Haz click aquí para copiar la URL

La vida de Oharu

Drama En el Japón del siglo XVII, Oharu, hija de un samurai, es expulsada de la corte de Kioto y condenada al exilio por enamorarse de un criado. Tras la ejecución de su amante, Oharu es obligada por su padre a convertirse en la concubina de un gran señor, al que su esposa no ha podido dar un heredero. para mayor desdicha, después de dar a luz la arrebatan a su hijo y es expulsada de la casa. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 >>
Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los grandes genios del cine, el maestro Mizoguchi, hizo su entrada triunfal en el mercado occidental gracias a este portentoso melodrama fatalista, inspirado en la clásica obra literaria de Saikaku Ihara “La vida de una libertina” y que constituye el origen de la sucesión de obras maestras que finiquitaron su dilatada filmografía, y, que, hoy en día, perduran como una de las grandes cúspides creativas de la cinematografía japonesa. Ambientada en los inicios del período Edo o Tokugawa, la película le permitió ganar el León de Plata en el Festival de Venecia.

La película es un canto a la tolerancia, al amor y a la dignidad, porque su protagonista, Oharu, que es puro amor, pura inocencia, lo pierde todo por amar. Su visión inocente de la vida se enfrenta a una sociedad clasista, basada aparentemente en la religión, la tradición y la ley, pero absolutamente hipócrita, pues no hay otra cosa más que el dinero detrás de todo, y las inamovibles leyes morales dejan de serlo cuando el oro se cruza ante ellas. El viaje de Oharu es un viacrucis descendente que atraviesa toda la sociedad japonesa del siglo diecisiete: hija de samurai, concubina, cortesana, sirvienta, artesana, novicia, fugitiva, mendiga, prostituta callejera y, finalmente, penitente sin haber pecado. La sociedad la maltrata por ser un elemento ajeno a ella, por basar su existencia en amar en lugar de en tener y ambicionar. Y así, también le es arrebatado sucesivamente el amor de su amante, de la sociedad, de sus padres, de su hijo, de su marido y de las instituciones religiosas. Y a excepción de su madre (que hace lo que puede, sometida a la voluntad del esposo), ese amor que está dispuesta a dar, solamente lo recibe de criados, prostitutas y desgraciados.

Película dura y sin concesiones, un verdadero ensayo sobre la situación social de las mujeres japonesas de ayer y hoy, una cruda reflexión sobre la misoginia y las dinámicas sociales guiadas por ella. Una verdadera delicia para el espectador gustoso de ver buen cine de época, uno de esos filmes que exigen la colaboración consciente del espectador para mostrarnos todo su esplendor, y eso la hace imprescindible.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante, que esta es mi primera incursión en el cine clásico japonés (y mi primera crítica en filmaffinity), por lo que tomadlo como que aún estoy muy verde y necesito más rodaje. Dicho lo cual, viendo su excelente calificación en esta plataforma o en otras, me siento un poco bicho raro porque a mi no me ha atrapado…

Es cierto que me ha gustado conocer la época feudal japonesa, entender sus convencionalismos, el concubinato… Asimismo, entiendo el mérito de Mizogughi (uno de los tres grandes, junto a Kurosawa y Ozu), dado que se trata de uno de los creadores, o de hecho, el precursor del plano secuencia en los treinta (veinte años antes incluso de la Soga de Hitchcock y su falso plano secuencia de dos horas). También entiendo su dominio del los planos aéreos (como cuando Oharu se quiere quitar la vida y corre perseguida entre bambús por su madre… de hecho, a mi gusto, de lo mejor de la película, junto con la idea del flashback)…

Sin embargo, es precisamente los planos secuencia dinámicos y los planos abiertos, los que hacen que no conecte nada con la fuerza emocional de los personajes, básicamente con Oharu. No me ha atrapado como sí lo hace un plano secuencia estático como los de Haneke en "Amour" (2012) o los close-ups de Abdellatif Kechiche en "La vida de Adele" (2013), donde sí me empapo de la emoción de los personajes. Por ello dicen que el plano abierto es el que permite obtener el máximo de información y el plano detalle, todo el sentimiento.

Me pasa un poco como con el ejemplo de siempre: Terrence Malick. Magnífica fotografía, gran dirección, pero no me atrapa y empiezo a mirar la hora a los 30 minutos.
Alberto M Laguía
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de febrero de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un prodigio en la utilización del plano secuencia , de los travellings y de la profundidad de campo. Decía su director que las escenas con emotividad y fuerza visual si se rodaban con planos secuencias intensificaban y alargaban esa sensación y perduraban más, quizás fuese por este motivo el cúal no aparece ningún primer plano en la película.

En cuanto a la profundidad de campo aquí podemos disfrutar de esa extensión del plano y hondura , dándonos una perspectiva realista de la secuencia jugando con varios puntos de interés a la vez y con una maestría abismal de la técnica.

La puesta en escena es diseñada con una parsimonia artística y una limpieza que , con toda la fuerza narrativa de la película , ésta la deleitamos con una sensación de relajación inusual.

En cuanto a su argumento decir que nos muestra el sufrimiento de su personaje a través de su vida sentimental , a la utilización de la mujer en la época del japón feudal donde ésta era maltratada y explotada como un objeto para los intereses del hombre. Oharu , su protagonista , nos cuenta su vida desde un flashback al inicio de la película , desde su primer amor hasta sus últimos días , ultrajada por una sociedad que la ha convertido en lo que es y que a su vez la rechaza de manera irónica.

Es una obra maestra en todos sus aspectos que atrapa desde el primer momento.
MIGUEL CR
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la paradójica historia de una mujer que sufrió las consecuencias de haberse lanzado a los brazos de su amado. Consecuencias muy trágicas, y bastante irónicas si las comparamos con un siglo XXI. Oharu es el retrato de la injusticia y el machismo que gobernaban el Japón feudal -como tantos otros imperios-. El retrato de un pueblo que acorraló a las mujeres al más bajo sentido de humillación, y luego las juzgó y condenó por la posición en la que se encontraban.

El relato de Mizoguchi es de un muy elevado nivel, bien construido, contado sin prisas y sin pausas. Es más que interesante tener una versión del Japón feudal sin el protagonismo de ronins o samuráis, y por sobre todas las cosas, con el protagonismo absoluto de una figura femenina. Muy bien afianzado todo en la actuación de una Tanaka sobrecogedora, en todos los aspectos, en todas las etapas de la vida del personaje, una interpretación que pasa por varios matices y que jamás decae.

Pese a que puedo reconocer todas las virtudes de este film, y de apenas encontrarle detalles en su contra; debo confesar que pertenece a un tipo de cine que no logra llenarme, que no termina de atraparme. Esa es la razón por la cual jamás le pondría un 10, no porque no se lo merezca, sino porque no entra en mi lista de favoritas. Como entretenimiento en si misma, esta película me resulta más indiferente de lo que yo quisiera; como siempre digo: es la clase de film que pese a todos sus atributos, jamás vencería mis ganas de dormir en una noche de mucho cansancio, algo que por el contrario he comprobado que sí lo logran films como "Million Dollar Baby" (Clint Eastwood, 2004) o "Pulp fiction" (Quentin Tarantino, 1994). Como decía el slogan de una cadena de salas de cine: "A cada uno su cine".

Lo mejor: por sobre todas sus virtudes, destaca la performance de Tanaka.
Lo peor: pese a su gran contenido, su forma no es de mis preferidas.
Ketty Analfer D
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de julio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mizoguchi nos refleja la dureza de la vida de la mujer en esa época y la inferioridad, algo que hoy en día aunque no se aplique de ese modo, se sigue teniendo en mente. Solo hay que ver cuando el Kanji de mujer va unido a otros y los significados que tienen. Un ejemplo sería el de esclavo.

También tengo que decir que vaya mala suerte de Oharu en la vida, es que va mas allá, es como una maldición.

Ha sido una película durita tanto en el guión como en el ritmo, aunque eso no quita que sea muy buena y de las mejores de Mizoguchi. Se nota que puso su alma a esta película, se siente como algo más. A mi lista.

PD: Para hacer al sin cara en el viaje de Chihiro, el falsificador que aparece aquí puede haber sido una gran influencia, a saber.
AndrésFS
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow