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La nana

Drama. Comedia Raquel, una mujer agria e introvertida, lleva 23 años trabajando de niñera para los Valdés, una familia de clase alta de Santiago. Un día, Pilar, su patrona, contrata a otra niñera para ayudarla. Raquel, sintiendo peligrar su lugar en la familia, espanta a la recién llegada con crueles e infantiles maltratos psicológicos. Esta situación se repite una y otra vez hasta que llega Lucy, una risueña mujer de provincias, que logra atravesar ... [+]
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
22 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría Enero del 2009, cuando nos enterábamos por la prensa que “La Nana”, una cinta chilena de bajo perfil hasta ese momento y de la que muy poco se sabía a nivel comercial, se quedaba con el premio a Mejor Largometraje Dramático Internacional en el Festival de Sundance, EEUU, evento reconocido como el más importante que premia al cine independiente en el orbe. Además, su protagonista, Catalina Saavedra, obtenía también un premio especial por parte del jurado por su rol en la cinta. Desde ese momento, comenzaba una expectativa pocas veces vista en el cine chileno en torno a este film, dirigido por Sebastián Silva, músico y cineasta recordado por su última película de corte experimental “La Vida me Mata” (2007).

“La Nana” cuenta la historia de Raquel (Saavedra), una asesora del hogar puertas adentro quien lleva casi 23 años trabajando en la casa de una familia compuesta por los padres y tres hijos, todos de corta edad, y quienes le dan más trabajo de lo normal. La cinta, a través de un total seguimiento, nos muestra cómo puede llegar a vivir y, en palabras simples, lo que siente una mujer que ha dedicado su vida por satisfacer las necesidades de otros, y que forma parte de una familia, la cual no le pertenece.

El fiel reflejo de innumerables mujeres en este país y en todo latinoamérica es el que nos presenta Sebastián Silva, con un reparto de excepción conformado por Catalina Saavedra, Claudia Celedón, Alejandro Goic, Mariana Loyola, Anita Reeves, Andrea García-Huidobro, Luis Dubó y Delfina Guzmán. Un mundo para muchos distante es el que vemos de manera opuesta. Tal como lo hiciera Amenábar con “Los Otros” (2001) y Clint Eastwood en “Cartas desde Iwo Jima” (2006) -por nombrar ejemplos contemporáneos-, en “La Nana” vemos la otra cara de la moneda, en la que poco nos interiorizamos o en la que simplemente no queremos ver.

Mucho más allá de pretender ser una crítica social o de acabar siendo un trabajo de rápida conmoción, Silva, a través de una cámara omnisciente, a pulso y en constante movimiento, mezclada con planos a distancia para luego volver a primerísimos primeros planos; sigue los pasos de Raquel, la que almuerza sola en la cocina mientras la familia se reúne en comunidad; la que pone en marcha al hogar desde las 6 de la mañana, siendo la primera en levantarse y la última en volver a su habitación; la que conoce cada una de las mañas y requerimientos especiales tanto de sus patrones como los de sus queridos niños; y a la que le intentan alivianar su trabajo poniéndole más de una ayudante para las labores del hogar, ocasionándole un total quiebre estructural. Todo esto abordado con mucho sentido, humor negro y ojo crítico, con personajes de un espontáneo y delirante sarcasmo, pero brillantemente bien definidos.

“No hay culpables”, dice Silva, “la familia no es tiránica ni esclavista, es simplemente un fenómeno que existe en América Latina, una herencia del colonialismo”. Y de esa manera lo comprendemos y he ahí el mérito de esta cinta de bajo perfil, pero que ya se alza como una de las mejores producciones nacionales en los últimos años en Chile.

El trabajo de Catalina Saavedra es sencillamente brillante. No por nada fue comparada con Anna Magnani (actriz italiana ganadora del Oscar en 1955) en su paso por Sundance y fue propuesta su nominación al Oscar para el próximo año por más de algún crítico especializado del país del norte. La actriz nos transporta en emociones, desde la angustia y el total abandono a la esperanza hallada en una rutina desalentadora pero pasional, al fin y al cabo, colgando al espectador en el vacío para luego atar nuevamente el nudo en la garganta. Quizás, la única capaz de interpretar lo que el director quería representar y vaya que lo consiguió con creces.

Destacar el trabajo del resto del elenco. Claudia Celedón demuestra una vez más su gran talento y Alejandro Goic retorna al cine después de varios años ausente. Anita Reeves se roba la pantalla durante su aparición y Mariana Loyola eclipsa la pantalla con un papel sobrio, pero profundamente conmovedor.

Esto es “La Nana”, una película chilena filmada casi íntegramente en el interior de la casa de los Valdés, con una banda sonora casi inexistente y que fue filmada sin ninguna otra intención que provocar. Y que hoy por hoy, se convierte en la cinta más exitosa del presente año y de la que aún quedará mucho más por hablar.

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www.elotrocine.cl
Wladimyr Valdivia
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27 de abril de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es un ejemplo de que el buen cine se puede hacer con solo una casa con piscina, seis actorazos y un guión de alta calidad. Pasamos de odiar a querer a la brillantísima Catalina Saavedra (la nana) que se te clava como una espina propia. Es una lástima que estas películas no tengan más publicidad, más salas, más tiempo...
Si tuviera que ponerle un pero sería el ritmo, que al principio resulta lento. Es lo que te pide el cuerpo con una película así, pero ya estamos desacostumbrados a la ausencia de explosiones y rayos láser....lástima....
cepeda
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9 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un principio por la carátula de la película puede llevar al error de tratarse de un género de terror o un thriller, aunque posee gotas de este último, está muy lejos de lo anteriormente comentado.

Sebastián Silva consigue con apenas una decena de personajes contarnos una historia que se podría dar por creíble en cualquier hogar de Chile o parte del mundo. Una sirvienta que lleva más de dos décadas trabajando para una familia acomodada, con una personalidad introvertida, huraña y poco dada a las demostraciones emocionales. Esto sumado a que cada año se encuentra más mayor y mermada de salud y que sus jefes deciden poner a una ayudante para reducir su trabajo, nos mostrará en la piel de la Nana a una persona aún más negativa y con un comportamiento que raya la locura y la pérdida de juicio. Como comentaba anteriormente, sin ser un thriller en la medida completa, si posee por momentos esa atmósfera de suspense que nos deja el cuerpo con un malestar evidente. Atención especial a la escena con el gato, o a la escalada de Sonia.

Pero por arte de la casualidad, llega a su vida una ayudante provinciana, con un rollo emocional y físico que contagia y la cual parece que sabrá manejarse en esas condiciones con la Nana madura.

Hay que reconocer que Catalina Saavedra no es solo la Nana, es la película. Se la echa al hombro y carga con todo el peso de ella sin fisuras y encontrándose muy cómoda en ese perfil de amargada. Me ha sorprendido gratamente.

Quizás la historia para ser mejor tendría que haber reducido historias banales durante el metraje y contarnos más cosas de la vida familiar de esta mujer, para poder entender ese comportamiento tan particular. Un álbum de fotos y una llamada telefónica...no es suficiente.
THE CROW
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9 de abril de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué frescura y naturalidad. La mejor película chilena que he visto hasta el momento. Con un intimismo muy real, llegamos al corazón de esta familia y, lo que es más complicado, de Raquel, una mujer que parece que conozcamos de antes, porque quién no ha visto esa expresión seria en algunos rostros que con un poco de cariño se vuelven dulces.
La interpretación y el desarrollo del film son casi perfectos, y todo sucede dentro de una casa...
Es curioso cómo refleja la importancia de la madre de familia en todos los asuntos domésticos, frente al paso casi de puntillas en la realidad familiar del padre, que a penas interviene.
También supone una reflexión sobre la vida a medias de estas "nanas" que dedican toda su existencia a una familia que no es la suya.
Maravillosa, muy real, una obra maestra.
julieta
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16 de abril de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Nana se acerca al mundo de los instintos primitivos. Rebusca y hurga en lo más primigenio del ser humano trazando una historia claustrofóbica y punzante que desata las iras del espectador, agobiado entre los devenires de una asistenta que ha perdido su razón de ser, su personalidad, e incluso el sentido de una vida gris sobre la que nada hay que contar. El segundo film del chileno Sebastián Silva, se resguarda en una fotografía oscura y un guión bien trazado para narrarnos la historia de Raquel, una nana, como dirían allende los mares, que lleva más de veinte años trabajando en el hogar de una familia de clase alta.

El terror psicológico juega un papel importante en el film. La asistenta somete cruelmente a sus compañeras a través de juegos infantiles que crispan los nervios. El director navega con rumbo firme en la necesidad innata del hombre de atención, de calor humano. Catalina Saavedra ejerce, con maestría, como ogro repulsivo e inmundo con el que es imposible empatizar, al menos en principio, porque jamás esboza una leve sonrisa. La película pierde ritmo de vez en cuando, y la carga narrativa se ve afectada en ocasiones por un desarrollo demasiado lineal de la historia. Sin embargo, Silva consigue retratar a la perfección el destrozado mundo interior de la asistenta. La falta de cariño y de autoestima, la defensa del territorio y el temor a la soledad hacen que se encierre en sí misma, creando una sensación desasosegante en la que la ansiedad aparece presente en todo momento. Desde las pastillas que Raquel utiliza cuando le duele la cabeza, hasta su habitación, aislada, agobiante, pequeña como el cuarto de un esclavo, crean una sensación constante de ahogo y desazón.

La crítica la avala. Varios Colón de oro en el festival Iberoamericano de Huelva, nominada al Globo de Oro como mejor película de habla no inglesa y premio del jurado en Sundance. Silva, músico, pintor e ilustrador construye con sutileza una tragicomedia sensible y divertida. Una historia habitual y cercana que, exceptuando alguna interpretación irritante, sobre todo, por parte de la familia aristocrática, sale a flote con solvencia.

Destaca, ante todo, el papel de Catalina Saavedra. Actriz, casi neonata en el cine, experimentada en teatro y televisión, retrata a la perfección el mundo del trabajo doméstico, la alienación, y el desprecio que suscita. La Nana, conseguirá una recaudación humilde como su protagonista, cederá terreno a favor de otro tipo de películas y pasará desapercibida para el gran público. Aún así, de vez en cuando merece la pena acercarse a la honestidad de una película narrada con pocos medios y mucha imaginación. El cine sudamericano, cada vez está más vivo.
Dmon1987
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