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España España · Valladolid
Críticas de Marcos B
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
6
28 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su división en tres bloques diferenciados, haciendo uso de planos de larga duración, Hong Sang-soo, se gano el favor del jurado del Festival de Berlín para obtener el Oso de Plata a mejor guion en la edición de 2021. Un trabajo “pequeño” de solo 66 minutos, que con su particular estilo esconde mucho más de lo que muestra, haciendo énfasis en tres momentos cruciales en la vida de sus personajes; situando las vivencias en inviernos de inusitada calidez.

Filmada en un austero blanco y negro, el color se nos priva para esas otras estaciones que nunca veremos en el film. Es probable que al término de la película, una sensación de falta haga acto de presencia en los pensamientos del espectador; cada uno, golpeado por lo que sí ha visto, decidirá llenar en su imaginario esas situaciones omitidas, intentando alargar en el tiempo la duración real del largometraje.

El joven Youngho (Seok-ho Shin), decide emprender su carrera como actor, pese a las dudas de su distante padre, acupuntor atormentado de prestigio, y el apoyo de su madre; impulsado por la influencia de un veterano actor de teatro. Al mismo tiempo, Juwon (Park Miso), novia del joven aspirante, se traslada a Berlín para comenzar sus estudios de moda. Casi de forma instantánea, Youngho, viaja a Alemania en una visita sorpresa.

Los deseos de avanzar, dejar atrás las dudas, y lo incierto del futuro, se dan cita en un mosaico de reducidas dimensiones. Encuentros y desencuentros, situaciones que intuimos que hayan sucedido, con el componente extra de lo invisible o sutilmente sugerido. Un padre que no recibe al hijo, una madre dinámica, una enfermera enamorada y no correspondida.

El viaje a Alemania de Juwon. El reencuentro ansioso de los jóvenes. El azar de los acontecimientos en una cadena de difícil previsión, que cambia las trayectorias para siempre.

El invierno de la costa coreana bañada con el contraste de una luz especial. El aspirante a actor compartiendo comida con su madre y el viejo actor. Reproches y asentimientos. Ecos del pasado que retornan al origen, mientras pasean por la playa. Todo es igual pero ya nada es lo mismo; al azote de un mar de olas heladas y renovadoras.

Tres fundidos anunciados con música tradicional de cuerda. Un corto que se convierte en largometraje a raíz de la visita del director a Berlín, acompañado por sus actores. La transustanciación del cine, recorriendo caminos no previstos que se presentan sin esperarlos.

El realizador hace las introducciones, confiando la relación de los personajes con el espectador. Puede que se me quede algo escasa, pero compensa con sus elipsis y diálogos. Se hace grande en su bautizo de agua helada ante los desafíos de un nuevo despertar. Final e inicio.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/08/28/a-cinco-estaciones-de-ti-introduction-2021-hong-sang-soo/
Marcos B
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6
22 de agosto de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la vida existen acontecimientos que nos hacen mirar y volver atrás, recogiendo esos instantes pasados, con aire cicatrizante para heridas pasadas aún abiertas. Es prácticamente imposible no volver a tus raíces, sin que el encuentro de lo que fuiste y las personas que una vez amaste, hagan acto de presencia en un íntimo encuentro personal de difícil deriva. En el peor de los casos, un fallecimiento de alguien cercano se convierte en el desencadenante del retorno; por otro lado, es ese fatal trago el que es capaz de unir lazos desatados para hacer balance vital.

La muerte de la abuela de Abril (Silvia Acosta) es el detonante de su regreso a Sevilla desde Londres, donde trabaja en los estudios auspiciados por el arquitecto Norman Foster. Desde la llegada a la capital andaluza, nos acercamos a mirada de Abril: esas carreteras que nos resultan familiares, esos carteles de trayecto que nos acercan al nido, los familiares y amigos en el velatorio, y la presencia de Daniel (Jacinto Bobo), quien fuese novio de Abril durante cinco años hasta una abrupta ruptura.

Guillermo Rojas, director y productor, debuta en el largometraje con sencillez y acierto. Transforma a Sevilla en un personaje más, en el que los lugares que fueron importantes para nuestros protagonistas aportan sumando. Los paseos por las calles durante la breve estancia de Abril, librerías en peligro de extinción donde trabaja Daniel como Cuentacuentos infantil, pequeños cines de arte y ensayo en los que se proyecta el trabajo de Jonás Trueba; esos juegos de miradas, o los hermosos roces de la mano en la butaca del cine. La noche sevillana más europea que nunca; a través de sus bares, al encuentro fortuito de esas canciones que tanto nos dicen en el momento menos esperado.

Planos largos en los que las conversaciones van fluyendo. Recuerdos y cruces de reproches sanadores. La cámara en mano y su dinamismo, en otras ocasiones estática, cuando como observadores al otro lado tememos romper el hechizo. La elegancia, sutileza y respeto de un objetivo que se retira con fundido, después del cuento infantil, dejando paso a una privacidad necesaria. Las cajas son los cofres de sus recuerdos, a veces mostrados, a veces ocultos.

La posibilidad de cambiar la vida en poco más de una noche. Sopesar las posibilidades y la capacidad de hablar en un guion, que se va tornando cada vez más emocionante y cercano al espectador. Acompañados por la sincera partitura de Pablo Cervantes y el tema principal de la película, interpretado por Laura Hojman. Esa mirada blanca, prácticamente inocente, de un amor pretérito, pasado revista en pocas horas. Inevitable la toma de decisiones.

Llena de valores universales y de situaciones que nos resultan cercanas. Así es la carta de presentación del realizador cordobés. Un trabajo que pide una revisión, una nueva vida a la búsqueda de savia reciente dispuesta a mirar. Con aparente sencillez el intrincado sendero de los sentimientos pasados, con rotunda honestidad lo imperioso de una comunicación. El momento, la oportunidad, de una vez más, poder partir con el equipaje bien hecho. Sea cual sea el futuro trayecto o el destino incierto como seres humanos. Atípica y bella.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/08/22/que-ha-cambiado-abril-una-vez-mas-2020-guillermo-rojas/
Marcos B
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7
9 de febrero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si existe una representación de humanidad en el cine del siglo XXI, no me cabe duda que uno de sus mejores vehículos de expresión nace dentro de la animación infográfica. Mientras se nos bombardea en cartelera, semana tras semana , con demasiadas películas de acción real demasiado huecas, el oasis mana tras esas imágenes de colores, canciones, y situaciones que chirrían con otros lenguajes. Son esos oasis los que cuentan con lecturas profundas, personajes bien desarrollados psicológicamente, y tramas clásicas universales que parecen renovarse una y otra vez.

No es ninguna novedad, que dentro de la animación, se cuenten historias apasionantes; lo que sí es nuevo es que mientras antes se daban la mano distintos tipos de narración, alimentándose en simbiosis unos a otros, ahora tenga la sensación de que caminen por senderos paralelos, trabajando a niveles distintos. Y si toman referencias de un cine anterior, sea el Clásico. El atemporal. El inmortal e indeleble clavado en nuestra mente.

Zootrópolis habla honestamente de los sueños y esperanzas de las personas. De cómo Juddy Hopps, conejita de campo, pretende saltar hacia una utopía. Superarse, e ir más allá creando un precedente en la colorida, y muchas veces turbia gran ciudad. Una ciudad compleja, de hermoso envoltorio pero llena de exclusiones, trabas, y dificultades. Habla de esos solitarios, cómo Nick Wilde, que pese a su valía, no encuentran su lugar dentro de una alienante ciudad. Habla de almas separadas, que necesitan encontrarse, pese a pertenecer a especies aparentemente incompatibles.

Lo mejor y lo peor de nuestros días: conciertos de masas, libertad, mafias, ardides gubernamentales, funcionarios, burocracia... Todo ello tiene lugar dentro de Zootrópolis. Separado en diversas lecturas, dirigidas a distintos tipos de espectadores. Las delicias del público infantil, y la mirada adulta que verá la película con otros ojos; un prodigioso equilibrio que nunca renuncia a entretener con altísimos picos de calidad fílmica. La evolución personal de los animales, más humanos que muchos humanos, se sucede en un cauce emocionante y subyugador. Zorros de alma pura, lobos con piel de cordero. Inquietante antítesis que suena demasiado real. Y mientras muchas películas acción real pecan de maniqueas, la animación aquí es sincera, amplia de miras y sin trampas.

Preciosa partitura de Michael Giacchino, que acompaña a los personajes y sus sentimientos. Que entra cuando tiene que entrar, dando un perfil preciso de lo que se está narrando, sin querer exagerar ni minimizar lo visto. Donde una vez más se demuestra, que un guión sólido, es el bloque principal de cualquier película, y que vernos reflejados en los personajes es tan hermoso y difícil, que cuando se consigue hasta duele.



De nuevo para B. que sabe despertarme las musas sin darse cuenta.
Marcos B
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8
13 de diciembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Repudiada, incluso como palabra de uso regular en el diccionario de Real Academia Española, se encuentra la mantícora; criatura mitológica monstruosa compuesta por cabeza humana, cuerpo de león y cola de dragón. Devoradora de personas y, finalmente, representación del mal de la que es preciso alejarse y huir antes de que sea demasiado tarde.

‘Mantícora’ (2022), es el cuarto largometraje del director y guionista madrileño, Carlos Vermut. Realizador iconoclasta y rompedor, no duda en mezclar lo ordinario y real con elementos de la cultura popular y pulp. Desde que irrumpiese con ‘Diamond Flash’ (2011), sienta las bases de un universo personal, que no ha dejado de mutar y replicarse en sus siguientes trabajos: la castiza, laberíntica y celebrada ‘Magical Girl’ (2014), y la sinfónica y amnésica ‘Quién te Cantará’ (2018). Es al llegar a la cuarta criatura cuando no nos atrevemos a mirarla de frente. Vista de soslayo genera puro magnetismo y atracción, si convivimos con ella empezaremos a sentir incomodidad, al asentarse en profundidad sentiremos las frías y aterradoras uñas de sus garras retorcidas.

‘Mantícora’, pertenece al imaginario de las tinieblas, habita en la oscuridad y parece destinada a existir en esos lugares que hieden y hielan la sangre. Adentrarse en su discurso es avanzar entre arenas movedizas y redes pegajosas, absortos en una mezcla de terror, amor y enfermedad que nubla la mente, a medida que el conjunto fagocita y ofrece una perspectiva integral de un abismo que nos devuelve la mirada. Propia, como diría Jodorowsky, — de las sesiones relegadas a medianoche —; una película que parece hecha para pocos, evitando las multitudes de lo mainstream. Dolorosamente enferma y apesadumbrada en su concepción, pero viva muy a su pesar.

Es Julián (Nacho Sánchez) un prestigioso y exitoso diseñador de videojuegos. Una persona introvertida y melancólica, que vive la mayor parte de su tiempo encerrado entre cuatro paredes diseñando criaturas monstruosas. Cuando se desata un incendio en la vivienda vecina, no duda en rescatar y poner a salvo al pequeño Cristian, justo en un momento en el que su madre se encontraba ausente. Este hecho desencadenará un misterioso frenesí de ataques de pánico que no empezarán a cesar hasta que conoce a la enigmática Diana (Zoe Stein), estudiante de Historia del Arte, que no tardará en empatizar con el tímido Julián, diluyendo la ansiedad hasta su práctica desaparición.

Carlos Vermut, dirige con maestría absoluta este espinoso relato repleto de sugerencias. Con tensa calma irá destapando, casi sin que el espectador se entere, un mazo de cartas que desearíamos haber no presenciado. Vermut muestra el terror y la enfermedad, te empapa y te sumerge en ella sin que apenas te des cuenta, para que llegado el momento salte el resorte en la cabeza del espectador. Aquello que nuestra sociedad detesta, la inmundicia del pensamiento conducida por fibra óptica, modelada y registrada con y para el espanto. La cámara se mueve de forma sinuosa, capturando los espacios de la psique con una fotografía liviana, llena de significados y significantes. La música acude y detona; la escuchamos, al igual que su protagonista, con distinto efecto.

La Mantícora se levanta, está viva, es un monstruo muy real al que se le salen los ojos de las órbitas. Camina entre nosotros, observa, padece y siente. Es tan atroz pero tan cabal que solo cabe una forma de detenerse en medio de la jungla de lo real, aplacando los instintos más abyectos y miserables que surcan la mente. Modelando y diseñando.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/12/13/modelando-personas-manticora-2022-carlos-vermut/
Marcos B
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6
16 de septiembre de 2022
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vehículo circula por las calles del centro de Kiev, mientras el resplandor de las farolas acuchilla amenazante el encuadre; en el interior, Olga (Anastasiia Budiashkina) y su madre Ilona (Tanya Mikhina). Ambas, gimnasta y periodista, sufren un atentado contra sus vidas; ambas, en el prólogo de un polvorín a punto de estallar. De esta forma comienza la ópera prima de Elie Grappe, director francés residente en Suiza. Una película que, dentro de su aparente sencillez, contiene varias capas de lectura en la que se mezclan el drama personal, el esfuerzo deportivo, la amistad y los horrores de la guerra.

Aquí, en el preestreno en España, me encuentro en el interior del cine con Anna Boryachenko, hostelera vallisoletana, originaria de Ucrania, miembro de la asociación Kalyna Ucrania, que en los últimos meses ha convertido su establecimiento en centro de recogida de alimentos no perecederos, ropa, medicamentos y donativos, sin dudar un instante en desplazarse hasta Ucrania, para hacer entrega de lo recogido a los huérfanos y víctimas del conflicto a raíz de la invasión rusa. Anna se convierte en la voz y principal ponente del coloquio posterior a la proyección de ‘Olga’; es ojos y oídos en primera persona de lo que ha visto y escuchado en la extensión del campo de batalla.

‘Olga’, exiliada en Suiza, entrena duramente de cara al Campeonato Europeo de Gimnasia, para poder asegurarse una plaza dentro del equipo nacional suizo en los siguientes Juegos Olímpicos. La discriminación y la nostalgia no tardarán en aparecer, sobre todo, catapultadas por los acontecimientos del Maidán, en los disturbios y manifestaciones en contra del gobierno de Víktor Yanukóvich, el por entonces Presidente de Ucrania; unos hechos que forman parte del germen de la actual contienda bélica.

Filmada a través de los ojos de Olga, asistimos al avance en paralelo de los sucesos. Un ambiente opresivo en el que las pantallas y la comunicación, dan testimonio del horror que se esconde al otro lado de cada conexión; un clima que se caldea con cada conversación con su madre y los amigos que ha dejado atrás. El realizador inserta imágenes de archivo que nos sitúan frente a los disturbios de aquellos meses. Nos hace partícipes de ellos y nos transmite un sentimiento de congoja ante lo familiar y terriblemente lejano. La disciplina de Olga se tambalea, ante la disyuntiva de elegir entre su carrera deportiva y su patria. La minimalista partitura se mezcla con canciones recientes, que amplían y afianzan lazos entre amistades imposibles en principio; una válvula de escape en una olla a presión sin espita. Destaca la impecable interpretación de Anastasiia Budiashkina, que se hizo con el reconocimiento a mejor actriz en el pasado Festival de Cine de Gijón.

‘Olga’, llega hoy a los cines y su visionado produce un fuerte contrasentido, ya que la producción finalizó antes del inicio de la invasión, consiguiendo involuntariamente un estrato más en el que poder bucear y analizar el Cine como un ente siempre vivo, no exento a sacudidas y nuevos significados que llegan desde la más cruda realidad. El film de Elie Grappe invita al debate, la discusión y la documentación. Un coloquio que transciende más allá de la fractura cinematográfica y la real, siendo la lesión, aparentemente incurable, un elemento indispensable para poder llegar al entendimiento en el absurdo de la guerra y sus trágicas consecuencias.



https://cinemiamor.wordpress.com/2022/09/16/fractura-entre-cine-y-realidad-olga-2021-elie-grape/
Marcos B
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