La nana

Al empezar a ver una película uno se queda asombrado ante la cutrez técnica que aparece ante la pantalla. Sorprende la total ausencia de banda sonora, la poca calidad de la cámara, la simpleza de los planos, el poco sonido que se recoge, la mala iluminación existente... Tal vez esas carencias técnicas se deban al presupuesto, o tal vez se deban a la desmesurada originalidad tan bien valorada por algún que otro critico; pero la verdad es que tanta cutrez ahuyenta al más pintado.

Dejando valoraciones técnicas a un lado, he de reconocer que el argumento me ha gustado mucho; es original y da pie a muchas situaciones interesantes. La película nos cuenta la historia de una mujer que lleva más de 20 años trabajando como interna en una casa para una familia adinerada. Su continua dedicación le han ocasionado dos problemas. El primero, una alienación que le impide tener una vida propia; y el segundo, un estado importante de desgaste físico. Cuando la patrona trata de ayudarla contratando a otra interna que la ayude, saltan todas sus alarmas y pensando que la nueva se puede apropiar del puesto de trabajo, se dedica a hacerla la vida imposible.

El problema de esta magnífica linea argumental principal es que sus subtramas están bastante peor perfiladas y el guión que la acompaña no está lo suficientemente bien desarrollado. Eso, añadido a su pobreza técnica la convierte en un largometraje más propio de unos estudiantes que de un realizador profesional. Tampoco se entiende muy bien la fascinación del director por incluir escenas de desnudos todalmente gratuitas.

Además del argumento, los otros dos puntos destacables son el extraordinaria interpretación de Catalina Saavedra, y el personaje de Lucy.

Película sencilla pero muy eficaz, sobretodo llega al corazón a las personas que han tenido alguna vez una "NANA" o tienen algún familiar que ha trabajo como una y tal vez inconscientemente te hace ver de otra perspectiva su situación en el grupo familiar y valorar mas aun.

Sencilla película, mezcla de melodrama y comedia negra, que nos narra las desventuras de (como bien indica el título) la nana (Catalina Saavedra) de una adinerada familia (atención a su asfixiante hogar, lleno de estrechos pasillos). Dicha nana, cuyo nombre es Raquel, ve peligrar su puesto cuando deciden que es hora de contratar a otra persona para que la ayude con las tareas domésticas, ya que últimamente parece que no puede con todo. Raquel, una mujer introvertida (terriblemente hermética) y seca, ideará toda clase de fechorías para deshacerse de posibles competidoras.

La película cuenta con dos partes bien diferenciadas, tanto en tono como en intenciones. Durante la primera parte somos testigos de los distintos juegos psicológicos que nuestra protagonista despliega sobre sus nuevas compañeras, es decir, en esta primera parte predomina el tono cómico (el cual nunca llega a ser tan negro como cabría esperar). Por el contrario, durante la segunda el tono se vuelve más meloso, así como se evidencian (un poquito más) las carencias que sufre Raquel. Esta parte resulta algo más blandita y condescendiente, pero también más satisfactoria.

Me gusta el retrato de familia (semi) disfuncional que proponen, aunque casi todos los personajes quedan eclipsados por Raquel, puesto que ella es el epicentro de la acción y, claro, de la película. Del mismo modo que todos los intérpretes están correctos, pero, vuelven a quedar eclipsadas por nuestra protagonista, quien consigue que su personaje pase de ser odiado a (casi) venerado, gracias a la transformación que éste sufre a lo largo del metraje y al buen trabajo de Saavedra. A pesar de algunos apartados francamente mejorables (su acabado feísta fruto de un apartado técnico de lo más deficiente, algunos pasajes demasiado sensibleros…), se podría decir que estamos ante una película agradable y vitalista que deja con buen sabor de boca.

“La Nana” es cine domestico basado en la cotidianidad de personas sencillas, diríamos que anónimas, en la búsqueda de dignidad. Ser doméstica no es la esclavitud, pero en algo se le parece. El hogar debe ser servido por sus habitantes y no por otros. Con todo y el buen trato, con todo y las muestras de cariño externos producto del tiempo y la costumbre, nada sustituye al verdadero afecto basado en la sinceridad y el compromiso. Y por ahí van los tiros de ésta historia con interpretaciones espontaneas y sencillas que realzan la naturaleza sofocante de una personalidad atrapada en su desdicha y destino.

Las intenciones indescifrables del planteamiento de "La nana" se vuelven un poderoso recurso de enganche. ¿Por qué camino nos llevará Sebastián Silva? ¿Querrá señalar con el dedo la actitud sutilmente clasista de la feliz clase media-alta chilena? ¿Se quedará con el costumbrismo y el "cachito" de realidad? ¿Desembocará todo en una tremebunda variante de bajo presupuesto de "La mano que mece la cuna"?

Cuanto más se desenmaraña el ovillo, esas intenciones cristalizan en algo mucho más simple y lamentablemente la historia de esa empleada de hogar que pasa por un bache anímico pierde fuelle. Aunque sólo por ver cómo aprovecha unos recursos tremendamente limitados (uno puede llegar a pensar que está viendo un "screener") y las interpretaciones de todo el reparto vale la pena acercarse a esta muestra del semi-desconocido cine chileno.