Cuando empecé a mirar Vicky Cristina Barcelona, esperaba que me atrapara y me sorprendiera como lo han hecho la mayoría de películas de Woody Allen, pero a medida que iban transcurriendo los minutos, me iban aburriendo más y más unos personajes que, lejos de encontrar profundos o poder identificarme con ellos, se me antojaban como un grupito de adolescentes perdidos, con relaciones superficiales y vacías, y ni siquiera tan pasionales como tratan de aparentar.
Toda una decepción, se me hizo muy larga y pesada la película, algo que no esperaba con ese reparto y bajo las ordenes de tan gran director.
Lo único positivo, la bonita imagen de Barcelona que muestra, con escenas en el Park Güell, Tibidabo, Hospital de Sant Pau...