Voto de branhunter:
8
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Drama
Un viejo comunista, Spyros regresa a Grecia ya anciano, tras pasar los últimos 32 años en la Unión Soviética. Gracias a un permiso de unos días, el hombre puede volver a su hogar en su país natal. El regreso servirá para desenterrar fantasmas del pasado, y el reencuentro con su familia abrirá también heridas cerradas. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2010
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Transitar por el cine de Angelopoulos es hacerlo por la historia reciente del Mediterráneo Oriental. Los grandes sucesos acontecidos en los países del otro lado del Adriático o del Egeo, así como los sucedidos en otros países que fueron comunistas son el material sobre el que se construye un cine que aborda concretamente el significado individual y social de dichos acontecimientos. Tan relevante pretensión hace que en Angelopoulos resida buena parte de lo mejor del cine europeo. Sin que su enfoque sea en absoluto exclusivo del mismo, resulta particularmente importante para nosotros, los europeos, a quiénes se nos hace partícipes de una Europa que apenas conocemos, y para esa otra parte de nosotros, los españoles, a quiénes en buena medida se nos ha obligado, como a los griegos, a vivir sin historia (spoiler).
El viaje a Citera consiste en el retorno, tras décadas de exilio en la Unión Soviética, de un excombatiente de la guerra civil griega. "¿Qué puede decirle una mujer a su marido al reencontrarle tras décadas de exilio?", se preguntaba el propio Angelopoulos en relación a su trabajo, pero lo cierto es que la película plantea más bien qué lugar puede ocupar ese hombre en la sociedad griega, qué trato ha de dispendarle ésta, qué queda de los viejos ideales que supusieron su exilio y si todo ello le importa aún a alguien.
Dado que nos encontramos en la "Trilogía del silencio", el trabajo nos conduce por la poesía visual del director y nos obliga a dedicarle toda nuestra atención visual, en un paseo sosegado por las zonas oscuras de la Europa que no conocemos.
El viaje a Citera consiste en el retorno, tras décadas de exilio en la Unión Soviética, de un excombatiente de la guerra civil griega. "¿Qué puede decirle una mujer a su marido al reencontrarle tras décadas de exilio?", se preguntaba el propio Angelopoulos en relación a su trabajo, pero lo cierto es que la película plantea más bien qué lugar puede ocupar ese hombre en la sociedad griega, qué trato ha de dispendarle ésta, qué queda de los viejos ideales que supusieron su exilio y si todo ello le importa aún a alguien.
Dado que nos encontramos en la "Trilogía del silencio", el trabajo nos conduce por la poesía visual del director y nos obliga a dedicarle toda nuestra atención visual, en un paseo sosegado por las zonas oscuras de la Europa que no conocemos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sólo los grandes países europeos pueden declararse sabedores de su lugar en Europa. Otros, como los estados mediterráneos, se saben con razón como los invitados a sumarse a algo que ellos no han creado. Alemania, Francia, Rusia, Gran Bretaña, además de la Unión Soviética y Estados Unidos, marcaron en diferentes momentos el rumbo de Europa hacia el lugar que hoy ocupa, pero sus designios tuvieron un alto precio: una larguísima dictadura en España, una cruenta guerra civil en Grecia seguida de regímenes dictatoriales, una división en dos bloques separados por un telón de acero... Posteriormente esos procesos quedaron atrás con gran empeño ciudadano, pero no fueron pocos los que lo aprovecharon para aparecer como héroes y para poner los relojes de la historia a cero, aunque la historia siga ahí. Hay "debilidades" congénitas en la sociedad griega que explican su derrumbe económico actual y "debilidades" congénitas en la sociedad española, que explican el cuestionamiento que reciben su modelo de Estado desde diferentes ámbitos, pero sólo tienen sentido enmarcados en elementos concretos de nuestro pasado aunque luego cobren vida propia.