El bar

Álex de la Iglesia prepara una idea a priori atractiva. Sobada pero atractiva. La emoción dura 5 minutos. El resto de la película se convierte en un suplicio para el espectador que espera al final de la película para decir “vale, el final justifica soberano insulto” pero no; el final acaba haciendo explotar la indignación acumulada de 95 minutos de trama surrealista, fomentada en ocurrencias aleatorias de unos personajes que no tomaron su mejor decisión escogiendo esta película.
Los diálogos son vacíos, encarnados por actores como Carmen Machi que parece verse capacitada para hacer una comedia y al día siguiente una ciencia ficción. Por no hablar de la actuación sobredimensionada de Jaime Ordóñez en su papel de agorero/catastrofista.
En definitiva, la peor película que he visto en mi vida y la cual recomiendo a todo el mundo para saber qué es lo que no hay que hacer a la hora de producir una película.

La idea inicial parece interesante. Un grupo de personas entran en un bar. En el momento de salir uno de ellos, se le asesina. No saben quién es el autor, solo saben que al salir la segunda persona, también es asesinada de un tiro. Todo el barrio huye y el grupo deberá decidir qué hacer.

Repito, la idea inicial podría ser un hilo con el que hacer una buena película, con trasfondo, indagando en la historia de cada quien... las ideas de guión que van surgiendo también podrían ser interesantes (ataques terroristas, virus...) pero se convierte en una pelicula superficial, que no aporta nada. Con mucho chillido, mucho llanto para intentar dramatizar sin éxito las escenas, y golpes sin ton ni son. Además, está plagada de estereotipos que no sabes bien si quieren romper o reforzar (barba,árabe=terrorista; chica guapa; mujer ama de casa; áfrica=ébola, bar de barrio humilde=suciedad...) y así sigue durante toda la historia.

En fin, de esas pelis que refuerzan la triste idea que el cine español no vale la pena.

Es una película que no tiene ni pies ni cabeza. Como se puede hacer algo tan malo. Los "actores" de pena. Debe ser la típica película en la que los "actores" se hacen la pelota unos a otros y al director diciendo lo bien que han estado pero en realidad todos piensan que menuda porquería de interpretaciones.Puede ser que la culpa de las malas interpretaciones se deba a la basura de guión y a la dirección. Alucino cuando ví al personaje que dirige esta película en la sexta haciéndose el importante. El típico gracioso con renombre al que todo el mundo le da palmaditas en la espalda porque queda muy bien. Hacer esta película es un triste reflejo de la sociedad en la que vivimos.

Pues eso, que solo me gusta Israel, es el único que me llama la atención de este vodevil epidémico absurdo, que si bien es bastante entretenido ya que no da respiro, por instantes me recuerda a las horas más bajas de una comedia televisiva. Mero pasatiempo simpático que yo creo en su día me impresionó por la arrolladora presencia de Israel, pero que visto por segunda vez no resulta lo mismo porque reparas en lo no tan bueno.

Ni Elena (Blanca Suárez) me cae simpática, más que íntegra la asocio más con un perfil de persona bienquedada y algo ingenua, no sé, no es un perfil de personaje que me enamore.

Por lo general, los actores (hombres) maduros suelen ser mejores actores más por maduros que por actores, o al menos por los papeles que les dan, o al menos a mí casi siempre me sugieren más, por su cinismo o sarcasmo, por sus tablas y su templanza a la hora de transmitir, me parece que los personajes que interpretan no se atienen tanto a la corrección política ni persiguen tanto el impacto tan cotizado mediante la manipulación emocional u otras filigranas tóxicas, ni tampoco la aceptación incondicional; desde ese enfoque hasta son más rectos e íntegros por muy hijos de puta que sean en la pantalla. Ordóñez se sale, a Awada y a Climent casi no se les dejan intervenir, pero el personaje de Casas no me dice nada, me cae mal, nunca va de frente (aunque quizás así sean la mayoría de los 'jóvenes' en la vida real). Secun de la Rosa tiene el mismo rol que siempre le he visto, el de agitador, aturullado, que desbarata el suspense.

Me quedo con Ordóñez, cachondo mental y tarado. Lo difícil que tiene que ser dar vida a alguien tan errante y estrambótico, sin embargo lo fácil que hace que parezca. Pero ni tanto ni tan calvo: no es una mala película y me sorprende ver a muchos ponerla como si fuera la peor mierda que hayan visto en su vida.

Es decir poco si la película le falta a lo mejor un poco más de chispa, pero no es mala. Pasas un buen rato viendo como la humanidad queda reflejada en un bar. Es verdad que la historia en sí no tiene nada que ver con el trasfondo de la película, ya que es el pretexto para hacer ver como las personas no son lo que parece ni se parecen a lo que quieren aparentar. Después el reparto ayuda un poco, todos tienen ese ápice de excentricidad a la hora de ponerse en vereda, cumplen con sus papeles aún siendo algunos fuera de lo normal.