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La nana

Drama. Comedia Raquel, una mujer agria e introvertida, lleva 23 años trabajando de niñera para los Valdés, una familia de clase alta de Santiago. Un día, Pilar, su patrona, contrata a otra niñera para ayudarla. Raquel, sintiendo peligrar su lugar en la familia, espanta a la recién llegada con crueles e infantiles maltratos psicológicos. Esta situación se repite una y otra vez hasta que llega Lucy, una risueña mujer de provincias, que logra atravesar ... [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Nana pertenece a ese tipo de cine directo, real como la vida misma, sin artificios, sin tapujos, que enseguida logra conectar con el espectador y lo hace gracias a la manera de trasladar a la pantalla el personaje de Raquel, la Nana.

Bajo una historia verdaderamente sencilla, un guión certero y un "tempo" rápido de pélicula, Sebastian Silva, con ésta su segunda película, nos presenta a una Nana que no para quieta un momento, barre, friega, cocina, atiende a los numerosos niños y que tras el paso de los años, el ajetreo diario comienza a pasarle factura.

Para remediar la situación, la patrona de la casa decide contratar otra persona para que ayude a nuestra protagonista, pero Raquel, es una persona encerrada en su rutina que no atiende a los sentimientos, desconfiada y muy celosa del status que ha alcanzado en el seno de la familia, se lo pondrá muy dificil a todas las que pasan por allí, hasta que consigue conocer a Lucy, que no sin paciencia, consigue transformar a esa Raquel difícil e inaccesible.

Una pelicula pequeña (por presupuesto) y grande a la vez, grande por la forma que utiliza para empatizar con la protagonista, una excelente Catalina Saavedra que en su primer papel protagonista consigue enamorar con su actuación.

Nota: Un 7
Sanjuan
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25 de octubre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Raquel (Saavedra) es una mujer entre agria y amargada, que trabaja de nana desde hace 23 años para los Valdés. La señora de la casa un día decide contratar a otra nana para que la ayude, desatando en Raquel un pavor a perder su lugar, comenzando una cruel batalla psicológica con la recién llegada. Y así, una y otra vez...
Una buena película chilena, con muy buenas caracterizaciones de los personajes, especialmente el angular personaje de la nana, una mujer amargada, mustia, renegadísima. Posee además interesantes y humanistas rasgos de humor y pese a algunas lagunas narrativas, es una película más que estimable, que ofrece como lectura final el que es tan plausible como necesaria la fusión e interrelación entre distintas clases sociales pues es un ejemplo diáfano de "feed-back".
kafka
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6 de julio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sebastián Silva escribe y dirige su segundo largometraje, una inteligente e insólita comedia, narrada desde el cotidiano punto de vista de una sirvienta que vive y trabaja con, y para, una familia de clase alta. El director chileno crea un retrato social, de clase y un hosco retrato de persona solitaria y acomplejada.

Un enternecedor drama social, narrado con una usual dirección e interpretado espléndidamente, sobre todo por Catalina Saavedra, cargado de sentimientos tan humanos como la envidia, el afecto hacia una persona o el cambio de comportamiento.

El director consigue con media docena de actores y un casi único escenario acercarse al mundo interior de la soledad de un personaje homérico y mostrarlo tal y como es. Los giros de guión resultan sorprendentes, sobre todo al llevar al relato hacia un territorio más escabroso, poco habitual en este tipo de dramas sociales. La nana es una historia sobre la falta de identidad, el miedo, la soledad y deja entrever el enfrentamiento con el mundo.
Angel Lopez
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16 de abril de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Raquel no es la criada de los Valdés, una familia de clase alta argentina: es la nana, que parece una forma más cariñosa de llamarla y de tratarla. Desde luego, parece que ellos la aprecian. Lleva más de 20 años en la casa. Toda una vida. Ha visto nacer a sus hijos, a los que mima y cuida (al menos, al chico) como si fueran suyos. Porque para Raquel, los Valdés son su familia, o lo más parecido a ella y lo único que da calidez a su vida, porque ella vive para trabajar allí. Sabe que es la pieza fundamental que conoce sus rutinas, está atenta a todo y les organiza con eficacia y laboriosidad hasta convertirse en imprescindible. Es verdad que es un poco seca. No puede evitarlo. Si no fuera por esa familia, parece que estaría completamente sola. Su propia madre es una voz de cumplido al teléfono en dos o tres ocasiones al año. No tiene amigas para disfrutar de su tarde libre, ni ningún lugar donde ir en las fiestas o en Navidad. Nadie la espera en ningún sitio fuera de esa casa donde se siente segura, mientras trabaja incansablemente con su rutina libre de sobresaltos.

Pero ahora está en crisis. El tiempo ha pasado desde que empezó a trabajar con ellos, y siente los años como la mula de carga que piensa que su futuro será tenebroso cuando no sea útil para nadie. Está nerviosa y preocupada, su salud se resiente, está más amargada y enfadada cada día y odia a la hija de la familia que tiene toda la vida por delante. Sin embargo, su familia postiza la quiere, además de necesitarla, y la sienten como parte de ellos. La Raquel es la nana, no una criada, y contratan a otras mujeres para ayudarla. Van pasando varias nanas de todo tipo, a las que va espantando, porque ella siente siempre la misma amenaza: que la sustituyan y le arrebaten su trabajo, es decir, su “familia” y su propia vida.

Hasta que un día aparece la cara de su moneda. La Lucy. Una mujer feliz. Una criatura optimista que le resulta desconcertante. Una nana que se echa a la calle sin miedo, a correr hacía ninguna parte, después de un día de trabajo. Una persona inmune a sus provocaciones, pero sensible a la soledad, las heridas y el desamor que advierte detrás de su coraza de manías y su retahíla de reproches y gruñidos. La amiga que ya no esperaba tener. La casa para pasar la Navidad en familia. La que la reconcilia con su pasado y le da esperanza para el futuro. La que le enseña a trabajar para vivir y a salir sin miedo de las cuatro paredes de esa casa, para correr libre a ninguna parte, después un día de trabajo…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
paki
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13 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Deliciosa película sobre la necesidad de amar, de cariño, de reír, de vivir que tiene una mujer castigada por la vida.

Raquel, la nana que da nombre a la película, es una mujer agria, severa, sin el mero gesto dulce con los niños, solo se entreve una complicidad especial con el hijo adolescente de la familia, una mujer de mirada dura e impenetrable, que desde el principio parece demandar a gritos de silencio ayuda, la necesidad de un gesto cariñoso que la devuelva a la vida, de recibir el amor que ella no se cree capaz de expresar. Ayuda que llega en forma de Lucy una mujer risueña, dulce, viva.

La película no necesita desgranar cada hecho en la vida de sus personajes, la primera conversación de Raquel con su madre ya deja entrever parte del lastre emocional que arrastra esa mujer.

A destacar la interpretación de la actriz, Catalina Saavedra, que imprime en cada mirada, en cada gesto, incluso en sus andares un grito de desolación.
sbarres
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