Siempre llueve sobre mojado parece decir "Viento de tierra" verdadero tour de force de la desgracia. Y esta serie de desgracias se ceban sobre Vincenzo, un jóven napolitano (un actor, este Pacilli, con un enorme parecido a un jóven Antonio Banderas) y su familia. Forzado a tomar las riendas de su familia tras la muerte del padre y más aún con el desalojo de la casa de su madre, Vincenzo se hace funcionario y militar. Marra adopta un estilo sobrio, en momentos distante (lo que a veces es un inconveniente) para narrar estos acontecimientos, apenas una leve música de piano aparece y sin cargar mucho en la emoción. Pacilli, actor debutante mantiene casi todo el film el rostro serio, inexpresivo muchas veces y el desenlace no es para nada un respiro sino otro ahogo. No es un cine para el simple y llano entretenimiento, ni para la ocasional evasión sino para el compromiso, el atrevimiento de hallar realidades desfavorecidas (notable la escena en la que los militares encuentran a su vez gente en peores circunstancias que ellos en Kosovo) y para salir, una vez más, entre satisfecho y angustiado. Es lo que tienen los dramas, los buenos por lo menos. Y este lo es.