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Saigon

Aventuras. Intriga. Cine negro Después de licenciarse, tres soldados deciden quedarse un tiempo en Oriente antes de regresar a los Estados Unidos. Los tres son pilotos y quieren empezar a disfrutar del tiempo perdido en combate. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
1 de julio de 2019
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última aparición juntos de la famosa pareja Ladd-Lake que a pesar que puedes descubrir opiniones infravalorando el trabajo de ambos, diré que el rollito que se traen es ya mérito suficiente para ver la película.

Además Veronica está deslumbrante, con su rostro enigmático, atrayente, que te hace ver cómo los hombres caen hechizados a su lado.

Se inicia el argumento en aquel lejano mundo y aquellos lejanos tiempos tras el término de la IIGM. Los soldados americanos regresan a casa escalonadamente pero tres compañeros de un bombardero retrasan su regreso por una buena razón, porque Alan Ladd les propone probar suerte allí. Alan Ladd es un galán clásico, un buen actor que aquí está la mar de bien.

El guion del longevo escritor Julian Zimet consigue introducirnos en el ambiente de la camaradería de la forma más eficaz. Parece que las aventuras en lugares tan exóticos son más aventuras por su lejanía, el paisaje, y lo desconocido de las costumbres, aquí el film está impregnado de ello todo el rato. Saigon es el destino elegido para la ruta por avión pero una aventura requiere contratiempos y además, sin romance no es nada y por eso Verónica se suma al grupo.

Es la clásica película que disfrutas más con el ambiente y la gente que con el mismo asunto que trata, que diremos, no obstante, que es un asunto bien llevado y con credibilidad. No faltan personajes pintorescos y el inspector de policía es un vietnamita medio europeo, occidentalizado seguramente para llevar la investigación al estilo y gusto del público a quien va dirigido el film.

De una u otra forma es una película espléndidamente interpretada. Los detalles cariñosos entre Allan y Verónica están perfectamente plasmados, encuadrados al detalle, y con el panorama de las viejas calles de Saigon y demás escenarios, no dudar que uno se encandila y se dejará llevar. Películas como ésta siempre estarán ahí con la misma frescura, se quedan clavadas en el tiempo y no envejecen.
floïd blue
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14 de julio de 2012
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien la figura de Alan Ladd como héroe de aventuras ocupa un lugar de preferencia en la educación sentimental de varias generaciones, en el anecdotario del cine triunfan sus personajes del ciclo negro. El cuervo (This Gun for Hire, 1942), de Frank Tuttle, marcó el arranque estelar de su carrera y el inicio de su venturosa asociación con Veronica Lake que, en el ámbito específico del cine negro, se prolongaría en otras dos obras maestras: La llave de cristal (The Glass Key, 1943), de Stuart Heisler y La dalia azul (The Blue Dahlia, 1946), de George Marshall. La Paramount volvería a reunirlos en un título de resonancias exóticas, Saigón (Saigon, 1948), de Leslie Fenton, donde a los misterios del cine negro vinieron a añadirse los de un Oriente típico de pulp magazine. La pareja volvió a estar ideal pero la magia de ambos en la taquilla comenzaba a declinar y aquél fue su último encuentro ante las cámaras.

La corriente negra hace eclosión durante la II Guerra Mundial y trasluce el clima fatalista de la época casi como un manifiesto estético que dispara contra el buen tono que dominaba el cine de Hollywood desde que el código Hays impuso la censura. El repertorio de tópicos incluye temas como la pérdida de identidad, dualidad infausta, enajenación sexual, angustia existencial. El personaje del ex combatiente desmovilizado constituye un vehículo recurrente, que ajusta cuentas con desánimo o se recicla en la actividad delictiva. El instinto de supervivencia tras regresar del frente aumenta su individualismo. La sed de venganza desplaza ese idealismo desencantado hacia la furia o el cinismo. Así, Alan Ladd interpreta a uno de los tres oficiales del Ejército de un destacamento en el Pacífico que antes de regresar a Estados Unidos aceptan el encargo de pilotar un avión hasta Saigón con un extraño cargamento. La aparición de una enigmática Veronica Lake enreda la maraña al descubrirse que transporta un botín de quinientos mil dólares.

Pasajes vaporosos, ambientes opresivos, enemigos invisibles, seres desprotegidos conducidos por pulsiones nocivas, sombras amenazantes y parejas malditas despiertan los miedos atávicos del espectador. Concebida por la Paramount para afianzar la repercusión mítica de la pareja, la película incorpora elementos de las obras exóticas de moda para articularlos de acuerdo con su estructura narrativa y una atmósfera pintoresca que se reproduce en filmes como Calcuta; Macao; La dama de Shangai; Casablanca; Tampico; Bombay Clipper o Tánger. Este crisol proyecta de forma atípica el drama pasional y de aventuras hacia el maelstrom chispeante del cine negro. La fotografía del maestro John F. Seitz (Perdición) imprime a las secuencias de exteriores una iluminación cáustica y llameante. La fluidez, el montaje, la correcta utilización de los decorados y los juegos de luces contrastados acentúan el clima turbio del relato y lo sitúan resueltamente del lado de los serials de aventuras procedentes de la novela popular y del cómic.
Borsalino
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30 de septiembre de 2021
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película que hacían juntos Alan Ladd y Veronica Lake, y para Lake sería el comienzo de la decadencia, ya que en los próximos años haría sus últimas películas para en la década de los 50 desaparecer.

Curiosamente, en esta película, volvería a rescatar su peinado típico que le hizo a la fama, y que el mismo gobierno de los EEUU le prohibió (de una forma sutil) utilizar durante la guerra, ya que muchas mujeres imitaban este tipo de peinado y muchas de ellas trabajaban en las fábricas de armamento y muchas de ellas se les enredaba el pelo en la maquinaria... Hay una foto donde se ve a Lake como se le pilla el pelo (de una forma simulada) para advertir a las mujeres. Y es que antes todo era mucho más "diferente" a hoy en estos aspectos.

La película deja mucho que desear, el argumento está bien, pero peca en el trabajo con los personajes. El personaje de "bueno" que hace Alan Ladd, le he cogido manía, porque trataba a la mujer de una mujer muy opresiva, y otro personaje la llamaba "rata", y encima es que lo normalizaba esa expresión. No me ha gustado como han jugado con los personajes, no está muy elaborados, y se mueven a veces sin fuerza. Pero sobre todo, no han sabido guiarlos bien a una definición más clara y más que empatizara con el público.

Hoy en día es una película bastante olvidada, aunque en su día funcionó bien en taquilla, pero no tanto como películas anteriores de Ladd & Lake. Es por eso que no renovaron el contrato con Lake y fue la decadencia de esta actriz.
edugrn
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