Entretiene pero no trasciende, como producto en sí, es lo que esperas y nada más. Comete errores a los que ya estamos acostumbrados, como el sinsentido de hacer parecer a todos los 'sospechosos', (que luego se transforman en víctimas) terroríficos y malvados, pero solo por algunos momentos, de manera intermitente, cuando luego resulta que solo uno es el malo.

¿Es eso natural? Pues lógicamente no, porque qué necesidad hay de adoptar una pose que de veras invita a pensar que eres un enviado del diablo y que nada más ver tu mirada se puede pensar en que disfrutas haciendo el mal. Ni hablemos ya si aparte del humor aleatorio y las miradas amenazadoras, como si quisieran decir algo de vez en cuando hablas de una manera de repente muy segura y clara y no en voz precisamente alta, lo cual inspira temor. Pero eres tú el que deberías de tener miedo, pues hay cadáveres en el ascensor.

¿Conocen a alguien que podría comportarse de una manera similar en esas circunstancias, si no es el eliminador de turno? Pues entonces poco creíble, de acuerdo, la ambientación y la atmósfera son de los componentes más fundamentales del cine de terror, pero el efectismo del diablo como el mal con forma humana se vio con mejores ojos en 'Fallen'.

Dejando de lado las irrelevantes relaciones que se saca de la manga el filme, hasta su premisa es engañosa, pues los pobres desgraciados del ascensor ni se llegan a plantear que toda esa perturbación de la que están siendo víctimas se debe a algo concretamente paranormal, algo que le hubiera dado mayor interés y profundidad al filme y a los personajes.

El desenlace también es bastante pobre, pues es como si solo, determinadamente, te ofreciera piezas sin relación directa de un puzzle cuya supuesta forma original que se intuye pero cuya proyección no se vislumbra con claridad. Y de un filme que no toca su potente premisa a lo largo de su corto transcurso, lo mínimo que se espera es que se detenga en esclarecer sus componentes.

Lo único que nos queda entonces es una película entretenida y nada más.