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La manzana de oro

Comedia La llegada de un invitado inesperado desestabiliza las Jornadas Poéticas que cada año reúne en un aislado convento del noroeste peninsular a distintas tendencias de la poesía española. Durante un acelerado fin de semana, mientras los poetas escriben, recitan y se vigilan, persiguiendo un premio dorado, una sospecha de plagio, la batalla por la presencia en una futura antología, la irreverencia de un rapero, el cumpleaños de un poeta ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
4 de septiembre de 2023
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la peor película española que he visto en años y una de las peores comedias que vi en mi vida. No leí la novela de Fernando Aramburu en la que se inspira este esperpento. Espero que el escritor haya ganado mucho dinero por la cesión de los derechos o debería sentirse muy ofendido por esta horrorosa transposición cinematográfica. 'La manzana de oro' tiene un reparto de actores y actrices muy bueno pero muy mal dirigido. El guión es del mismo Chávarri y es aún peor. Cada personaje resulta falso, ridículo, muy poco desarrollado. La mayoría de las situaciones resultan tan poco creíbles que únicamente causan vergüenza ajena. Toda la película resulta una parodia bochornosa que no hace para nada gracia. Os recomiendo no tirar el dinero y el tiempo en ir a ver semejante despropósito.
MarcFern
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4 de septiembre de 2023
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La manzana de oro" es una comedia coral.

¿Qué hace falta para que funcione una película de este tipo?

Pues, en primer lugar, como cualquier película, un buen guion, lo que a su vez implica una historia atractiva, coherente y bien narrada; y después un buen director, buenos actores, buen montaje, etc.

Y, en segundo lugar, en lo que afecta a su condición "coral", un buen coro (perdón por la obviedad), punto que exige unos personajes bien dibujados, unos actores adecuados al personaje que interpretan y una dirección de actores que equilibre la unidad de fondo de la pieza que tocará la orquesta con los matices de cada instrumentista.

Como intentaré argumentar, en “La manzana de oro”, pese a la calidad de unos pocos ingredientes, falla en mi opinión lo principal, no sé si porque Chávarri "quiere y no puede" (porque es mayor, porque le da pereza o vaya usted a saber por qué) o porque "puede y no quiere", es decir, porque su intención ha sido construir con premeditación y alevosía un engendro para poner en evidencia la vacuidad que, con pocas excepciones, caracteriza al cine español. Si quiere y no puede, qué pena, señor Chávarri. Si puede y no quiere, permítame decirle que es usted un pillo, Don Jaime. En ambos casos podría habernos ahorrado el espectáculo y los euros.
Empecemos por el guion. Como no he leído "Ávidas pretensiones", la novela de Aramburu en la que dice basarse la película, no puedo opinar sobre ella, ni juzgar si la película se adapta mejor o peor a la novela, aspectos que considero poco o nada relevantes en relación a la crítica del guion de la película, un guion que, lo siento, solo cabe calificar como pueril.

El motivo de fondo, la reunión en un pazo gallego de un grupo de poetas escogidos que han de conceder un galardón ("la manzana de oro") al mejor de ellos, fue el gancho que me llevó al cine, pues teniendo en cuenta la vieja y muy documentada tradición del gremio literario en general y del hispano en concreto de destinar buena parte de sus energías a despellejarse, el aval de Chávarri y la concurrencia de algunos actores de campanillas, esperaba un producto brillante o, como mínimo, con un buen puñado de escenas en las que brotara la ironía punzante, la mala leche, el ingenio, la gracia, la sorpresa...

Pero no, no encontré nada de todo eso, sino una película plana, facilona, tópica, superficial y soporífera. Más de una vez pensé levantarme de la butaca, en la que solo me mantuvo la esperanza de que, antes o después, presenciaría algún chispazo del genio de Chávarri, quizás irremisiblemente agostado, como el de los poetastros de la película. Y quizás sea ésta, como apuntaba antes, la insospechada clave para entender "La manzana de oro": la de un Chávarri masoquista, hastiado, perverso y vengativo, que se refocila en sí mismo y, de paso, se cisca en el cine español y en algunos de sus santos patronos. Así entendida la película, la fatuidad del gremio literario señalaría la del mundillo cinematográfico; la sequía creativa de los poetas, la de los directores y guionistas; la prosopopeya de los literatos leyendo sus composiciones, la afectación de festival de las madres ursulinas de tantos de nuestros actores; y las pequeñas e infinitas miserias de los escritores, las de los encumbrados pobres diablos de nuestro triste séptimo arte.

Si así fuera, si mi tesis masoquista fuera la cierta, podría haberle puesto usted un poco de gracia, Don Jaime. Me parece estupendo que le dé un buen repaso a su gremio, pero los espectadores somos inocentes y, al menos en mi sesión, ni siquiera los de las risitas, esos seres entrañables dispuestos a carcajearse del chascarrillo más tonto, lograron despegar los labios. Si la pretensión de Chávarri era ridiculizar a los literatos y, por extensión, a sus colegas, conocidos y saludados del mundo del cine, tengo que decirle que ha fallado el tiro: unos y otros podrán ser aburridos, pedantes, vanidosos, egocéntricos, envidiosos, neuróticos, inaguantables... pero es imposible que sean tan rematadamente lerdos como los presenta la película.

Con estos materiales, el coro de actores lo tenía muy crudo, lo reconozco, y por eso es lógico y casi diría que inevitable el naufragio de casi todos. Sólo sobreviven, y a duras penas, Joaquín Climent (papel facilito), Carla C. y Paca Gabaldón (agraciados con personajes menos estereotipados) y Ginés García Millán (que demuestra oficio). Se hunden estrepitosamente los dos actores beneficiados con los papeles supuestamente más enjundiosos, los muy reverenciados (insisto: ¿será otra ironía de Chávarri?) Vicky Peña y Sergi López, este último, en mi opinión, el actor más injustificadamente encumbrado del cine español. Los demás actores chapotean en el agua buscando un salvavidas imposible de encontrar entre tanta astilla.

Como no quiero ser (más) cruel con el señor Chávarri, ahorraré al lector la opinión que me merece su dirección de actores y me limitaré a considerarla como otra buscada metáfora de su propia egolatría.

Y terminaré con eso que se dice de las películas fallidas: la fotografía es buena, como el montaje, y la música no está mal. Chávarri les concede el privilegio de llegar airosos a tierra firme. Para ellos van mis tres puntos.
Tersites
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19 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jaime Chávarri sigue en forma. En un guion adaptado con tantos personajes es complejo dedicarle tanto interés a todos ellos. Una película coral es más compleja de lo que cabe imaginar pese a la apariencia de ligereza.

Hay humor ante todo. Nace de clichés algo simples pero poco a poco va afinando la puntería. Finalmente consigue un enredo casi tipo screwball con nuestro costumbrismo. Un toque de artisteo, de rarezas y extravagancias y todo rueda.

La elección del reparto es lo que me escamó. Igual que Sergi López está genial en lo que le des, Adrián Lastra me deja frío. Marta Nieto me encanta, aunque aquí no saca su mejor cara, y Joaquín Climent pues siempre salva las castañas del fuego. Pero es una mezcla rara.

Déjate llevar, en verano conviene un combinado. Fresco, sin prejuicios, con el buen ánimo de enredar y sacar sonrisas.
Javier Moreno
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31 de agosto de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El regreso de Chávarri

Uno se enfrenta a La manzana de oro sabiendo que va a ver un cine que ya no se da o, al menos, que ya no atrae a las masas. Se trata de una comedia relajada, pausada, que no fuerza el gag, ni tan solo busca la carcajada. Tan sólo, que la gente sonría.

Tal vez eso no es suficiente para algunos, pero el regreso de Jaime Chávarri al cine (han pasado 17 años desde que filmara Camarón) tiene algo de fresco, a pesar de tirar de vieja fórmula. Todo parece beber de otro tiempo.

*Personajes en búsqueda

En primer lugar, se basa en una novela. No es una idea original, tampoco es un remake ni tiene la necesidad de tirar de cómics famosos. Coge la novela Ávidas pretensiones de Fernando Aramburu y aprovecha para desempolvar la comedia más clásica y la poesía. Aunque ambas corren una suerte dispar.

Para empezar, los poetas quedan retratados. Por un lado, está Carlos Luis, un hombre que disfruta con lo más tradicional de la poesía (Ginés García Millán), pero que bebe más de glorificar a otros que de su propia creación. El sobrino rapero de la responsable de la casa, dos influencers… Luego están dos poetas a los que la vida les ha dado un toque de realidad. Amelia (Paca Gabaldón) ya no puedo escribir ni vivir tras la muerte de su hijo, mientras Carmelo (Joaquín Climent) se refugia en la escritura para superar la muerte de su esposa, pero no publica nada. La poesía, a veces, se queda corta para retratar ciertos golpes, sobre todo, cuando no es del todo buena.

Aunque el protagonismo recae sobre todo en tres personajes. Juanjo Changa (Sergi López), La Nívea (Marta Nieto) y Eugenio (Adrián Lastra). Ellos son un poeta de éxito y alcoholizado que ha dejado de escribir por falta de inspiración, una poeta que quiere hacerse con el premio y el reconocimiento y otro que, inspirado por el primero, ha conseguido triunfar como poeta. Los dos pelean por el corazón de ella. Mientras ella, quiere ganar el premio que da nombre al título, La manzana de oro.

*Entre la poesía y la comedia

Este galardón es sólo el pretexto de una reunión de literatos, añorados de la poesía, tocados o inspirados por ella, o incluso que buscan ofrecer contenidos adaptados a los nuevos tiempos (rap, redes sociales). Es allí donde la comedia se produce. Una especie de vodevil sin gags hilarantes ni forzados, de escenas en la que la vida y sus miserias se suceden: amor, celos, infidelidades, aspiraciones, drogas, religión… También la poesía, que no escapa de las ambiciones del ser humano y que son capaces de pudrir

El guion está bien trazado, todos tienen su espacio, incluida la poesía y un momento musical a ritmo de música urbana. Y poco a poco, el espectador entra en este mundo que ya no es posible. Un mundo que quiere ser poético, que busca la poesía de la vida, pero que no le alcanza. Tal vez, porque la ambición humana, el deseo de éxito han sido capaces de pudrir desde un encuentro entre colegas hasta un espacio tan delicado y mágico como la poesía, incluso una manzana de oro. Tal vez, porque ya no se pueda esperar que existan esos espacios. Quizás por nuestras expectativas de futuro, de la poesía, del cine, de la vida. Tal vez porque los tiempos y la sociedad impiden que la poesía aflore. Incluso puede ser que el cine tampoco pueda mostrar esa poesía. Tan sólo su pérdida. O que ni eso logre.

En cualquier caso, Jaime Chavarri no peca de esa ambición, busca que actores y espectadores pasen un buen rato y, si pueden, que, en algún momento, sientan algo de tristeza por la muerte “de la poesía”.

*Conclusión

El espectador no saldrá pensando que ha visto la película del año, pero sí con la sensación que ha visto unas interpretaciones excelentes, gracias a un trabajo de dirección cuidado y un texto bien hilvanado. ¿Película de otro tiempo? Puede ser. Pero no hace mal a nadie. Como la poesía. En cualquier caso, este regreso de Jaime Chávarri es bienvenido. Y sus fans seguro que, como Manolita (Vicky Peña) y Sagrario (Elena Seijo), estarán allí, esperando a ver si el año que viene hay más. ¿Y mejor?

Escrito por Joan Colás Colom
Cinemagavia
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22 de enero de 2023
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi el preestreno en el Ourense Film Festival y me sorprendió mucho. Acostumbrado a las comedias españolas actuales, encontré en este película algo diferente. A ver si me explico: mezcla comedia y drama con mucha soltura, y te hace reír al tiempo que te habla de varias cuestiones, íntimas y universales.

Tiene base en una novela de Aramburu (el de "Patria") que creo que se quedaba corta; esta adaptación fílmica va un poco más allá. Como otras pelis de Chávarri ("Las bicicletas son para el verano", "Las cosas del querer") muestra, con ingenua transparencia, el lado humano de los personajes, y esto es posible gracias a un reparto lleno de grandes nombres, entre los que destaca especialmente Sergi López. Pero es una película coral: Marta Nieto, Lastra, Roberto Enríquez, Vicky Peña, Campra, Climent, Gabaldón, Álvaro Subiés, Ginés, los gallegos Elena Seijo, Bugallo e Isabel Garrido.

La trama, siendo sencilla, lleva un buen ritmo (¡y el montaje es de Teresa Font!) y cierra bien. La música a veces subraya de más, eso sí. La fotografía es de Kiko de la Rica ("Blancanieves", "Lucía y el sexo", "La comunidad").
jackfrost
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