Como bien dice el director iraní, estamos ante una copia de una serie de películas tales como “Siempre te querré” de Rossellini o las dos películas, “Antes del amanecer” y “Antes del atardecer”, dos impresionantes películas que necesita que el tiempo las ponga en su lugar pues son dos pequeñas joyas.

Copia certificada es una película inteligente, una obra sabia y aunque haya ciertos momentos en las que pueda decaer su ritmo o su intensidad, la película tiene su propia personalidad aunque de una copia se trate.

El director es inteligente y nos habla del término “Copia” en el arte y su valor, Kiarostami sabe impregnar su sabia personalidad en esta obra que habla del amor, de la vida, de las relaciones, del matrimonio, de la religión, del arte...es un guión muy sabio e inteligente que utiliza como modelo el estilo de algunas películas famosas.

El transcurso de la historia narrada en un día o los problemas matrimoniales nos recuerdan a las películas antes mencionadas pero no solo el estilo sino también de sus diálogos, la forma de hablar de los personajes o de ver la vida y de sentirla, simplemente nos recuerda a las calles de Viena de dos jóvenes adolescentes que nueve años más tarde se encontrarán en París hablando de la vida y de la desilusión del amor.

Copia certificada tiene personalidad propia y Kiarostami sabe dársela con ingenio y también se debe a la gran interpretación de Binoche, qué más puedo decir de ella, que te enternece en Chocolate, que te muestra el dolor y la soledad de Azul, que muestra la desesperación de una familia ahogada en terror o en una mujer que ha de mostrar la evolución de una fan que se trasforma en la mujer de un escritor, simplemente Binoche está impecable en un papel tan difícil pues su naturalidad es sencilla y pura, su interpretación es coqueta y simple, simplemente, es genial, cada plano con ella es un regalo.

Binoche, borda el papel, hace de esa naturalidad algo mágico.
Copia certificada decae en algunos momentos pero pocos, es difícil copiar obras geniales pero Kiarostami sabe hacerlo con maestría.

Bravo a Kiarostami y a Binoche.