Seinfeld (Serie de TV)

No son guapos, no son millonarios, no tienen hijos, no están casados, no tienen nada que hacer... son seres humanos... son filósofos... son perdedores... son una forma más de tomarse la vida. Uno de los ejercicios humorísticos más inteligentes que jamás he conocido. Nunca la miseria humana fue tratada con tanta gracia. Nunca cuatro actores habían encajado tan bien. Nunca me había identificado tanto con unos personajes. Diálogos geniales con un ritmo trepidante. Es una serie para pocos; ya que creo que se trata de un humor muy personal, que si te engancha no te suelta... El Dvd editado en España es fabuloso y permite entender como nació esta serie de culto. Quien la descubre tiene un tesoro.

Escogiendo y combinando extractos de algunas de las opiniones anteriores se podría redactar la crítica perfecta de esta serie. Hay comentarios muy acertados que sintetizan perfectamente lo que es el microcosmos Seinfeld. Por eso, más que una crítica, me limitaré a aclarar un par de puntos que creo deben ser tenidos en cuenta por cualquier no iniciado en esta sitcom antes de que decida comprobar por sí mismo el porqué de su éxito.

Primero, y lo más importante, Seinfeld no es una serie de chistes, no tiene de base el uso de gags verbales como es el caso de Cheers, Frasier, Friends o Norm, entre muchas otras.
En estas el argumento, aunque importante y necesario, se supedita a una sucesión de ingeniosos comentarios, lo que permite que podamos ver, disfrutar y reir en cualquiera de ellas aunque sólo veamos, por ejemplo, los 5 últimos minutos.
Por eso estos programas enganchan tan rápidamente; son en esencia un producto fácil. Seinfeld no es así. Seinfeld es una serie de argumento, un argumento que parte de cuatro historias aparentemente alejadas unas de otras pero que logran conectarse entre ellas en una extraordinaria labor de precisión. Hay que ver el capítulo entero, de nada sirve quedarse con la mitad.
Esto es particularmente constatable en las primeras temporadas donde la acción transcurre más pausadamente, donde los chistes brillan por su ausencia y donde realmente se puede afirmar eso de que la serie trata sobre nada. Tras las cuatro primeras temporadas empiezan a pasar muchísimas cosas en cada episodio, más que en cualquier otra serie y el humor se democratiza, añadiendo a lo denominado humor judío mejores chistes y absolutos malabarismos de guión que son auténticas lecciones para guionistas advenedizos que tienen aquí un filón inagotable.

Lo ideal para gozar plenamente con esta serie es verla desde el principio. Capítulo por capítulo, sin saltarse ninguno. Seinfeld debe ser paladeada y no hay mejor forma que hacerlo de esta manera.
Es posible que al principio resulte pelín sosa, e incluso ligeramente tediosa (perdonadme por la blasfemia) pero a medida que vamos calando a fondo a estos estrambóticos personajes y empezamos a empaparnos de sus fobias y filias, el trayecto hasta el último capítulo se convierte en una experiencia, no ya solo audiovisual sino incluso emocional, inolvidable. LLegaremos a conocerlos y entenderlos a la perfección, hasta el punto de considerar totalmente lógico que George simule ser inválido para disfrutar de cuarto de baño privado en la oficina o que Kramer se compre una gallina para tener huevos frescos en la nevera.
Aplastando por completo a cualquier otra sitcom en este sentido, esos cuatro perdedores nos acompañarán en el recuerdo para siempre otorgando a esta serie un halo de viaje iniciático que la convierte sin lugar a dudas en la mejor de la historia de la televisión.

Seinfeld es la Biblia del ateo, o, mejor dicho, el Manual de Instrucciones de las Relaciones Humanas. No es una serie que entre fácil, en especial los primeros episodios son los más flojos. Pero a partir de la tercera temporada (hay 9) la serie adquiere la categoría de MITO.

No hay que olvidar que la serie se produjo entre 1989 y 1999 y sin embargo, diez años después, sigue siendo tan real y tan actual como el primer día.

Puede parecer algo radical, pero si no te gusta Seinfeld no puedo considerarte inteligente. Aunque siempre puedes darle una segunda oportunidad y abrir bien los ojos (y la mente).

No entiendo como no ha triunfado esta serie en España, a mi me parece acojonante.
Supongo que como todas, tienes que ver varios capitulos para engancharte, creo que es un humor inteligente y sofisticado, no me parece tan ´pret a porter` como friends por ejemplo.
Habla de una sociedad Newyorquina neurótica, personajes de treinta y tantos y situaciones abstractas y divertidísimas.
Un 10 de serie.

Hay que tener un talento extraordinario y mucha cintura humorística para hacer una serie sobre la nada. Es perfecta. Maravillosa. La mejor de todos los tiempos por los excelentes diálogos, los pasos de comedia sincronizados sin el mínimo error, los personajes definidos con una maestría única. La conjuncíon es tan magnífica que supo definir a una década con un humor refinado, elegante, y a la vez mostrando la parte más mala y odiosa de cada uno de los protagonistas y a pesar de eso es imposible no amarlos. Supo abarcar los temas más controversiales, más ríspidos, más antipáticos y más delicados (sobre todo en lo sexual), sin caer jamás en el mal gusto o la vulgaridad. Siempre la ví con subtitulados en su idioma original, las pocas veces que la ví en castellano perdió muchísima gracia porque hay chistes o gags muy localistas y con la traducción no se comprenden del todo bien. Otro detalle importante que tiene Seinfeld es que los personajes secundarios son deliciosos y en algunos capítulos logran brillar mucho más aún que los propios protagonistas. Acá nada está librado a su suerte y aunque sea una serie que no trata de ningún tema específico, todo está cuidado hasta el mínimo detalle y se nota que hay mucho ensayo, los guiones son elaborados con el máximo rigor y la química entre los protagonistas es tan chispeante que desborda la pantalla. La serie más graciosa, elegante y dúctil de toda la historia.