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Heridas

Terror. Thriller Una serie de sucesos misteriosos y perturbadores comienzan a suceder cuando un camarero de Nueva Orleans contesta a la llamada de un teléfono olvidado en un bar.
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
27 de junio de 2021
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para muchos habrá supuesto un fallo (más bien de garrafón, que no garrafal), el que Babak Anvari se haya zambullido, con el guión bajo el brazo, en la piscina de su segundo largometraje, después de «Under the Shadow», en la que se estrenó como director y guionista.

En sus dos primicias, parece no querer correr riesgos, y hace bien, pues sus primeras incursiones, ambas en el género del terror, ningún escritor sale salpicado del dudoso resultado.

Con muy buena voluntad, talento todavía indefinido, y poca pericia en el manejo del capote, el novato cineasta iraní se lanza a harponear una presa que le viene bastante grande, y con un argumento sin demasiadas exigencias, deja que se pierda una oportunidad para crear algo más sólido.

Apuesta por un estilo que en inglés se denomina «slowburn»... es decir, mete el asado en el horno a fuego tan lento, que la cocción se eterniza, y para postre se duerme en el ritmo narrativo de tal forma, que al final sale la pieza chamuscada de fuera, y tan cruda por dentro que se hace incomestible para quienes gustan de los filetes bien pasados.

En manos de alguien más experto tras la cámara, el mismo guión habría sido explotado de forma lo suficientemente eficaz y efectiva, como para crear un mayor interés en el público, sin renunciar a ese carácter de cine de autor que se le quiere imprimir, pero de guisa bastante mediocre, incluyendo algunos aspectos técnicos y de trabajo de actores (éste principalmente).

La práctica ausencia de banda sonora (véase que no está creditada en la ficha de producción), deja despojado el plano extra diegético de un elemento narrativo augmentativo esencial; un recurso al que Anvari renuncia, jugándosela todavía más, y dejando al desnudo un ya de por sí endeble planteamiento. Ello, sumado a una sobriedad pasada de rosca en lo que respecta a otros efectos sonoros y visuales, ya sea por evitar cualquier artificio superfluo o innecesario, o porque no lo permitía el presupuesto, deja prácticamente todo el trabajo del filme en los personajes y lo que pueda dar de sí la fotografía de Kit Fraser, que no es poco.

El caso es que en esta co-producción británico estadounidense, uno no acaba de imaginar en qué se gastaron los mortadelos, algo que me intriga, ya que sólo en una «güeb» cuyos datos no he podido contrastar, habla de la friolera de 20 millones de dólares (según http://bestmoviecast.com) que justito fueron capaces de recaudar en taquillas.

El «set» alterna los dos escenarios principales en los que se desarrolla la historia: el cochambroso bareto de Nueva Orleans, ciudad en la que se ubica la trama, y la casa en la que el protagonista convive con su pareja. Entre ambos, destaca un considerable contraste entre lo destartalado que aparece el bar, con el habitáculo del piso contiguo superior donde vive Marvin, y lo ordenada, limpia y acogedora que se figura la vivienda de nuestro principal.

La iluminación consigue ser bien lograda, especialmente en las secuencias diurnas, por la natural belleza de tono dorado u ocre que transmite el otoñal tinte del entorno. No se transmuta en rarezas en escenas nocturnas o de interior para crear o realzar momentos oníricos u horroríficos.

Los diálogos son de lo más intranscendente y soso que nos podemos encontrar en un “script” cinematográfico; lo único sustancial son las intervenciones de Armie Hammer, que lleva prácticamente todo el tiempo el centro de gravedad de las actuaciones.

De hecho, les invito a ustedes que hagan el experimento (yo lo hice) de visionar la película muda, y anoten al final lo que han entendido, para después compararlo con lo que les transmite con los diálogos… el resultado es que lo único que prácticamente comunica algún contenido es el trabajo de la cámara, las localizaciones, los encuadres, y, en general, todo aquello en lo que el ojo del director se centra. Se trata, pues, básicamente, de una obra casi exclusivamente visual, con dramatización en formato teatral; con mimos orientales, sin recitar un solo vocablo, se habría podido realizar este metraje.

Los demás personajes, ya sea a posta, o porque no dan más de sí como intérpretes, desempeñan un cometido puramente objetal. Cosa bastante increíble en el caso de Dakota Johnson, cuyo papel es poco menos que ramplón, y a quien Zazie Beetz hace el sorpaso ante la galería, sólo por figurar como el auténtico centro de los apetitos sexuales del prota.

El caso, es que el papel (y función) del resto, queda por debajo incluso del de las simpáticas cucarachas marrones, que aparecen como distinguidos actores invitados, por condensar buena parte de la carga simbólica de esta ficción.

La base sobre la que se construye el guión, el trasfondo de este llamado “terror psicológico” con el que se pretende etiquetar a “Wounds”, es un conocido mito del gnosticismo, según el que se logra el acercamiento a lo divino mediante el desprendimiento de las lacras de la existencia material. Superando el plano mundanal, precisa y paradójicamente a través de la vivencia de sus limitaciones y miserias, como se accede al estado de la perfección y de la belleza espiritual. Algo que, por otra parte, requiere la exigencia de constancia, esfuerzo y sacrificios, las veces extremadamente duros.

De hecho, y de ahí quiero pensar que viene “Wounds” (Heridas), como título; el concepto de herida, como entidad en la que tenemos, por una parte, la destrucción y el mal provocado (ya sea en sentido fisiológico, psíquico…), y por otra la lucha o el “trabajo” de los tejidos vivos, de las células, de la fuerza del carácter para que esta herida cicatrice. Esta lucha, este “pathos” (en griego, camino; de ahí patología), es lo que acerca a la felicidad ideal; el “placer” al que lleva el alivio del dolor.

Esta idea de los gnósticos, casa con la cita bíblica de los cánticos del Siervo, del Profeta Isaías: “Sus heridas nos han curado…”, en referencia al valor salvífico del sufrimiento de Jesucristo, con su pasión y muerte en la cruz.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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18 de octubre de 2019
26 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pintaba bien el argumento, inicia de manera interesante, unos jóvenes "olvidan" su móvil en un bar, y el camarero que lo recoge encuentra en él inquietantes fotos y mensajes. Empiezan a sudecer extraños sucesos, algún susto, y muuuchass cucarachas. Y en eso se queda. Ritos antiguos y cucarachas. No se entiende el final, el desenlace es abrupto y no veo el quid de la película por ningún lado. Prometía, pero se ha quedado en un " no se adonde voy", y los actores bastante flojitos.
La Maga
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21 de octubre de 2019
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mezclas de esas que tu madre siempre dice <<te va a sentar mal>>. Pero a Netflix le encantan y así le va a ir.

La sinopsis pintaba bien y eso teniendo en cuenta que parece que las escriben niños de cinco años. Los actores atrajeron mi atención, sobre todo ese -siempre- atractivo Armie Hammer (La Red Social, Animales Nocturnos), acompañado de una también bastante atractiva Dakota Johnson (con grandes películas en su haber como Cincuenta Sombras de Gray-ironía-). Pero el filme se queda en eso, en un puñado de actores atractivos haciendo <<el gamba>> durante 90 minutos. Conversaciones que no mantendría ni con un caracol-de lo estúpidas y sin sentido que son-. La narración divaga continuamente sin saber hacia dónde va. No sabe si se acerca a The Ring o a Candyman, pero desde luego no tiene ni punto de comparación. Supuestamente Anvari se basa en la novela <<Visible Filth>> de Nathan Ballingrud (aunque creo que llegado a este punto de aburrimiento a nadie le importa). Él mismo escribe y dirige la historia -igual debería buscar inspiración primero y consejo-. La historia está ambientada en Nueva Orleans - lo escribo mucho últimamente, pero es una tierra de brujas, vampiros, hombres lobo y un sin fin de leyendas y magia-. Pero esto es lo único mágico del metraje. Todo lo demás no da miedo, ni asco -al menos en mi caso-. Aburrida, pereza, cero emoción. Buena premisa, mal planteamiento.

Netflix con respecto al apartado cine se tiene que poner las pilas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Teresa
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22 de octubre de 2019
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía ganas de ver esta nueva propuesta de terror en exclusiva de Netflix, sobretodo por estar protagonizada por uno de los actores más infravalorados de su generación, que no es otro que el bueno de Armie Hammer. 

No obstante, antes del visionado de la cinta, hubo señales de peligro y alerta debido a las negativas críticas hacia el film, ya que no ha gustado nada a la crítica especializada, y mucho me temo que tampoco va a gustar a los espectadores que se atrevan con este experimento, porque estamos ante una basura sin razón de ser.

El director y guionista es Babak Anvari, responsable de la sobrevalorada y olvidable Under the Shadow (Bajo la sombra), que no aportaba nada original al género (de terror), pero como tenía crítica social, todos a aplaudir como borregos.

En esta ocasión el señor Anvari ha querido ir de listo una vez más, pero el experimento le ha salido rana. No voy a ser injusto, y voy a reconocer que técnicamente la película que nos ocupa tiene sus logros, gracias a algunas imágenes inquietantes y perturbadoras. Pero ya está, eso es todo, y si por un lado se puede defender su trabajo en la dirección, no cabe otra que machacar sin piedad el guion de la cinta, y es que este casi brilla por su ausencia.

Digno de ocupar una servilleta doblada, los personajes están totalmente desdibujados y ni sientes ni padeces por ellos, con un protagonista idiota y muy pesado, y un plantel de secundarios a cada cual más insoportable. Tampoco ayudan las típicas situaciones de sentimentalismo de estar por casa, pero no van a ningún lado y ralentizan el ritmo de la película.

Un despropósito vaya, siendo una suerte de capítulo alargado de Twilight Zone, pero la versión mala, la de 2019. Y es que como película en sí no tiene ningún sentido, y deberían haber aprovechado su escasa duración (apenas hora y media) para quitarle media hora de relleno y regalar un capítulo mediocre sin más, ya que vender esto como cinta es injustificable, y solo merecía ser un episodio malo de alguna antología trasnochada.

En cuanto al reparto, el pobre Armie Hammer hace lo que puede con lo que le han dado, y se le nota entregado, ofreciendo más talento del que merece la película. Los secundarios bien, gracias, pero nada destacable ni digno de mencionar.

En conclusión, estamos ante una bizarrada sin sentido, donde sólo se podría destacar un par de instantes y la actuación de Hammer, y que supone una absoluta pérdida de tiempo, ya que, como se está comentando por todos lados, la cinta no tiene ni final. Imaginaos que mala es para que vayan diciendo eso. No perdáis el tiempo, que hay cosas mejores que ver. De lo peor del año.

Más críticas: ocioworld.net
Javi McClane
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21 de octubre de 2019
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva película de terror llegada a Netflix dirigida por el director de la recomendable Under the Shadow (2016) y que cuenta con un reparto estelar entre los que se encuentran Armie Hammer (Operacion U.N.C.L.E, 2015), Dakota Johnson (Suspiria, 2018) y Zazie Beetz (Joker, 2019).

Una serie de sucesos misteriosos y perturbadores comienzan a suceder cuando un camarero de Nueva Orleans contesta a la llamada de un teléfono olvidado en un bar.

La película parte de una premisa y un tráiler que, a priori, invitaban a tener ciertas esperanzas en esta película, más estando en manos de un director con una ópera prima tan prometedora y con un reparto protagonista cuanto menos llamativo. Wounds tarda una media hora en arrancar donde se nos plantea una trama que luego no cumplirá las expectativas, en vez de esto, la cinta tirará de un efectismo barato a base de imágenes con cucarachas y mensajes de texto perturbadores en un móvil que se agota pronto y deja una trama muy manida a la que no se le sabe construir una atmósfera para generar tensión en el espectador.

No obstante, la película se deja ver y no aburre, aunque quede como una cinta mediocre más en el inmenso catálogo de Netflix, resultando como algo que prometía mucho como la segunda película de Babak Anvari y siendo en gran parte decepcionante.

Nota personal 4/10
ElChicoDeLosHorrores
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