Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Críticas de Lukas
<< 1 10 19 20 21 27 >>
Críticas 135
Críticas ordenadas por utilidad
6
19 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Como suele suceder en este tiempo navideño, empiezan a poner películas especiales para esta época, y ayer mismo había dos que me llamaron la atención: La vida de Brian, y ésta que paso a comentar, ¡Se armó el belén! Al final, decidí ver la de Sáenz de Heredia, ya que la otra la daban en un canal con publicidad y no quería tragarme miles de spots. Que mucho canal, mucho canal, y estamos aún como en los años 80… En fin, me he propuesto ver pelis navideñas, pero no las típicas de todos los años. Hay que cambiar un poco, de lo contrario uno se apolilla.

Quien no quiere cambiar es el personaje que interpreta aquí Paco Martínez Soria, este cura retrógrado al que le encargan una misión que parece imposible: impulsar la asistencia a la parroquia de los fieles que aún quedan, ya que los “años hippies” y comunistas están haciendo de las suyas, junto con los rockeros y melenudos de turno. El Arzobispado le da las instrucciones, el pobre cura alucina cuando ve cómo se las gasta el cura moderno que le ponen de ejemplo, y al final intenta por todos los medios “”renovar” la parroquia, con desigual suerte. El argumento es lo de menos, lo importante es el tono general, de comedia bienintencionada, para pasar el rato. Hay que darse cuenta de las circunstancias de la época: finales de los 60 (fue rodada en 1969), cuando Franco estaba ya en las últimas pero aún daba guerra; una situación general de Modernidad, adonde quiera que uno fuera, que aquí se ve de forma un poco caricaturesca; y unos intentos un poco vanos de frenar todo eso, el devenir inevitable de la sociedad. Con estos mimbres, Sáenz de Heredia y su guionista Salvia imponen esta comedia burlona, en donde, con el Régimen como bandera, tratan de poner en solfa tanta modernez.

¿Lo consiguen? Desde luego que sí. Se valen de un cuadro, de un elenco de actores, bastante apañao: Paco Martínez Soria es uno de los grandes actores del cine español, por mucho que les pese a los modernos. Aquí lo vemos más contenido, muy metido en su papel, aunque al parecer, no gustaba mucho de la Iglesia. Secundarios como Manuel Alexandre siempre son maravillosos. Los otros, también dan la talla: Germán Cobos, Rafael López Somoza, Irán Eory (una rubia deslumbrante) y muchos más. De la cinematografía y la música, mejor no hablar: es algo añadido, no tenía mucha importancia. Lo que importa es el cachondeo tierno que se traen todo el rato, esa retranca de PMS, esos diálogos, esas críticas a lo moderno y, por qué no, ese “buenismo” de muchas secuencias, normal en una ideología tan pueblerina y dictatorial. Pero es la España auténtica, no la que nos quería colar Carlos Saura o Víctor Erice. La España de verdad es cateta, apesta a naftalina y a bacalao y está un poco manga por hombro. Y los belenes vivientes siguen haciéndose, por suerte, pese a quien le pese.
Lukas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
El leopardo de las nieves
Documental
Francia2021
7,8
978
Documental, Intervenciones de: Vincent Munier, Sylvain Tesson
8
12 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
En aquel año ya lejano de 2013 me compré un libro, en la Feria del Libro de Madrid, titulado La vida simple. Era de un tal Sylvain Tesson, un viajero francés, luego supe que era el viajero más famoso de Francia. Lo empecé a leer, pero ahí se quedó, abandonado en el limbo de todas las cosas perdidas en su comienzo. Me gustó la sinopsis, y me tiré unas semanas leyendo y hasta imprimiendo material sobre el libro en cuestión: una casa (isba) de madera, en la orilla del lago Baikal, un lugar perdido, a cinco días de camino del pueblo más cercano; seis meses encerrado en la cabaña, con un buen puñado de libros para entretenerse, una radio, material de supervivencia. Salidas a los alrededores para pescar, visitar de vez en cuando a los “vecinos”, tras horas y horas de caminata. En definitiva, toda una aventura “quieta”, algo simple, en comparación con otras aventuras que ha tenido este Tesson de marras. Pero me gustó el planteamiento, eso de aislarse en un lugar tan remoto, para leer, para estar solo consigo mismo. Ahí le perdí la pista, con bastante envidia, todo hay que decirlo.

Diez años y medio después, resulta que me lo vuelvo a encontrar, esta vez como invitado de su amigo el fotógrafo de documentales Vincent Munier, a quien no conocía, me acabo de enterar de que es tan famoso o más que él. Viendo este excelente documental de Marie Amiguet, que ha sido celebrado en varios festivales de todo el mundo, uno se da cuenta de que sí, de que Munier es todo un tipo, y aquí le hace sombra a Tesson, y de qué manera. Porque, aunque Tesson aparece como el narrador (y al parecer, los textos que se escuchan de su voz, son los de su librito, llamado como el mismo documental), es Munier el verdadero protagonista, el jefe de todo esto. Con su cámara como única arma de combate, escuchamos sus reflexiones, casi su monólogo, sobre el amor por la naturaleza que le inculcó su padre, ese amor que casi nadie tiene a los pobres animalicos. Así, gracias a su presencia, que va haciéndose cada vez mayor, este documental se convierte poco a poco en el Documental por excelencia. No sólo sobre animales, sino en general, da igual la temática, el contenido. Munier es fotógrafo, es un poeta también, y ante todo, es como nuestro Thoreau, el hombre capaz de acercarse a los animales con todo el respeto del mundo, sabiendo que nosotros los humanos somos los tontorrones de la evolución (sic). El documental usa la excusa de perseguir y hallar al mítico animal, pero por el camino se entretiene con mucho otros animales, desde un imponente yak o unos antílopes locales, hasta un pajarito hermosísimo o un halcón que se camufla con el paisaje. Munier /Amiguet crean, cada uno con su cámara, un paisaje de tal belleza, que nos sobrecoge.

Y por si fuera poco, la música, de Warren Ellis, con esa canción final de Nick Cave (en los créditos finales). Reconozco que me dormí unos minutos, así que me perdí, creo, ese tramo final, o parte de él, así que tendré que volverlo a ver. Pero el final-final lo vi, y es una maravilla. Hombre, ya lo sospechábamos, dado el título, que tenía que aparecer el animalico, pero a pesar de todo, impone su presencia. Lo mejor, ya digo, esa convivencia de los dos hombres, el viajero y el fotógrafo, destacando el primero, quedando el segundo como mero narrador. Lo que se nos viene a decir es que, cuidado, algo va mal en el planeta, algo va mal con nuestra forma de vivir, y sólo en lugares como éste, lejos de toda civilización, es posible una cierta paz de espíritu. No hablemos ya de felicidad ni de esas bobadas occidentales. Como los nómadas, moverse de aquí para allá, estar en silencio, soportando los rigores del clima, soportando los bruscos cambios de temperatura, aguantando (y disfrutando) esa ansiada soledad, sin la cual nada es posible. No sé si hay por ahí otro documental mejor, lo dudo. Lo que sé, es que cada vez se hace más cuesta arriba, vivir entre los hombres. Huir, huir bien lejos, donde se diluye el horizonte…
Lukas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
5 de diciembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Que Richard Linklater, su director, es un cineasta original e interesante, eso ya lo sabemos todos, al menos los que hemos visto entera o parte de su trilogía famosa, Antes del... No conozco la que dicen que es su obra maestra, Boyhood, pero parece que este director es uno de los indies más a tener en cuenta del panorama actual. No obstante, y como algunas críticas señalan, aquí dio un patinazo de cuidado. Hasta el punto, de que da impresión de que no es una película dirigida por él, sino por alguien que se le parece. Aunque también hay otra hipótesis, ésta más preocupante: ¿y si el verdadero Linklater, es así, como el que se muestra en esta cinta, y el otro es falso? ¿Y si Linklater es un farsante, que la quiere ir de chico listo y "europeo", cuando en realidad es un pasteloso hollywoodiense más? Esto último llegué a pensar, cuando me aburría viendo esta historia, sin pies ni cabeza, basada en una famosa novela, que tengo por ahí sin leer, de Maria Temple. Si uno llega hasta el final de los títulos de crédito, verá que el final-final es una dedicatoria a alguien de su familia (¿una tía, una abuela, quién?), y a lo mejor es eso lo que ha pasado: que Linklater se ha dejado llevar por el sentimentalismo más simplón, y se ha identificado con el personaje principal, porque ha visto ecos de ella que le han recordado a esa parienta. Sea como sea, la historia no puede ser más tonta y pija. Vamos, que me ha recordado al cine tonto y pijo de Sofia Coppola...

No hay que darle muchas vueltas. Como bien señala Carlos Boyero en su crítica de El País en 2020, no me ocurre nada especial con los personajes, aunque están muy trabajados. Y si no me puedo meter en la historia, si ésta me resbala, entonces la historia es aburrida, y todo lo que me cuenta me da igual. No conecto con ese mundo pijo en ningún momento, me la trae floja lo que hacen y sobre todo lo que dicen. Porque mira que hablan, los condenados: el personaje principal (defendido de forma histriónica por Cate Blanchett, pobre mujer); el marido, un poco perdido (Billy Crudup); la hija Bee, que es la típica empollona insufrible (Emma Nelson); la vecina Audrey (Kristen Wiig) y hasta la psiquiatra de turno (Judy Greer). Pero, al contrario que los diálogos vivos, fluidos, maravillosos, de la trilogía mencionada, aquí todo es palabrería, que a nadie interesa. La historia va de mal en peor, y esa última parte es ya el colmo de la cursilería, es como un telefilme navideño, y sin la menor gracia. El despropósito total, vamos. Seguro que, mientras la rodaban, tenían que parar, porque ya no podían más, de la risa tonta...

La película se presenta, de forma pretenciosa, como "a mysterious comedy". Dios mío, ¿dónde está la comedia? Woody Allen, con estos mimbres, habría hecho algo, algún chiste, ¡algo!, pero Linklater y su equipo nadan en la más prosaica de las tonterías, y no consiguen arrancar ninguna risa, menos que menos una carcajada, al espectador. Pero es que Allen es un genio, y Linklater, ¿un farsante, un bluff? Y si vamos a lo de "misteriosa", ufff, entonces apaga y vámonos. La Bernadette del título parece escapar, sí, pero no de su familia, no de sí misma (no se aguanta ni ella, la pobre, de lo pija y tonta que es), sino del fiasco en el que se ha metido. Menos mal que luego la Blanchett ha hecho cosas mejores, como esta TÁR, que tengo pendiente de ver, y en donde parece que demuestra todo su talento bien empleado. Porque lo que es aquí, naufraga por completo, en las heladas aguas del aburrimiento.
Lukas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
29 de noviembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Un aburrimiento total. No hay guión, no hay historia, y todos los personajes que aparecen son insufribles: un montón de pijos neoyorquinos, es decir, pijos de lo peor, que se reúnen en sus apartamentos cool, charlan de cosas intrascendentes y se creen artistas, qué asco. Y encima, la gente va y lo aplaude. Señal de que algo no va bien, y que el séptimo arte está más que muerto. Si quieren resucitarlo con cintas como ésta, falsamente "modernas", para mostrar un retrato de los millennials, vamos listos. Greta Gerwig es fotogénica, sí, pero todos los demás están como de relleno, y su mejor amiga, Sophie, es más bien fea, con esas gafas horribles. Esta historia de amor entre dos mujeres (porque están enamoradas, y Frances le dice todo el tiempo "te quiero") encantará a las lesbianas, desde luego. A los demás, nos la trae floja, la historieta que se ha montado, junto al director, Noah Baumbach. Y encima, con las odiosas comparaciones, al cine de Allen y la Nouvelle Vague...
Lukas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
18 de noviembre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Anoche he podido verla, tal vez por octava vez en mi vida, y esta vez en versión original, como cuando la vi, este pasado verano, el jueves 3 de agosto, en el Cine Albéniz de Málaga. Recomiendo a todos que la vean en versión original, porque así podrán apreciar mejor las voces de verdad, sentir ese tono un poco irónico, a veces, siempre nihilista, de Travis Bickle, o la voz dulce y algo despectiva, de Betsy, o la voz de chuloputas de Matthhew (Sport), o la voz de ya-no-tan-cría de Iris, que interpreta Jodie Foster. Son muchas las cosas que podrían decirse de esta cinta, no sólo la mejor de Scorsese, sino una de las mejores películas de la historia. Pero ahora que la he visto de nuevo, que sus imágenes aún rondan por mi cabeza, podría decir, que la cinta es una especie de sinfonía, propulsada por la música de Bernard Herrmann, en la que sería su última banda sonora, murió al poco de terminar el rodaje. Fijémonos en el arranque. Aparecen los títulos de crédito (unos títulos en ese rojo sangre viscosa) y aparece el coche patrullando la ciudad, el taxi protagonista. Ese intro-obertura marca ya el tono de la película. Es una música con base jazzística, con dos temas: el primero, y principal, es una melodía turbia, dislocada, sucia, muy enervante y desasosegadora. Y de repente, aparece el segundo tema, secundario, que supone un corte brusco, un cambio total, pues es un tema dulce, "amoroso", casi una canción de amor; y de repente, vuelve el tema principal, arrasador, como una tormenta que no da tregua. Este intro es lo que nos da la atmósfera para lo que viene a continuación. La película no sería lo que es, sin esta gran banda sonora.

Claro que la película no sería tampoco lo que es, sin la gran interpretación de Robert De Niro, la mejor de su carrera, junto a otras dos, también con Scorsese: Toro salvaje y El cabo del miedo. Cierto que tiene un guión tremendo, de un nihilismo extremo, del gran Paul Schrader, pero..., como decía Rafael Azcona, en una entrevista con Juan Cruz, en su programa de la Cadena SER "Personaje Privado" (1991), "el guionista es la puta del cine". Es decir, el director utiliza sus servicios, pero al final, quien paga manda, y el que al final hace la película que quiere, es el director. Y aquí es Scorsese el que dirige, y lo hace con una precisión tremenda; igual que en ese secuencia en la que hace un cameo, pequeño papel, y da las órdenes al taxista, haz esto, haz lo otro, mira aquí, no bajes la bandera, etc. Es esta conjunción de grandes técnicos, junto con una dirección maestra, lo que hace de la cinta una obra estremecedora, que puede verse una y otra vez, y siempre es capaz de sobrecogerte. Como ejemplo de lo que digo, pondré a continuación las notas, lo que escribí poco después de verla en pantalla grande, este verano.

Bueno, pues nada, empezó la peli. Taxi Driver, de Martin Scorsese, 1976. La peli la he visto muchas veces, en televisión, pero nunca la había visto en pantalla grande. Por desgracia, la copia no era muy buena. Pero todo lo demás, perfecto. Destaca la banda sonora de Bernard Herrmann, quien murió a finales de 1975, poco después de terminar el rodaje; la peli está dedicada a su memoria. Ya cuando yo tenía 21 años, un amigo de entonces me llamó la atención sobre esta banda sonora, que destila jazz del bueno, de honda melancolía. Si alguien me preguntara de qué va, tendría ya claro qué decirle. Para mí, después de este visionado, trata del infierno en la tierra. Y en esos años, estaba en Nueva York. Ya me di cuenta, cuando vi la serie sobre Andy Warhol en Netflix, el año pasado. A mediados de los 70, Nueva York era una ciudad caótica, sucia, llena de gentuza, y es por eso que Travis Bickle, el personaje que interpreta Robert De Niro (uno de los mejores de su carrera, junto el de Toro Salvaje, también con Scorsese), quiere hacer limpieza, y luego tirar de la cadena (como le dice al senador Palantine, cuando se sube a su taxi). La película es grande por el guión del torturado Paul Schrader, quien al parecer se basó en sus propias vivencias. Y es también genial por cómo está rodada, por la maestría que ya demuestra Scorsese, aquí. Los movimientos de cámara, el desdibujado..., la violencia en los mismos planos, hacen del conjunto algo inolvidable.

Fijémonos, por ejemplo, en cómo filma esos trayectos en taxi, con unos movimientos especiales, una forma de jugar con los colores, los planos, el interior / exterior, ¡es genial! Michael Chapman, el director de fotografía, lo bordó. Esta película ha de verse en las escuelas de cine, para aprender cómo se filma... Digamos que Travis aún cree en el amor, por eso se obsesiona con Betsy, la rubia no contaminada por la mugre de una ciudad asquerosa.Pero el amor es lo que falta, en ese infierno que es NY en estos años. Por eso la prostitución se ha adueñado de la calles. Todo se desencadena, cuando se le cruza la putita joven que interpreta Jodie Foster, Iris. Y qué papel que le dieron a Harvey Keitel, de chuloputas... Lo hace muy bien, sin embargo. Travis, que ya está de por sí trastornado, por lo de Vietnam, se trastorna más aún, y decide pasar a la acción. Así, lo que en esa charla con Wizzard queda desdibujado, poco a poco va tomando forma, en su mente enferma. El pasaje al acto, como en toda psicosis que brota, tiene su momento álgido cerca del final, en una secuencia brutal, rodada con una sequedad y contundencia que te deja para el arrastre. En esta secuencia, que seguro que llevó tiempo el planificarla y ejecutarla, Scorsese-Chapman y demás equipo demuestran que la violencia engendra violencia, y que las armas las carga el diablo, y que no hay glamour en la sangre derramada. La película es dura, pero es verdadera, deja huella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lukas
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 19 20 21 27 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Return of the Obra Dinn
    2018
    Lucas Pope
    7,8
    (52)
    Dei
    2018
    Cosimo Terlizzi
    arrow